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20 AÑOS MIRANDO AL SUDESTE
Desde Chile, Víctor Hugo Ortega
La particular cinta de Eliseo Subiela, "Hombre mirando al sudeste", cumple su vigésimo aniversario y sigue enmarcada como una de las películas sudamericanas más importantes de todos los tiempos.
Cuando se mira la cartelera de cine de las últimas semanas cuesta elegir. Al norte, aparecen las historias corales representadas por "Crash", con un oscar a mejor película bajo el brazo. Al Oeste, la no menos interesante "Paraíso Ahora", de un tal Hany Abu-Assad, realizador palestino que viene precedido de todo tipo de galardones y buenas críticas. En puntos cardinales indefinibles, aparece "Oldboy", estética de la violencia para algunos, un nuevo aporte oriental a la linealidad hollywoodense para otros. Pero en una dirección específica, el sudeste, hay un vacío, una suerte de territorio que no es poblado cinematográficamente desde hace 20 años, cuando el cineasta argentino, Eliseo Subiela, escribió y dirigió una de las películas más grandes que han sido realizadas en esta parte del mundo.
"Hombre mirando al sudeste" (1986), obra incesante de originalidad y creatividad que parece ser una reflexión sobre la posguerra de las Malvinas, que parece ser un tirón de orejas para el individuo egoísta de la actualidad, ese que no tiene tiempo ni tolerancia para sentarse a escuchar la historia de un loco que dice venir de otro planeta. Ese loco de rostro impenetrable es Rantés (encarnado por Hugo Soto), quien aparece un día en el manicomio del doctor Julio Denis (Lorenzo Quinteros), asegurando que es un enviado de otro planeta que ha venido a investigar "la estupidez humana".