Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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ESCRIBIR/FREGAR
Carlos Yusti

Un personaje de la novela La vida instrucciones de uso, de George Perec, tiene como trabajo revisar los diccionarios para tachar aquellas palabras que ya no se utilizan, lo cual me hizo pensar en algo subalterno que me sucedió. Fui a una panadería y me atendióuna amable muchacha con una sonrisa calcada de un arcoíris. Como broma le dije que me diera la ñapa. Me dijo que eso ya no se usaba. Puse cara de interrogante afable y entonces la joven aclaró: “Digo que esa palabra de mis abuelos ya no se usa”. La lógica de la muchacha era aplastante. Como la palabra ya no se empleaba la acción que nombra también había dejado de tener sentido.

Todo esto me llevó al Quijote de Rico. Bueno del Instituto Cervantes que editó una edición impecable de la novela cervantina, en la que colaboraron alrededor de 100 cervantistas,dirigidos por el catedrático Francisco Rico. Este Quijote de Rico ha expurgado muchos erratas y remozando los errores  tanto de Cervantes como de impresores sucesivos. E lQuijote sería inteligible por el frondoso follaje de palabras y expresiones que han caído en el foso del desuso, sin mencionar la organización lingüística del texto. Rico apunta: “Es una obra moderna, porque contiene toda la historia de la literatura. En la literatura hay dos posibilidades: huir de la realidad o acercarse a ella. Bueno, pues ambas opciones están en El Quijote como personaje. Y es también moderna por su lenguaje. La literatura se ha hecho de acuerdo a una idea ideal del mundo y en un lenguaje ideal. En el momento en el que quieres contar algo de la vida cotidiana, la cosa deja de ser ideal. Al contrario, con palabras cotidianas le has quitado todo el misterio y lo reduces al plano de la realidad. Eso lo hace Cervantes contando las cosas como habla”. Allí está el secreto de la escritura: trabajar con el lenguaje de todos losdías, moldear esa hojalata de las palabras cotidianas para sacarles algunas chispas de belleza.
Mi profesor de castellano Humberto Gonzáles, amigo de la polisemia (y de los malabarismos aforísticos tana lo Lichtenberg) me dijo: “Escribir es como andar en esa bicicleta de las palabras o como fregar. A veces escribiendo se pedalea mucho y no se va aninguna parte. Escribir para fregar el lenguaje o para fregar el estilo o peorpara fregar a los demás, nunca lo que se escribe es impune o inocente. Ahora siquieres fregar platos o a las palabras para quitarle lo percudido por el uso setiene otra posibilidad de la escritura, y si luego montas en bicicleta parallegar a un punto, y no precisamente y aparte, estas fregado”.
Revisando el blog del escritor Fedosoy Santaella me encuentro con esta ñapa: “Esto te parecerá raro, pero te cuento que me gusta fregar. Sí, fregar platos. Debo decir que yo al principio no sabía. Eso fue hace un montón de años. No sabía, no tenía la técnica. Una tarde, una amiga, una compañera de estudios, me vio fregando y me regañó. Me dijo que yo no sabía fregar, y me explicó que primero se deben fregar las cosas menos grasosas. No podía empezar por la olla (yo había empezado por una olla) sino más bien por los vasos, y luego seguir con los platos, y los cubiertos y así. Desde ese día aprendí a fregar de verdad, como se debe”.
Y escribir (pienso entonces) es como fregar. Fedosy, quien es un aplicado y solvente escritor,  a través de su confesión sigue una técnica para fregar bien y algo parecido ocurre cuando se escribe. Para escribir como se debe también es necesario seguir algunos lineamientos, apegarse a una técnica y perfilar un estilo. Cervantes comenzó no por obras de gran envergadura, sino por esas esplendidas novelas llamadas ejemplares. Gabriel García Márquez acometió muchos cuentos macondianos antes de asumir el gran reto de Cien añosde soledad. Se escribe de lo local, del barrio, de la calle para enganchar de algún modo ese universo de lo humano.Lo demás es tomar esa bicicleta del lenguaje y pedalear no para llegar a ninguna parte, sino por el disfrute de hacerlo mientras el viento fresco de la imaginación y la metáfora nos da de lleno en el rostro.

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