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REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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blog de carlos osorio

IDENTARIO DE UN HEROE PATRIO

En busca de la horma exacta para su falsa herradura

 

Por: Carlos Osorio

clom99@gmail.com

 

Y ya tiene lista la justificación histórica de sus antepasados. Pese a que buscó en legajos, que pasó muchísimas noches en vela mirando retratos, auscultando cartas, borrando desgracias, fotoshopeando rasgos, a Miguel Angel Romero de Terreros, no le fue posible dar con el gen que lo aproxime a un ideal más exacto y así justificar sus pretensiones. Y ni modo, entre que rescató breves ideas, falsificando y desechando rostros de parentela, sumadas a una serie de fantasías, fue posible inventariar un perfil casi acabado, idílico y medio romanticon y a la altura de los requerimientos más nobles que todo buen hijo de la patria anhela.

Será su mística y poderoso entusiasmo contarle al mundo de su primer antepasado de fina ascendencia avecindado por estas tierras, de su grandeza, de sus amores, de pasajes insospechados que irán mostrando la sensible estirpe, el generoso talle, el correcto e inmaculado andar por la vida de los suyos. Y mientras se muerde la lengua a tropezones, cruzando los dedos para que esta verdad a medias aflore, sobándose la nariz que se agita y crece entre incómoda e impaciente por tamaña andanada mitómana que se viene, Romero de Terreros se manda la historia de su vida:  

 

 

Se reinventa un divo, que no tiene madre... ni apellidos

 

Por Carlos Osorio
clom99@gmail.com

 

Ocupado y visitando a los vecinos se le ve últimamente, son ellos lo que se encargan de subirle el ánimo cada vez que las afrentas se amontonan en su agenda, colmando su humanidad enterita, y que sumadas a los desprecios y escarnios lo llevan directamente al encierro, al desvarío, más ahora y luego de su primer encontronazo con la sociedad civil, de aquella decepción por la cosa pública que tanto lo ilusionaba y que lo dejaron como loro en el alambre; déle que hablando solo, que hinchando con la monserga de sentirse superior a cualquiera, insistiendo al infinito en sus bondades divinas, sobre todo, reiterando hasta el hartazgo con sus cualidades de prócer y estadista.

Tanta humillación recibida no se quedará así nomás -piensa mientras termina la sopa de caracoles que, con mucho cariño, casi en señal de pleitesía y con un dejo de metáfora para proteger su abandonado esqueleto, sirve la atenta vecina esa misma tarde ya luego de los incidentes partidarios en los que se vio envuelto, fue tanta su decepción que arrasó con toda la olla sin importar la cara de susto y angustia que, en ese instante, obsequiaban los huérfanos moluscos allí ofrendados. No faltará la ocasión justa –se dice mientras se limpia la última larva- que permita desentrañar, con nombres y apellidos, todos los oscuros pasajes de aquel complot en el que se vio envuelto.

 

 

 ¡Que porfavorcito, callen al zooprofeta éste!

 

Por Carlos Osorio
clom99@gmail.com

 

Dicho y hecho. Sus palabras, reflexiones y parábolas, sacaron más que fuego al interior de la sede partidaria; templo de la verdad según sus enconados militantes quienes, ensimismados y ardientes, escucharon el incendiario discurso del chispiento miguelangelito. Eso sí, con la precaución de tener bien a la mano, como si se tratara de empuñar crucifijos, varios extintores recién cargaditos con la finalidad de enfriar todo instante de avernos y llamaradas que este hereje insinúa.

Caos y trastorno del armonioso instante de disciplina partidista, especie de guerra civil entre los que apoyan su e-moción pseudoestadista y aquellos que, francamente, pretenden modere su estrategia. Fundamentalistas pero nunca tan extremistas de la fe, escupen al cielo sin ningún empacho. Además que todo fue raro; de un instante a otro, cuál camaleón, dispuso la escena tal como si todo sucediera frente al espejo de su casa, de allí para adelante no hubo caso detener la arenga mesiánica; puro fuego de su boca, virtuoso y casto discurso con soplete tipo dragón, que no cejaba y que se multiplicaba como energía nunca antes vista.

IDENTARIO DE UN HEROE PATRIO

Vayan sondeando el cemento para la estatua

 

Por: Carlos Osorio

clom99@gmail.com

Aquí tendrá la oportunidad única para ir sondeando su verdadera valía. Pese a todo, algo valdrá su extraña identidad. Las encuestas se multiplican y ya lo ponen en la retina de la poblada y -según el cacique que lo patrocina, dueño de tremenda fortuna, de la mitad del país- por lo menos cuenta con las empresas de opinión apropiadas que nunca se equivocan y, si se llegasen a equivocar, es posible corregir rapidito el porcentaje de apoyo y nadie lo nota, total, gastar como loco el recurso numérico en beneficio de este su novel delfín con visos de conchalepa, es un gran cometido.

Y son varios los prohombres peinados al gel de abalón que andan tras el hueso y su cercanía. Se pliegan gustosos a la demanda, en pos de seguir engrosando el honorable curriculum del conglomerado de la estrella y la vela. De continuar en la senda de enriquecer con sus méritos esta instancia que humildemente se encarga de acoger virtudes y enterezas, desde luego los rostros patrios necesarios; el manco tataranieto del padre de la patria, candidato con pase automático y vitalicio ocupará el cargo de secretario y mano derecha indiscutible, nada de ponerlo de tesorero, porque tiene la mala costumbre y las ganzúas tan largas que le sobran habilidades para andar robando, inclusive, las llaves de la caja chica. 

 

IDENTARIO DE UN HEROE PATRIO

Y salta a la palestra un animal de la política

Por: Carlos Osorio

clom99@gmail.com

Pese a las trabas que encontró por el camino y que insistían en echarlo abajo, de bajarle el perfil a su arrogancia y mitomanía, en declararlo no grato para esta su nueva faceta de líder popular, a la necedad y porfía del mismísimo tiempo, de las horas mejor dicho que hacían todo el empeño en detenerse y no marcarse en ningún reloj, menos en alguno que se preciara de serlo (como en el bolero), de las puertas que se cerraban a su paso, entre asustadas y astilladas, decididas a no darle paso, ni las llaves incluso, pese a los jadeos, tirones e insistencia de este viejo roble, a las trampas e intentos por tropezarlo y que tan sabia la tierra puso a disposición de la humanidad sin demasiado éxito, finalmente miguelangelito, el perfecto (dei gratia), según su particular diccionario, en gloria y majestad se pone a disposición de la sensibilidad de quienes, supone, representará de ahora en adelante.

Y sin embargo, y ya parece una tara, cae en las eternas cavilaciones y eufemismos, en sus exageradísimas premoniciones y desvaríos respecto a su futuro inmediato. Es su contradictorio método pareciera, porque además es una especie de terapia encargada de fortalecerlo, más incluso, de agarrarlo a puteadas cuando asoman sus bajones y así encumbrarlo en forma automática al tótem de la normalidad, de poner, justo ahí, en donde las debilidades se acentúan, una especie de fortaleza moral que lo sujeta pero que no evita hacerlo delirar gratuitamente:

La incontinencia que se erige y que no se aguanta las ganas

Por: carlos osorio

clom99@gmail.com

Comienza así un nuevo calvario -así le llama-, su búsqueda identitaria, a sabiendas que, en su caso, se trata del perfecto mito de la evolución del perezoso; porque ya le anda y se urge con todo el asunto de transmitir sus sueños. Su proyecto inmediato lo requiere, se desvive preguntando y conversando con los libros más a la mano, aplicando su particular mayéutica, analizando en ellos a la gente importante de la historia. Que no son tantos –piensa- que tampoco tiene mucho de dónde agarrarse; su padre, en un ataque de celos, quemó casi todos los libros aquella vez que su madre miraba entusiasta y libidinosa las fotos de líderes mundiales, feliz porque resulta que, en su vida, le ha tocado compartir con puros salvajes, e imaginarse ocupar toda su oralidad y experiencia con ellos, la entusiasma.

Al igual que su olvidada madre, está dispuesto a sacrificar todo en aras del deseo, las pilchas, la cama, el perro, la herencia, inclusive los peluches que aún conserva arrumbados en los estantes. Aún siente cariño por cada mono coleccionado durante la solitaria infancia, son su referente y de sólo pensar en abandonarlos, la tristeza, que todavía logra controlar, lo inunda. Hasta a la familia incluyó en este ejercicio de desaseres. Si mucho roce no tiene con éstas minucias -así les llama hoy- es por eso que considera, a como dé lugar y necesario, apartar todo lo que sea sinónimo de decadencia y ruidos molestos que vayan en contra de sus hidalgos proyectos.

QUE SUELTA EL REMO RETAZO DE HOMBRE

Carlos Osorio

clom99@gmail.com

Chapoteando, cual pato a punto de ser cazado, se vio a miguelangelito, aún vestía de marino, con su clorhídrica facha blanca inmaculada capaz de cegar la vida misma, de paralizarla, de matarla inclusive. Cerca de la costa. en-callado y a la deriva, intacto e inerte, como estatua, pálido y aún con náuseas, con su mirada puesta por sobre el horizonte, en busca de la boya en donde su barco recaló tantas veces, desfalleciendo y con el recuerdo vivo de haber pertenecido a esa gran institución que acoge a lo más granado y que hoy se aleja como agua entre los dedos.

A dos meses del incidente que permitió en definitiva bajarlo, su rostro de franco no oculta la nostalgia de ya no ser y magullones producto de la refriega previa; costó una enormidad solicitarle que abandonara el nao. Que si no era por el recuerdo a sus memorables y húmedos días, la obligación que sentía hacia los mandos lo tenían inquieto y amurrado, su ascendencia ante todo lo agobiaba, era cosa de verlo, transpiraba en lealtades, ni del cocinero había caso desprenderlo; a cuchillazo limpio, más dos o tres palabras en coa, permitieron se despegara del horno en donde se había encadenado.

Que no era posible siquiera soltarlo del mástil comentaba aquel marino que, finalmente, depositó todos sus huesos, con camas y petacas fuera de borda, luego de haberse encadenado y engrillado al ancla en pose casi guerrera, con un dejo consciente de héroe, en postura de rechazo a la decisión generalizada de desalojo, se oponía tenazmente a darse de baja a pesar de su decisión premeditada por jubilarse, si no hay caso con sus contradicciones, aún se nota tartamudeando cuando las interminables dudas lo acechan, cuando entre que quiere y no puede, que si pero no, que a ver, que mejor que no, que déjenme pensarlo y si me equivoco déjenme pensarlo de nuevo, para el caso, nomás le faltó alcanzar el grado de contralmirante.

Allí fue observado por la delirante escuadra que, junto con no entender nada, no cesaba en la risa sarcástica hacia el curioso superior ya disminuido por los acontecimientos y que ya parapetaba su esmirriada humanidad gritando consignas alusivas a las glorias marinas, arengando, inclusive, con el mismo cuentito de siempre; que no era posible que su altura heráldica, que su sangre y tradiciones no tuvieran un ejemplar adiós. Desesperanzado no daba crédito a que, su paso atrás y gesto épico, no quedara registrado en algún libro de la patria, en los anales de la retina ciudadana. Se la pasó tres días en la misma urgencia, a espera de hasta dar entrevistas, en vivo, incluso.

ADIÓS A UNA VERDADERA ANCHOA DE ANCHO MAR

Carlos Osorio

clom99@gmail.com

Por la escuálida prensa, aquella que, en general, siempre hace gala de no informar mucho y de mantener pauteado a destajo, de atorar pues, tal como si se tratase de espinas de pescado atravesadas en el gaznate, la escasa objetividad que va quedando, miguelangelito se ha ido enterando del tremendo cementerio náutico que tiene bajo sus pies, de la tremenda cagadita que debe administrar de ahora en adelante. Y si bien no está muy convencido de lo que se dice al respecto, que seguramente se trata de inventos para dañar la imagen de la dignísima institución, que no es más que la tergiversación de los hechos, que la verdad es otra, que no faltan los que quieren sacar provecho político ante el árbol caído, ante el barco hundido más bien, la duda ya comienza a corroer a la más soberbia de sus neuronas, aquella encargada de mentirle respecto a la realidad, de trampearle su paso por la vida, de ahogarle el sentido común inclusive.

Hay otro elemento que enfría sus pies, sus callos y juanetes, es el malhumor que no disimulan sus superiores, y ahí los ve desfilando cada tanto por los tribunales; que vámonos haciendo a la mar en intensas declaraciones previas, reuniones con abogados adictos, para salvar el pellejo, con un arsenal de argumentos y justificaciones truchas, que fíjese que yo no fui, que fueron otros, que yo sólo pasaba por ahí, acaso miré como rapidito pero nada más, que solamente cumplí ordenes, que mire la vergüenza que me da, si soy un santo, casi igualito a san Erasmo, nuestro  patrono, que tengo mis santos en la corte, que cuando entro a la iglesia el curita me sonríe, que esto me tiene mal, que gasto mucho en medicinas, que ya ni duermo en las noches, que a veces ni los vecinos me saludan, que cuando cobro mi salario hasta me ruborizo, ni siquiera en la piscina me tranquilizo. Se lo juro que allí penan, ni hablar de la ducha, cada día está más fría, que ya no quiero más. ¡Olvídense!

Un montón de pesares que tienen encolerizado al alto mando, afiebrado sería lo correcto, con la moral tan baja que a puros tropezones, según el dramaturgo. El pasado les pasa lista y sin desgano los tira de las patas. El montón de latas oxidadas con forma de crucero a punto de zozobrar, que pasó de insigne a indigno el mismo día de su lanzamiento, terminó aguando la soberbia fiesta náutica, al transformarse en un engendro mal viviente por más defensa corporativa le sobreviva y se insista. En definitiva, una plancha fría que merece transformarse en museo de la ignominia a modo de ir, de a poquito, a ver si es posible tanto milagro, hundiendo la cobardía moral y todo lo que se le parezca.

Pareciera que no todo lo que brilla es oro -medita miguelangelito- mientras camina sobre la sensible y aún herida cubierta, que por más cera deja entrever heridas siluetas, fracturadas grietas trazadas. Sobre todo en luna llena; allí hasta el nombre de las víctimas se graba. Sensibles formas que se estremecen cada puesta de sol y que no hay forma de aquietarlas. Serán sus últimas caminatas sobre la perla ésta, el fin del trayecto sobre la opacada esmeralda en donde, orgulloso, lucía su estirpe. A partir de su última expedición al mundo fue posible que tomara conocimiento más cabal de lo allí acontecido. Sin embargo, es un frío a las sensaciones térmicas, particularmente las ligadas a la especie; ni un poquito de calentura por el prójimo. ¡Nada! Su sensibilidad se congeló el mismo día de su nacimiento por más esfuerzos hicieron las matronas de cubrirlo con una serie de mantas, con el montón de fricciones por minuto que le realizaban, con las inagotables bolsas de agua caliente que lo rodeaban, incubadora incluida, fue imposible recuperar para su fisonomía, especialmente para sus pies, que son como su parte más preciada, y esos sí que venían entumidos, el aroma o siquiera un estertor de sensibilidad humana.

A VER SI LE VAN RESPETANDO SUS ARISTOCRÁTICOS TATUAJES

Carlos Osorio

clom99@gmail.com

Pese a todo y después de tantos años fue posible lograra pescar, con ganzúas, señuelos y redes, la autoconfianza necesaria y así ascender, gracias a sus dotes que por suerte fueron bien considerados. Y reitera los agradecimientos y a cada instante reza con devoción al cielo, a dios, a toda su armada que ve encallada por allá en el paraíso. Si no es tan difícil pertenecer a esta rama, es cosa de no hacer mucho ruido de follajes y obedecer la línea de mando, aunque el tronco y la parentela sean requisito. El apellido es importante tanto como la piel que se porta. Ahora, si el medallero incluye una cruz grandota mucho mejor, si es cosa de ver al almirante con apellido de catedral, hasta joroba se gasta por tanto peso en el pecho y peso de la creencia. En definitiva, dios es el mejor copiloto que un marino puede tener.

Tanta meditación de sí mismo lo deprime a veces, le viene la añoranza, es su desdicha por el raro mundo que aún no le ha puesto mucha atención que digamos, también por el rechazo de su familia pese a ser considerado, en algún momento, lo mejor de ellos mismos. Fueron unos cría cuervos astutos; arrancaron antes de que éste les sacara los ojos. Por lo demás –analiza- él también se escabulló de sus fauces. Sin embargo, le aflige que nadie entienda su travesía por la vida, que no comprendan su modo de ver el mundo, su llamado a ser el transformador de la especie humana, el deseo de transformarse en un transbordador cualquiera que ofrezca todo lo mejor de sí mismo, en aras de cargar con el bulto y ocupar el sitial que, insiste, le corresponde. Desvarío inconsciente que lo inquieta de verdad. Y ya luego de varias copas encima, finalmente tararea -quizás, quizás, la nave pasará - y está seguro que, así también, pasarán las penas y los tragos amargos.

De a poco nota que parte del prestigio se acrecienta, el mentado medallero ya ni deja ver sus hombros, que por lo demás son chiquitos. Su hinchado pecho se balancea según la marea que lo fluctúa. Aprovecha su estatus para posarse cada vez que puede en la punta del mástil, porque es allí en donde más las condecoraciones titilan y el sonido de dorados metales se desparrama a babor, es un coro que anuncia su destino, es la tonada que hará bailar a su ritmo a todita la embarcación, a cuanto bicho contenga el mar y, por supuesto, a la humanidad entera. Si hasta el arcoíris que a lo lejos observa la ridícula escena, se intimida, como que se opaca y diluye. 

 LOBO MARINO QUE ESCONDE SUS COLMILLOS, SIRVE PARA OTRO COMBATE

Carlos Osorio

clom99@gmail.com

Más de un mapamundi, hoja de ruta o brújula habrá que obsequiarle para que corrija, de una vez por todas, tanto rumbo incierto. Aunque ya se maneja a sus anchas con el lenguaje del mar, cada detalle de sus pericias va a parar a la bitácora de marinero que con pluma verde escribe, asemejándose al poeta, exclama profundo. Leguas y leguas de borradores, en donde la goma ejerce su potestad de obsequiarle olvido a intensos parajes de su vida, que no son muchos, pero, para todo llamado a ser, agobian.

Espera publicar algún día inéditos pasajes de su travesía en el barco asignado por su amada institución, desde ya, dejarlos a la mano como si se tratase de un testamento para quienes le sobrevivan; que tenga como fin el principio mismo de su heroicidad, que otras generaciones sepan de su buena ventura, de su capacidad de carismático líder acuático, de quedar inscrito en los anales mismos del aguado y navegado periplo patrio, de humedecer con su apresto los ojos de la ciudadanía que, seguramente, lo llegará a querer como corresponde.

¡Ah! Si ya chapotea de lo lindo de sólo imaginarse tanta dicha. Es un hombre al agua, una marmota en celo que domina a sus anchas la bahía. Ver gotitas lo aplaca, ver gaviotas lo entusiasma. Al final, son parvadas las que visitarán su monolito y son éstas las que hoy no dejan de posarse sobre cubierta. Y las siente cercanas, como la brisa misma, hasta piensa es posible que aquel vuelo raso que acostumbran sea una importante labor de reconocimiento, un estudio a su obra, de vigilar su actuar, quizás se trate de mensajeras para darle la bienvenida, probablemente sean las emisarias o embajadoras que todo líder carismático y con prestancia requiere para involucrarse y encumbrarse a otras alturas más idóneas, necesariamente menos siniestras para la vida misma. Inclusive su mano derecha da de comer a cada una de ellas, ya tiene su regalona, Paloma la Niña le llama, se la imagina en su hombro perpetua, mejor dicho eternamente presa de su lomo, bañadita de bronce, bien pulida y bien encajada, como si se tratase de un lorito dócil y tierno, con obligaciones por cierto; será la encargada de mirar lo que su reojo no alcance, su prótesis ocular exacta para observar, como un repaso, el horizonte y sus límites. La niña de sus ojos pues, que sirva para vislumbrar y cuchichearle más de cerca el futuro. Y se imagina y hasta se cree pirata, cojea en la dicha de sentirse un símil de francis drake, un corsario cualquiera, pese al rasurado tremendamente institucional que porta.

Luce mejorado, ya ni se marea en cubierta, bastante tuvo con aquella vez que dejó una tremenda estela de flemas en aguas atlánticas que más parecía mancha petrolera. Era su viaje inaugural, su primer apronte náutico, allí sus tripas descargaron la furia nauseabunda y retazos de bilis acumulada, expulsó hasta la filigrana, fue como un lavado de la especie, el desagüe definitivo de los suyos, y eso lo consuela a pesar de tanto jadeo y esfuerzo, su estómago fue incapaz de controlarse, demasiada comida previa, mariscales a destajo afectaron su ser ante la embestida de olas en ráfaga, ni el ancla pudo solidarizar siquiera, se hizo pedazos, hasta el intestino tenía mareado el pobre.

 

QUE NO SE NOS VAYA A AHOGAR CON TANTO ENTUSIASMO

Carlos Osorio

clom99@gmail.com

Y bueno, era de esperar su entusiasmo por las aguas, porque haber marchado a ritmo impuesto y cantar himnos alusivos y abusivos, coros para destrozar al prójimo, al que se parase enfrente, no eran su canto, ni vale la pena tararearlos, menos recordarlos. Además, el olvido es su musiquilla perpetua y el mundo del negocio su tarantela. Hace rato le hace el quite al familión asesino que se gasta, toda vez que quisiera no parecerse a tanto antepasado mala clase que jubiló gracias a su cobarde actuar contra civiles indefensos, que ni siquiera el olor a muerto que traen encima los incomoda. No sería bien visto, eso piensa últimamente, llegar con máculas al frondoso y acabado monolito que, mientras tanto, construye en su imaginario.

Le pena la milicia, como que ésta fusiló sus entrañas; pasar arrodillado puliendo pisos, limpiar inodoros de cuanta barraca rebajaban literalmente y demasiado su pureza. No era su confort ni armonía tanta responsabilidad y obligaciones. Si era cosa de verlo, a pura cucharita por el suelo; ráspele que ráspele se la pasaba junto al otro raro conscripto que, al igual, sufría castigos que laceraban el escaso orgullo de clase portado. Una especie de hermanos en desgracia coincidían cuando se miraban a los ojos, dos bichos que a toda costa veían extinguir su estirpe y sanguinolenta casta sin necesidad de que así fuera. 

Más incluso, reprobar tres veces al hilo aquel ramo de desarmar y armar el fusil le provocó una fulminante impotencia, una innecesaria humillación que no se lleva bien con su valioso gen de futuro prócer y aporte a la humanidad. Qué decir de aquel curso de geopolítica, tanta rara estrategia en defensa de los límites territoriales lo colapsaron, más cuando, se cuestiona, es fácil imaginarse a cualquier cabrón cruzando una frontera y acabar de un balazo con el respeto al derecho ajeno, con la paz mundial inclusive, modesto análisis que significó varios meses de castigo. No entender las implicancias del poder y, sobre todo, la dependencia hegemónica del más débil ante el más fuerte no cabía en su opinión, sostenía que, a los débiles, al sometido, fusilarle sus necesidades a la fuerza era un tremendo error, porque era necesario darle crédito blando de tal modo que logre el objetivo primordial, que consiste en mantener sana la economía.

Es un estadista en temas económicos, ni le hablen de guerras y cuarteles. -¡Y qué tanto con el asunto de las fronteras! Contraataca convencido y arenga de paso, que no hay poder más grande que tener harto dinero en el bolsillo. En su fuero interno no existen ni el sur ni el norte, toda vez que se ha convencido que los pueblos no debieran tener límites, a estos los considera supermercados globales en donde los vacíos o huecos humanos llenan la canasta del desarrollo ideológico impuesto. Básicamente, sus habitantes, son meros instrumentos de utilidad y debieran estar a disposición de los grandes grupos económicos, de los empresarios nativos, al servicio de los privados, eso propone como si se tratase de su primer aporte en beneficio de su candidatura al plinto ciudadano que lo espera.

SE OFRECE SPARRING MEDIO PASADO DE MODAS

Carlos Osorio

clom99@gmail.com

Definitivamente no le cuadró la idea de ingresar a la academia de guerra, no es lo suyo y tampoco hubo caso convencerlo para que insistiera. Se amurró. Al primer día de practicas, luego de varias semanas concentrado en la teoría, en los macartur y en los romels, fue imposible que demostrara sus aún temerosos dotes y cualidades en aprestos militares, de mostrarle al mundo, al sargento que no paraba de putearlo, sus jueguitos de guerra, esos que bien recuerda y que practicaba con el bélico tropel de mal paridos hermanos que se gasta, las palizas eran su constante grito de guerra, quedó convertido en un mamarracho de su propio destino, que hasta la piel arruga y el escalofrío lo invade al recordar cuando aparecían con palos y macanas a darle como piñata, esa era la señal casi divina para arrancar y esconderse bajo las faldas de su madre, tan ligera ella en consentir y refugiar en su alero al pobre y sofocado mancebo de en-aguas tomar éste.

De hecho, con ellos ni a misa, ni siquiera los nombra, se ahoga al recordarlos. Fueron los verdugos que le hicieron la vida imposible por su condición de mimado, amanerado, mamón, chillón, que no soportaban verlo como el hijo pródigo, como el favorito. Se coludieron para hacerle la vida imposible, se sentían pasados a llevar en su honra, menospreciados por los de su misma sangre. Crecieron con cierta normalidad eso sí, se sienten plenos a pesar de aquellos dos especímenes, los gemelos, los menores, que siempre fueron mal vistos; uno, asexuado que tira para cura y que lee eternum, como si se tratara de relato deportivo, los salmos y parábolas de la añosa biblia herencia del abuelo, para luego de cada párrafo escupir al cielo en señal de protesta, porque insiste en la poca credibilidad del poderoso referi de allá arriba, el otro, le dio por la zoofilia y emigró a la selva hace muchos años, allá vive feliz según la última foto en donde aparece recostado junto a un par de animales que se lo afilan a destajo, a la fecha no hay caso entienda que es imposible tener de pareja sexual a un caimán y a un mono de culo colorado.

Y se acuerda, mientras elonga el ejercicio impuesto como castigo por su pésima performance cuartelera, que desde muy temprana edad fue sometido a la burla y a demasiados apremios, alguna vez todos se confabularon en pos de darle muerte, si acaso no lo sentían parte suya, también el odio daba sus frutos. Nada que agregar, son un punto negro en su esmirriada existencia y pocas veces, ninguna más bien, los recuerda con cariño. Al último que logró divisar, en aquel frecuentado centro de esquí, dio media vuelta y marchó rapidito, se deslizó mejor dicho, cual anguila, perdiéndose definitivamente ante la multitud y la nieve que todo lo enfría.

¡OH PATRIA! PÚLETE TIERRA, SACÚDETE PEDAZO DE COMARCA

Carlos Osorio

clom99@gmail.com

Y se perfila, como que se proyecta mejor dicho, más allá del deseo de ser estatua. Le interesa la infinita riqueza que heredará a la existencia y para dicho objetivo, incansable relee voluminosos libros de historia universal con un claro propósito; es justamente allí en donde se compara y se pretende un ideal. Estratégicamente adquiere posturas y dichos y una que otra tara según las láminas e ilustraciones que va rescatando de almanaques y revistas heroicas. Son distintos y hediondos emperadores, reyes y monarcas embalsamados en postales, incrustados en hojas de papel brillante y colorido satín los que, en definitiva, lo identifican, son su espejo sin más y, según su personal y soberbia pretensión, hasta en los rasgos se parece a ellos.

En más de alguna ocasión se distrae armando collages con su foto recortada, ensamblándola sobre algún corcel, posando de héroe patrio, de caudillo, de guerrero, de estadista, de prócer, de general, de presidente, de napoleón tercero o cuarto, no sabe, de cosaco, de gurka, de lo que venga, sin importarle mucho, menos avergonzarse siquiera, de la estatura moral o pequeñez valórica de aquellos ídolos con los que no se cansa de fantasear, además, no tiene demasiados referentes y son pocos los que logra rescatar, no hay ninguna rama genealógica de donde cortar, no hay muchos tomos para mayores referencias. Siempre concluye, es de los que finiquita rapidito, se trata de pesados y antipáticos troncos impuestos a la fuerza, en el transcurso de la débil historia de la humanidad.    

Y el cochino éste se entusiasma, porque la estatua aquella que adorna su ilimitado patio de inacabable verde y que, a propósito, más parece una verdadera provincia, es una especie de reflejo que lo señala, porque proyecta la esencia que dice portar, incluidas las espinillas que parecieran terreno lunar. Y es aquel adonis chiquito apenas vestido con una mísera hoja de parra y que adorna la fuente, sosteniéndola además, el que en cierto modo se encarga de proyectar y desnudar su manceba altura de líder natural, y se marea emocionado, borracho de entusiasmo, imaginándose inmarcesible, de una sola pieza, un bloque pétreo y finísimo, en aras de darse el gusto. Modestamente aclara, es un preclaro al respecto, anhela convertirse en los ojos y luz que nutra (raro en todo caso) las esperanzas de la tierra que lo vio nacer, tan lleno de trancas y debilidades, y que próximamente, cuando se muera, lo tendrá de protagonista estelar. 

UN ANIMAL DE TOMO Y LOMO

Carlos Osorio

clom99@gmail.com

Mientras tanto, y a cada rato, se luce y esmera limpiando el jardín y cuanto linde de la casa exista. La pileta recién pintada es su preferida, allí, se dice, entre que se convence y especula, toda vez que lee manuales de aseo, es posible apaciguar la sed de su desbocada pureza y que su cuerpo reclama con una especie de relinche ansioso, un llamado para lavar la ascendencia y enjuagar lo poco que de ella quisiera y queda, que no es mucha por lo demás, pero que, pareciera, ensucia su fina contextura, su prístino trote, su gallarda clase.

Asear los muros, aquellos que protegen cuanta riqueza existe al interior del palacete y que le impiden ver más allá de su pobre pequeñez, sujetándole y enjaulando su maltraer, es su sinrazón y excusa necesaria para mostrar su enfado; se permite manguerearlo duro y parejo, tanto más, fusilarlo, porque se imagina a cuanta referencia familiar posee, en esa especie de paredón apto para aniquilar la ascendencia, hasta la sangre higienizar se imagina, cuanto mejor dializarla, porque ni hablar de la espesa orina que se anda trayendo y que, a veces, su incontrolable esfínter deja asomar, con ella quisiese regar hasta las praderas y apagar la ardorosa maleza identitaria que porta, supone se trata de la mismita agua bendita que espera chorree al mundo sus reclamos y pedidos en pos de mejorar el tan desagradable a-de-ene contenido en sus entrañas.

Ya se cansó de saberse parte de una tribu tan jodida y vencida, hace hasta lo imposible por inmacular, si pudiera blindar, el plus ciudadano auto asignado, auto otorgado y que auto pretende consolidar con el paso de los años. Se incomoda al saberse parte de un clan tan deslavado y demasiado re-venido a menos, se convence que, pese a todo, es el único de su familia capaz de merecer otra estirpe que permita sacarlos del hoyo, aquel en donde se bota y acumula el desgastado linaje, basura a fin de cuentas en que se ha convertido su singular entorno.

SI HASTA PARECE CABALLITO DE FERIA

Carlos Osorio

clom99@gmail.com

El jolgorio y encuentro de los muchachos se continúa de un modo intermitente, o más bien cuando se puede, y no pierden la oportunidad de estar juntos, de tenerse, de toquetearse, un decir, porque nunca tanto. Él, en su fantasía de dominar al prójimo, el poder es parte de su acerbo, desde un tiempo a la fecha camina como capicúa, que dominando la escena, que convencido y altanero. Le dio por prácticas más cercanas al martirio de la carne y las agresiones contra la muchacha, quien ya parece mula serrana, cada día se acrecientan, a puro espuelazo se llevan, entre que la amarra a veces, en otras es ella quién solicita castigo corporal, el asunto en definitiva se distorsionó, pareciera no va más, si hasta incluso les duele, y ni siquiera llamarlo violencia intrafamiliar, no le gusta el término a miguelangelito, argumenta que no se trata de su parentela, además que ella no tiene pito que tocar salvo el suyo, y porque acusarlo de pervertido, lo encuentra una bajeza no apta para su estatura moral, de hecho, ese epíteto más lo violenta, como que le achica el porte y el humor.

Además, aduce, siempre desde su lógica poderosa, aquella que se jacta de portar la fusta y castigar al más débil, que a caballo regalado no se le miran los dientes y ni modo que sacrificar un reino por una yegua. ¡No-nes! ¡Si fue ella quién se insinuó a destajo! ¡Es ella la que suele mostrar la hilacha, vaya uno a saber con cuántos otros! Nada de cargarle el muertito así porque sí. Y se atreve a decir más, porque se percibe un machito y hasta pitonizo, es de los que observa y chicotea con detención la ascendencia, confía en su ojo de futre, es por ello que dudar siquiera de su buen ojo, se transforma en un agravio y un menudillo problema que lo agrede, eso es meterse entre las patas del caballo y una familia de tal pelaje y magnitud, de tales pesuñas, por ningún motivo soportaría bajarle el perfil al linaje heredado.

Y explica su enfado, argumenta su coraje, desenrollando la idea, guasqueando la lengua, como si se tratase del mismito mister Ed. Porque se puede llevar un caballo al agua, a que goce en ella, a mear y cagar incluso, pero no se puede obligarlo a beber. ¡No señores! De allí el dicho que se autopropone para salvar la situación, una especie de oportuno placé, una carcajada de dicho por lo demás: agua que no has de beber déjala correr y que se llene de musgos, de paja, de totora, de lo que sea, total, con agua y con jabón, ya luego, capacito que se borra la huella de cualquier cabrón, y él, por supuesto, es un tremendo cabrón, pero con cansina estirpe. ¡Sí señor! Que lo hacen lucir más bello según su propia y agu-a-da recomendación.