Entonces, se pregunta:
Mi Bien, ¿te hace Mal?
Benévolos malignos.
"O es que mi Bien es "Nuestro",
y vuestro Mal es el mismo?".
Sí, tú, ser de seres
ven a vernos, ven;
aunque ser signifique no ser
sin embargo emeticula ante la maldita
nada vertiginosa:
desde entonces será
¡Nunca más la nada!,
Nunca más nada más
el dejar
el ser sin eternitud!...
Imagimémonos mutuamente
el tiempo
que se imagina al cosmos
como este se imagina a nuestro tiempo.
¡Ser de seres!
Auxiliar la existencia,
sí, la colosal casualidad
en que se junta el infinito amorosamente
encendido
con la eternidad y su Belleza!
EL NIÑO DE SIEMPRE...
Pero no os he hablado del niño aquel
asustado y llorando el temor
a caer
a la nada,
una noche
-noche de la noche-
corriera hasta su padre, que leía un libro universal,
con el perro-cosmos arrullado a sus pies,
y preguntara
"¿es verdad.... padre,
que el cosmos se va a morir...,
me decía un monstruo de mi sueño,
que se va a co-lap-sar.
que se producirá un "big crunch"?...
El desconcertado padre dejó el universo a un lado,
y cogiendo al niño por los hombros, le dijo:
"Ven, hijo, acércate al cosmos, acarícialo...
y verás, verás que es mentira,
no, nunca morirá."
El pequeño, ya consolado, se acurrucó
y estrecho a su perro cósmico, y éste
despertando,
le besó las manos frías y le movió la cola,
entre sus sueños...
DEL CIELO A LA GAIA
El cielo se pasea
llorando de alegría
todas sus cadenas
haciendo agua dulce
su sueño...
Se ha cansado de ser imaginado
por Dios;
y es él ahora el que se imagina
a Dios-.
En estos momentos de liberación
se ha desnudado
y tendido frente al universo
tirita su mirada de enamorado
de su creación:
De pronto se ha dado cuenta
que existe
más acá de sí mismo
y ondea al viento su gaya canción
que viene a ser como su melena
de fantasía apasionada por el amor.
Ordena madrugadas en la playa
y tañe su lira de ablución
por los planetas, del cual es su Dios.
Se sacude sus últimos ángeles
de gelo azul;
abre Ahora LOS SENTIDOS y percibe
la otra mitad
del ser
el centro de la cosmografía -(amarilla)-,
y el jugo de la ilusión riega los jardines
de la esperanza del nuevo nacer,
para sentir lo no visto
para ver lo no oído.
Es el rey del universo terrenal;
porque -¡debéis saberlo!-