Arte para no videntes de Jorge Restrepo
UNA COYUNTURA ENTRE LO TANGIBLE Y LO INTANGIBLE |
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Por Donaldo Altamirano1 |
La muestra de arte para no videntes Más Allá de lo Tangible, del artista colombiano Jorge Restrepo, proyecta un espectro de significaciones tan variadas como desacostumbradas. De tal manera, que nos induce a que en lugar de un convencional abordaje analítico respecto a sus meros componentes formales (muchos de los cuales tendríamos que valorar por ausencia, por dislocación o por drástico cambio de funciones), planteemos por el contrario su abordaje desde otra perspectiva.
Quiero centrar nuestras reflexiones en algunas particularidades conceptuales del trabajo de Restrepo, las que al culminar en esta exposición completan el sentido de un interesante periplo de ampliación, desarrollo y demostración, el cual merece la pena mencionarse en sus detalles. Quiero destacar estos aspectos conceptuales, que por otra parte son las características más dinámicas y de mayor aliento, además de la clave aglutinante para articular su silogismo interno, para asimilar el sentido de todas las variantes experimentales, de todas las vertientes formales, de las variadas formas y métodos explorados, ensayados, aplicados, hasta ahora, por Jorge Restrepo, en el despliegue de una estrategia de significación conjunta de su obra.
Hago notar que las dos corrientes principales de significación que dimanan de Más allá de lo Tangible, en particular, van dirigidas ex profeso a lograr, cuando menos, dos tipos diferenciados de efecto, dos niveles esenciales de comunicación, operando sobre dos porciones específicas del público. (A lo cual, debemos agregar necesariamente un tercer suelo de significaciones residuales que se establece entre estos dos niveles aludidos. Calculado para la percepción más demorada de quienes sean capaces de percibir todas las implicaciones de conjunto).
I
Comencemos en orden. De parte de nuestro flamante público no vidente hondureño, con esta acción conceptual de Jorge Restrepo, se ha inaugurado una puerta que conduce a infinitos senderos, es decir, se deja abierto un espacio inédito de comunicación, que necesariamente deberá ampliarse e intensificarse.
Supongamos que no supiéramos quién es Jorge Restrepo ni supiéramos nada de su obra y trayectoria, supongamos que vivimos en un mundo segregado, indiferente, hostil a veces, donde la información es exigua, incompleta o inexacta, insuficiente en todo caso. Supongamos que el universo de las artes plásticas, su historia, sus avances, sus conquistas espirituales, sus esforzados forjadores, fueran para nosotros un mundo remoto y vedado al que no tenemos acceso, supongamos que sobrevivimos en un mundo paralelo, marginal, discriminatorio, separado por empecinadas barreras no sólo de comprensión sino de simple percepción.
Apoyo mis palabras en las impresiones de primera mano que recibieron Armando Sánchez, no vidente, Director Ejecutivo de la Federación Nacional de Organismos de Personas con Discapacidad, y Glenda Estrada, Coordinadora General de la Unión Nacional de Ciegos.
Armando Sánchez nos relata:
"Yo estaba en las oficinas de Handicap International tratando otros temas, discutiendo otros proyectos que se iba a financiar, inesperadamente leyeron a grandes rasgos la justificación del proyecto de la exposición Más allá de lo Tangible. Cuando me dijeron en qué consistía la actividad me pareció sumamente novedoso. Porque jamás en Honduras se había organizado una exposición para ciegos. Pensé que era una experiencia sin igual, que valía la pena que se hiciera. Nos pidieron ayuda, de inmediato dije que sí, aunque era una tarea más apropiada para la "Unión Nacional de Ciegos".
En mi mente se dibujaron de alguna manera los cuadros sin conocerlos, no había leído que era pintura abstracta, sino que pensé en la pintura figurativa...
"Para una persona ciega, me pareció que sería una experiencia enriquecedora, para conocer la forma de algunas cosas que nunca hemos visto, la nieve por ejemplo. Pensé en una experiencia en el nivel de sensibilización, o de asimilación por el contenido. Después nos dijeron que los cuadros iban a estar rotulados en braille. Me pregunté: ¿Quién los va a rotular? ¿Será que el pintor escribe en braille? Descarté la idea de que el pintor fuera ciego. Me pregunté cuál podía ser su motivación. ¿En la familia de este pintor hay ciegos?"
Lo novedoso, lo desacostumbrado del proyecto fue lo que inicialmente atrajo la atención de quienes luego más que espectadores fueron sus protagonistas. Porque otro tanto ocurrió con Glenda Estrada, presidenta de la Unión Nacional de Ciegos, federación que aglutina las organizaciones de siete cabeceras departamentales.
"Yo fui una de las organizadoras de la exposición, fui un punto de apoyo muy importante. Yo le ayudé al artista a elaborar las tarjetas y los nombres de los cuadros en braille. Fui además una de las guías para las personas videntes, porque a ellos los vendaron para que pudieran tocar los cuadros, mientras nosotros les explicamos el significado.
Yo conocí a Jorge Restrepo a través de Claudia Herrán, que me estaba dando clases en la universidad para obtener un diploma en Desarrollo de Recursos Humanos. Claudia me dijo que quería comunicarme algo, me hablo de la exposición de pintura para no videntes. ¿Cómo es posible?, me pregunté yo, si las personas ciegas no podemos ver los cuadros.
En otras ocasiones, yo he recibido tarjetas de invitación para exposiciones comunes, para videntes, he asistido por cortesía, pero necesito llevar a otra persona para que me describa lo que está plasmado en los cuadros que se exponen. Yo echo siempre a volar la imaginación. Uno usa las referencias sensoriales, la imaginación para figurarse lo que otros le dicen, pero nunca puede ser igual.
Claudia me explicó lo que a Jorge se le había ocurrido, él no sabe mucho de la percepción del mundo que tienen ustedes, por eso usted va a ser de gran ayuda para nosotros, me dijo. Me explicaron que las pinturas iban a ser plasmadas en telas blancas, en alto relieve. De acuerdo a la forma que percibiéramos tocándolas, recorriendo sus superficies, ese era el significado de las obras. Ya cuando me explicaron, me animé, y les fui explicando el proyecto a los otros no videntes.
Este mismo efecto de extrañeza, este sabor de extravagancia y paradoja, fue lo que capturó el interés de la mayoría de las personas provenientes de diversos sectores sociales cuyas voluntades convergieron para hacer que Más allá de lo Tangible se convirtiera no solamente en una experiencia cabalmente realizada, sino en una aventura espiritual, en un intenso contacto solidario entre dos universos ignorados, separados por obstinadas barreras. Y en este sentido rebasa todas las expectativas previas.
Esta experiencia cifra una intensa intención didáctica, que rebasa los marcos habituales de la educación formal. Para los ciegos ha sido una experiencia gozosa de aprendizaje y enseñanza, más que una actividad social común. De sus apreciaciones se debe deducir la necesidad de que las organizaciones de discapacitados planifiquen un ineludible entrenamiento previo y consecuente, pero además la experiencia de lectura personal de Armando Sánchez, demuestra que es necesario elaborar un método práctico que organice la lectura táctil de las obras, no necesariamente en el mismo orden de lectura de un texto escrito en braille.
Restrepo llevó un cuadro me pidió que lo recorriera, me inquietaba, que me preguntara, no sabía si estaba en lo correcto, o sentía miedo de que el cuadro no me dijera nada y eso fuera desmotivante para el pintor, para la idea que lo animaba. Intenté descubrir alguna figura, Imposible hubo un momento que mis dedos encontraron algo en el cuadro que me sugirió podía ser una mano, como la mano de un niño.
A la gente de Handicap International le pareció interesante la forma en que yo recorría la superficie, como quien lee braille, de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo. Aunque a ratos combinaba con otros movimientos más espontáneos...
...en la parte derecha inferior está la firma, me advirtieron, cosa que no pude descifrar... Pero me gustó la textura, a ratos áspera, como quien derrama arenilla, o pegamento de pvc. Algunas partes lisas, me llamaron la atención, como cuando uno utiliza material para pegar en exceso. Al mismo tiempo me preguntaba: ¿Qué tan interesante podrá ser esto para otras personas ciegas? Tuve dudas del contexto cultural. Tuve miedo de que no pudiéramos entender. Por una parte, me parecía importante que las personas videntes tuvieran el contacto con la oscuridad física. Pero por otro lado sentía miedo de que no pudieran decir los ciegos lo que advertían en cada cuadro, que a fin de cuentas fuera un caso más de no poder comunicarse entre videntes y no videntes.
Ya no frente a, sino dentro de la obra conjunta, tal como ha sucedido en otras acciones conceptuales de Restrepo (por ejemplo en "Expolio", en el Museo del Hombre Hondureño) los protagonistas no terminaron de percatarse cabalmente de que ellos mismos, público y artistas, videntes y no videntes, formaban parte de la obra, que sus emociones, sus descubrimientos, el desplazamiento de sus perspectivas cotidianas, la solidaridad convocada y manifiesta, sus intenciones de comunicación social, forman una parte esencial de estas acciones conceptuales de Jorge Restrepo.
II
Para comprender el otro hemisferio de significación aludido es necesario ubicarnos del lado de lo que no comprendieron de golpe los sentidos de aquellas personas videntes que participaron en la exposición. Imaginemos una sala inmensa, vacía de obstáculos, sin más decoración que las telas incoloras, un ambiente absolutamente desprovisto de otro color que no fuera el blanco. Debemos hacer notar que para estas personas videntes la muestra proponía una gama de significaciones alternativas, por una parte las significaciones de la ausencia convocada, el sentido de la vista era invitado a declinar, a deponerse, no solo mediante una deliberada escenificación del espacio de la muestra, por la ausencia de color de la sala, por el recurso escenográfico de una vasta instalación suprematista, se convocaba al silencio que germina en el blanco sobre blanco. Y por otra parte, enseguida, inmediata, consecuente, se impuso la presencia animada, entusiasta, alegre, musical, de los no videntes, vestidos todos de negro, pero además comunicativos, expresivos, expansivos, vitales.
Luego vino la experiencia entre las personas videntes de quienes se vendaron y dejaron guiar su imaginación y su intuición por cierto azar que nos asiste a ciegas. De éstos, Armando Sánchez nos relata experiencias muy significativas:
Ser guía era para mí un reto, ¿qué tengo que decirle a los demás? Si yo no tengo un concepto, si ignoro las intenciones del pintor ¿cómo inducir a otra persona para que comprenda lo que yo no entiendo? ¿Le digo lo que yo pienso? ¿Le pregunto lo que él piensa, o simplemente le llevo la mano, y que sea él quien lo recorra y que descubra lo que pueda...?
Casi no quería ser guía, tuve miedo de no estar preparado. Percibí además que el público estaba compuesto por alguna gente de clase social escogida, refinada, culta, por los perfumes, por las formas de conversación, por un murmullo discreto, sosegado y comedido, por el tono de la voz, por las expresiones, me presentaban a alguien, "esta es una licenciada" "este es un hombre letrado", pensaba yo, aunque algunas veces uno se equivoca. Luego, problema más grave, ser el guía de una dama, y en ese caso ¿le agarro la mano? Después, me tocó ser guía de un par de señoras. Una de ellas me hablaba de cerca, me escuchó describir mis impresiones mientras yo recorría el cuadro con las yemas de los dedos. A veces se identificaba, aprobaba mi idea, pero otras veces me contradecía. No, no, eso podría ser más bien otra cosa, proponía ella.
La otra señora era la directora del Museo del Hombre, yo no lo sabía, lo supe después, afortunadamente, porque de haberlo sabido antes me habría puesto demasiado nervioso. Inocente, tranquilo, fui recorriendo despacio uno de los cuadros y expresándole a ella mis impresiones. Al final, me sentí satisfecho, porque esta señora fue amable, aprobó varias de las interpretaciones que yo propuse.
Resulta interesante observar las reacciones de los videntes vendados, percibir cómo recorren a ciegas un cuadro, oírlos como le buscan lugar, como le encuentran expresión en palabras a su imaginación, comparar cómo reciben las impresiones ellos, haciendo el papel de ciegos circunstanciales.
Además recorrí y analicé algunos cuadros junto con un par de pintores (un tanto gruesos de cintura, pude notar, porque se me acercaron bastante). Ellos no se vendaron, vieron el cuadro con los ojos abiertos, y se enfocaron más bien a corregir mis apreciaciones, o al final hacían comentarios aparte.
Uno de ellos me hizo la explicación sobre los árboles que cubrían un lado de la composición. En la parte del centro, que estaba más despoblada para el tacto, el señor artista me reveló: "Esto es un gran silencio". Después me hicieron recorrer otras zonas del cuadro, que yo no había recorrido por distracción, o por prisa, "Estas son las nubes", me dijo el otro.
Me dieron la impresión de que eran pintores, artistas, o al menos que sabían mucho de pintura, por la seguridad con que hablaban.
Las experiencias novedosas fueron pues variadas e intensas. Esta exposición, en suma, representó una ocasión para expresiones de honda solidaridad humana, una aventura de la imaginación y la intuición, un rozar de percepciones inefables que se comunicaron mediante el medio común de la palabra, creando una zona de excepciones entre lo tangible y lo intangible.
Debemos además, reflexionar por separado sobre las funciones que cumple en circunstancias tan especiales el lenguaje verbal, puente resbaladizo, equívoco a veces, tendido entre videntes y no videntes, entre tacto e imaginación. Porque la coherencia entre lo que se sugería con los títulos y la información que brindaba el recorrido de las yemas del tacto en esta ocasión resultó crucial.
Para Glenda Estrada, presidenta de la Unión Nacional de Ciegos:
Unos cuadros me gustaban más que otros, a veces por el nombre, por ejemplo uno llamado La Prisa, tenía unas lineas veloces trazadas, al principio eran anchas largas y lentas, a mediada que las recorríamos se iban adelgazando y quebrando en relieves hasta que se desvanecían.
El título es una referencia que ayuda mucho. Si el título me llama la atención, eso ayuda a captar el significado. Si no es así, resulta bien difícil. Piense usted que era la primera vez que un grupo de no videntes disfrutábamos de cuadros así. Primero el título nos sugería algo, luego cuando yo tocaba, a medida que iba tocando, nos íbamos imaginando, árboles, objetos, casas, nos imaginamos que estábamos sentados frente a lo que el artista aludía, nos identificábamos con la idea que nos proponía.
Conclusión ineludible: Tanto el cuadro como el título, siempre, pero especialmente en esta situación, no pueden ser resultados aislados, deben ser ambos productos de un proceso organizado. Como partes de ese proceso deben integrarse necesarias etapas previas de aprendizaje metódico y gradual.
Por ejemplo: Además de organizar cursos de arte, activos y pasivos, teóricos y prácticos para ciegos. Se debe capacitar a nuestros actuales y futuros artistas para producir obras de arte para discapacitados, tal debería ser una de las especialidades regulares que se ofrecieran como opción para los estudiantes en nuestras escuelas y academias de arte.
III
Parte de la extensa aura significativa de la obra conjunta de Jorge Restrepo deriva de su capacidad de dilatación de las nociones y conceptos habituales. La obra de nuestro colombiano rompe con las convenciones imperantes en ciertos puntos clave, elude los marcos conceptuales de la crítica tradicional, pero tampoco es que se mueva por consignas, sino por el gozo en sí de crear cosas y hacer parir a las ideas en conjunto, colectivamente, partiendo de persistentes motivaciones de solidaridad humana.
Lo importante en esta secuencia particular de obras incoloras elaborada ex profeso por Jorge Restrepo son, en sentido amplio, sus consecuencias sociales, las maneras varias cómo incidan en la conciencia colectiva, tanto estéticas como morales. Y por otra parte sus implicaciones conceptuales, su incidencia en el ritmo con que evolucionan o se estancan los movimientos, las técnicas o los conceptos estéticos en nuestro medio.
Por supuesto, Restrepo ha confrontado en esta ocasión un significativo tour de force . Los elementos de su lenguaje son drásticamente afectados por el cambio de condiciones. Un ascetismo que ha conocido ya otras expresiones previas, lo lleva esta vez a renunciar al color, a la apariencia de proporciones visuales, al ritmo visual que encadena las cosas de la naturaleza. Experimenta concentrarse en las calidades motoras, en la plasticidad táctil, en la ductilidad de sus materiales, apoyado en contrastes, en secuencias o alteraciones de ritmo textural.
En términos de desarrollo personal del artista, aparentemente se produce una ruptura drástica, un hito irregular, con referencia a la ilación de su discurso anterior. Uno de esos saltos bruscos que una mentalidad meramente analítica tardará un tanto todavía en asimilar e integrar dentro de un movimiento unitario del concepto. Porque en este caso lo que garantiza la unidad estilística no es la homogeneidad de los materiales y los procedimientos, sino la coherencia resultante en las manifestaciones concretas que adopta y adapta el concepto en su despliegue, demostración y desarrollo.
En Jorge Restrepo reconozcamos, no solamente un talento creativo personal para realizar obras de significado progresivo y envolvente, sino advirtamos las maneras orquestales sinfónicas del generador de voluntad social, del que por vocación y por disfrute empuja, promueve y organiza a un gran número de quienes lo rodean para juntos alterar, extender, renovar las nociones, los conceptos y las categorías, abriendo nuevos cauces para las definiciones estancadas, renovando críticamente no sólo los procedimientos y los materiales, sino las actitudes, los valores sociales, involucrando cada vez nuevas voluntades, incluyendo en cada acción conceptual a sectores inéditos en cuanto protagonistas activos de los fenómenos artísticos.
1 Donaldo Altamirano, escritor nicaragüense, maestro
de filosofía, literatura y artes visuales Tegucigalpa,
domingo 9 de octubre de 2005