Santiago de Chile.
Revista Virtual.
Año 8

Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 80
Enero - Febrero 2006



Porfirio Díaz
El Tango en Chile (Parte 2)
Caminito que el tiempo ha borrado
Desde Chile, Muñozcoloma

Al fondo del baúl estaba la bendita botella de ginebra. Sin chistar y como si fuera combustible nos servimos, yo me eché para atrás en sofá y el Polaco reanudó, violentamente el relato.

 La iglesia de Discépolo y la volada en calzones (bombachas) de Libertad Lamarque.

En 1931 llega al país Tania, la cancionista, que había brillado en Buenos Aires, lugar donde se había quedado, después de viajar desde su país natal España con una compañía de revistas. Ana Luciano Divis , era su nombre verdadero, había nacido en Toledo el 1 de octubre de 1908; y en un tris había sido cautivada por Buenos Aires, el tango y por Enrique Santos Discépolo. Cuenta la historia que ella cantaba en el "Folies Bergère" y se había entregado al tango ESTA NOCHE ME EMBORRACHO de Discépolo, el cual interpretaba con mucha gracia. Un día Razzano obliga al autor a acompañarlo al cabaret para que la viera, lugares que no frecuentaba, de hecho fue la primera vez que entraba en uno en sus 26 años, la escuchó cantar y esa noche se emborrachó de amor, enviándole flores al día siguiente. Al final estuvieron juntos y compartieron su vida hasta la muerte del compositor, el 23 de diciembre de 1951.

Discépolo y Tania

Pero antes de esta historia de muerte, hubo otras historias en Chile, algunas muy trágicas y otras más venturosas. Ese 1931 Discépolo llega acompañando a Tania a Santiago de Chile; ella integraba el espectáculo "Piernas inquietas", él buscando inspiración se encontraba en la pieza de su hotel, que quedaba frente a la Iglesia de la Merced que se ubica en la esquina de las calles Merced y Mac Iver en pleno centro de la capital chilena. Aunque no lo quiera, escucha el carillón de esta parroquia y junto a Alfredo Le Pera comienza a escribir el tango CARILLÓN DE LA MERCED, ese tan íntimo que comienza: "Yo no sé por qué extraña razón te encontré, Carillón de Santiago que está en la Merced..."; así comienza a dar vida y a aumentar una amalgama de tangos que se ubicarán entre los mejores como CAMBALACHE, YIRA YIRA, CONFESIÓN, ESTA NOCHE ME EMBORRACHO, CANCIÓN DESESPERADA, UNO, etc.

CARRILLÓN DE LA MERCED fue estrenado por Tania durante su actuación en el Teatro Victoria de Santiago en esta misma gira, y luego formó parte del espectáculo "Winter Garden", creado por el propio Discépolo, quien no sólo fue compositor, sino que además fue poeta, actor, locutor, dramaturgo (principalmente de sainetes) y director de teatro. Sus obras, como sus tangos se pasearon por lo íntimo y por el fragor de la contingencia social. Hoy en la entrada de la Iglesia de la Merced de Santiago, no está la virgen, sí que uno se encuentran con una serie de hitos recordando a Santos Discépolo.

Iglesia de la Merced, Medalla y placa que se encuentran en este sitio recordando a Santos Discépolo
(Fotografía de Javier Weibel)

Chile ya le había dado los bambucos y las cuecas a Gardel, ahora era motivo para un tango. Además hay que mencionar que Discépolo fue un gran defensor y amigo de Perón, y es precisamente en Chile donde se conocen cuando este último era Agregado Militar en la Embajada Argentina en Santiago. Su amistad era eterna, cuenta Tania que un día un amigo chileno (sin nombre por ahora) intenta presentar en Buenos Aires la obra "Museo de cera", pero no le conceden el permiso, en ese momento acude a Discépolo, quien intercede inmediatamente con su otro amigo, la Casa Rosada. Al final le otorgan el permiso y el chileno se hace millonario. Para Tania, Chile fue de dulce y agraz ya que no sólo cosechó éxitos y suspiros al pie de la cordillera, también sufrió la muerte de su única hija, la cancionista y actriz Choly Mur, en Santiago, el 25 de diciembre de 1954.

Así como Tania, Discépolo y Le Pera fueron muchas más las figuras del tango que vinieron a brillar e hicieron brillar a Chile. Así se pueden mencionar a Alfredo de Angelis, Julio Martel, Alberto Castillo, Hugo del Carril, Carlos Dante y Oscar Larroca. De hecho, la primera película de Castillo "Adiós, Pampa mía" generó expectación e interminables filas que sumaban bastantes cuadras en los cines chilenos; así como las presentaciones en vivo donde el entusiasmo de la gente hizo colapsar muchos locales en Santiago, Viña del Mar, Valparaíso y Concepción. Al igual como sucedió con las películas de Hugo del Carril en las décadas del '40 y'50.

Como mencioné anteriormente, Alfredo Le Pera se encontraba en Chile en 1931 junto a la Compañía de Revistas de Mario Bernard. Estaba allí junto a Tania, Alicia Vignoli y Carmen Lamas, con quien tenía un romance (uno de tantos); y obviamente Discépolo. Esta nomenclatura, más la Iglesia de la Merced, hacen que Le Pera de forma a su primer tango, luego vendrían otros como EL DÍA QUE ME QUIERAS o MELODÍA DE ARRABAL. Se dice que el CARILLÓN DE LA MERCED, interpretado por Tania en el Teatro Victoria salvó a esta gira del fracaso financiero. Le Pera luego formaría una dupla inmortal con Gardel y trabajaría en diferentes países, tomando contacto con el ambiente artístico mundial como con René Clair, La fatal Marlene Dietrich y Alfred Hitchcock. Su vida llegó a su fin en el accidente junto a Gardel en el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, en el Departamento de Antioquia, Colombia.

En 1931 también, arriba a Chile, la "novia de América", Libertad Lamarque, con una compañía de revistas que presentaba la obra "Reina del tango". Esta mujer menuda despertaba los más grandes sueños amorosos entre los habitantes chilenos dentro y fuera del escenario, cuestión que la hizo encariñarse muchísimo con Chile, aunque acá vivió uno de los más oscuros pasajes de su vida. Este fue cuando en una de sus tantas visitas a Santiago se alojó en una pensión en calle Ahumada, junto con su marido de entonces Emilio Romero; con quien llevaba una relación tortuosa desde algunos años atrás. Una noche, como a las 2 de la mañana, oyó a Romero entrar al cuarto, ella intentó hacerse la dormida, pero no pudo, sentándose violentamente en la cama y para luego reprochar la conducta ajena y despreocupada del hombre. Romero la escuchaba en silencio mientras Libertad le hacía notar su tristeza, su abandono (todo un tango) y su necesidad imperiosa de separarse legalmente, ya que no lo soportaba más. En ese momento Romero pega un salto de estupor y como "compadrito" mal nacido reacciona arrojándole un escupo en la cara a su mujer. Lamarque enloquece, intenta salir del cuarto como sea, por donde sea. Lo más a mano que tiene es la ventana, y en una volada, al más puro estilo del loco Gatti, se tira por la ventana. Recién en el aire recuerda que su habitación está a varios pisos de altura y le vuelve en parte la cordura, acrobáticamente se aferra con una mano de la reja del balcón de hierro. Ahí quedó colgando en ropa interior por unos instantes, mientras pedía ayuda al provocador de la situación, quien intentaba en vano lograr subirla, ahí estaba flameando "la novia de América", livianita de ropa, venteándose en pleno centro de Santiago. Al final el cuerpo de la cantante cede, su mano deja de aferrase, los ojos de su marido le provocan desidia y cae al vacío. Dentro de todo, tuvo suerte al rebotar en uno de los toldos del edificio, el cual por esas cosas de la vida estaba a medio cerrar, esto amortiguó su caída en parte, para luego caer encima de don Julio Besoaín Robles, un transeúnte que pasaba por ahí, recibiendo del cielo (del mismísimo Dios) a una de la mujeres más deseadas de Latinoamérica. El envión fue tan grande que lo dejó muy machucado, quebrado e internado en el hospital.

Libertad Lamarque “la novia de América”

A la larga, Lamarque se separará de su marido y comenzará un amistad con Besoaín (hay formas y formas de hacer amigos). Luego de ese viaje, Lamarque visitaría muchas veces más nuestro país y sus películas (64) fueron tremendos éxitos en Chile, siempre colmó los cines de bote a bote. Hay que recordar que su paso por el cine fue extremadamente fructífero y lleno de éxitos, su primera película en México "Gran casino" (1947) fue dirigida por el propio Buñuel. En Chile dejó su estampa y no sólo se llevó la amistad de su hombre-colchón, sino que además algunos temas que terminó interpretando como YO VENDO UNOS OJOS NEGROS y CHILE LINDO. Esa relación de amor se mantuvo siempre, luego del terremoto de 1960 (lamentablemente el más grande que haya registrado la historia de la humanidad) viajó especialmente a Chile a ayudar a las víctimas de la catástrofe. Una mujer al verla como la Virgen del Socorro, y embriagada por su solidaridad le regala el chupete de su hijo, el cual guardó hasta el día de su muerte, el 12 de diciembre de 2000.

El poeta, El Chula y Malena

Los chilenos nos caracterizamos por escribir, y fundamentalmente por hacerlo desde la poesía, no existe ningún chileno-chileno que no haya escrito algo en su vida, la razones son varias y extrañas (las cuales tocaré en un artículo futuro), cabe mencionar que, incluso la estadía en este país es suficiente para provocar una eclosión de sentimentalismo, les otorga a los poetas una potencia temible en lo que se refiere a la metáfora y a la melancolía, para siempre.

Ese fue el caso del poeta-compositor Cátulo Castillo, que en sus letras se puede vislumbrar sutilmente ese carácter contagioso de esta espada (según Borges) llamada Chile. Esa nostalgia por lo perdido, el sufrimiento por el amor y la melancolía estelar del adiós. Resulta que el padre del poeta, el comediográfo y dramaturgo José González Castillo, tuvo que huir de su patria por ser un apologista de las ideas anarquistas, exiliándose en Chile, en su estadía trajo a su hijo Cátulo que había nacido el 6 de agosto de 1906 en Buenos Aires. Así el pequeño Cátulo que ya traía la melancolía en su interior llegó al país más melancólico de la América Latina (diría del mundo, pero me pueden acusar de loco... otra vez) y ya a los 8 años, en Valparaíso, distribuía su tiempo entre los estudios, la música y el boxeo, acá aprendió el sentido pesado de las cosas, el drama de la vida interior y la metaforización de las verdades.

Regresó a su patria recién en 1922, cuando subió al poder Hipólito Irigoyen. De su pluma salieron tangos que dejarán un sello en la historia del género, como: ORGANITO DE LA TARDE, SILVANDO, VIEJO CIEGO, TINTA ROJA, MARÍA, LA ÚLTIMA CURDA, DESENCUENTRO, EL ÚLTIMO CAFÉ y muchos más que son imposibles de nombrar en tan exiguo escrito.

Me cuesta ordenar la gran cantidad de personajes que desfilaron en Chile, y menos desarrollar algo de sus estadías en un texto tan corto y poco riguroso, pero aunque sea de pasada, debo mencionar que el gran bandoneonista Aníbal Troilo (El Pichuco), salió por primera vez de su patria con destino a Santiago en 1957, trayendo a toda su orquesta y a sus cantores de ese momento, Ángel Cárdenas y Roberto Goyeneche, quien como el gran cowboy del tango dejó a la audiencia chilena totalmente helada cuando comenzó a cantar con sus particulares fraseos, respiros más largos de lo habitual y esas indecisiones adrede; no a todos les gusta a la primera, pero a la segunda para adelante te mata. Al fin y al cabo, Goyeneche la rompió en Chile y Troilo también, pero el Gordo además se llevó un tema que escuchó acá, a Rosa Gutiérrez, LA FLOR DE LA CANELA de Chabuca Granda, quedó tan impresionado que al llegar a Buenos Aires lo grabó con la voces de Cárdenas y Goyeneche, transformándose en el primero en grabar ese tremendo vals peruano en la Argentina. Cuecas, Bambucos y valses peruanos los cambiábamos por tangos, al fin y al cabo todo daba lo mismo, América Latina era una sola.

Siguiendo la lógica de Bolívar es que llega a vivir a Chile un grande del tango, Gabriel Clausi (El Chula), eximio bandoneonista que editó más de 500 obras y que ya a los 15 años tocaba en la agrupación Francisco Pancránico junto a Miguel Calo, para luego hacerlo con Roberto Firpo, Maffia y con Julio de Caro, o sea los capi di tutti del tango. Hoy tiene 94 años y vive en Buenos Aires, pero acá en Chile vivió 10, dejando una escuela que muchos siguieron. Abandonó Argentina desilusionado del ambiente tanguero de la década del 40, llegando a Santiago donde armó una orquesta de primer nivel, teniendo, inclusive a cantores invitados de la talla de Roberto Rufino.

Gabriel Clausi

Clausi desde muy joven se dedicó a la música, aunque su primer trabajo fue de carnicero, labor que deja para ingresar a la Orquesta de Juan Canaro con quien inicia un viaje que lo llevará a Centro América donde por algunas razones Canaro se ve obligado a volver a Buenos Aires y El Chula queda a cargo de la agrupación, terminando su gira en Chile con un éxito rotundo. Vuelve a Buenos Aires, pero poco tiempo después recibe un telegrama, de los hermanos José y Alberto de Caro, para cruzar nuevamente la cordillera. Arriba a Santiago en el año 1944 y se queda hasta marzo de 1953. Su estadía fue una seguidilla de éxitos, con él viajaron los cantores Ricardo Ruiz y Héctor Insúa; y el violinista Antonio Rodio que al final se quedaría a vivir en Chile. En este país, el Chula, grabó alrededor de 200 registros teniendo como cantores a Pepe Aguirre, Chito Faró, Carlos Morán, Ricardo Ruiz, Roberto Rufino, Andrés Falgás, Armando Arolas, entre otros.

Dejando la historia oficial y pasando un ratito a la leyenda (aunque puede ser historia también) quiero aventurarme en la vida de una mujer llamada Malena de Toledo. Se dice que a fines de 1941 el poeta Homero Manzi venía de vuelta hacia Buenos Aires desde México, e hizo una escala en la ciudad de Sao Paulo, Brasil. En su visita aprovecha para ir a un cabaret donde escucha cantar a Malena de Toledo, nombre artístico de Elena Tortolero, de quien muy poco se sabe, pero ella sería la inspiradora del poderoso tango MALENA. Al final Manzi, en su patria, escribe los versos a esa mujer, y ella muy lejos de saber que es la inspiradora del tango, se enamora del tema incorporándolo a su repertorio, se dice que cuando le señalan (años más tarde) que la obra se llama así por ella queda tan impresionada que dejó de cantar para siempre. ¿Por qué cuento todo esto?, simplemente porque Eduardo Moreno (autor de la letra del tango RECUERDO) relata que Elena era chilena, que él mismo tuvo la oportunidad de ver su documento de identidad y decía: "Nacida en Chile". Ella habría nacido en esta larga franja en 1906 ó 1916 y falleció en Montevideo, Uruguay, el 23 de enero de 1960.

Malena de Toledo

 

 

"Tus tangos son criaturas abandonadas
que cruzan sobre el barro del callejón
cuando todas las puertas están cerradas
y ladran los fantasmas de la canción.
Malena canta el tango con voz quebrada;
Malena tiene pena de bandoneón."

 

 

Algunos chilenos a la cancha

Aparte de los chilenos mencionados anteriormente tengo que destacar, primero que todo, al músico, pianista y compositor Osmán Pérez Freire. Este personaje nacido en Santiago el 29 de enero de 1877 era nieto del Presidente-General Ramón Freire y debió viajar a la Argentina a raíz de la Guerra Civil de 1891. Ya instalado en Buenos Aires, en el verano de 1913, se encuentra en una tertulia, organizada para la "gente bien" por Pancho Teurel, con José Razzano y Carlos Gardel, quienes habían sido contratados para amenizar la fiesta. Estos músicos quedaron sorprendidos por el nivel cultural de Pérez Freire y por sus composiciones, ya que el chileno comenzó a cantarles sus últimas creaciones, entre ellas una llamada ¡AY!, ¡AY!, ¡AY! que luego se convertiría en su "caballito de batalla". Los argentinos se entusiasmaron con el tema, así que abandonaron la tertulia con Pérez Freire a la cabeza y terminaron en el local más bohemio de la noche porteña de esos años, "El Armenonville". Esa noche Gardel y Razzano se subieron al escenario y le dieron como locos al tema del chileno, el público presente se entusiasmó tanto que lo pedían una y otra vez, así que los cantores siguieron hasta que las velas dejaron de arder; al final de la noche el dueño del local se acercó a los cantores y les ofreció un contrato por $ 70 diarios, al escuchar eso Gardel exclamó: "¡Por $ 70 diarios lavamos hasta los platos!". El tema ¡AY!, ¡AY!, ¡AY! finalmente fue grabado por Gardel.

 

Según algunos investigadores Osmán Pérez Freire sería el primer maestro (informal, al parecer) que tuvo este dúo. El chileno en su vida por la Argentina dejó muchas creaciones, entre ellas muchos tangos como MEDIA LUNA, 15 DÍAS DE FILO, PROBÁ QUE TE VA A GUSTAR, MI NENA, EL TRIUNFO DEL TANGO, MAR DE FONDO, ENTRE DOS LUCES, EL MASCOTÓN, MI RICURITA, TRADE MARK, etc. Pero sin dudas el tema ¡AY!, ¡AY!, ¡AY! lo acompañó hasta su muerte ocurrida en Madrid, el día 2 de abril de 1930.

Asómate a la ventana, ¡ay ay ay!
paloma del alma mía,
que ya la aurora temprana, ¡ay ay ay!
nos viene a anunciar el día.

Otro de los que trabajó e hizo amistad con Gardel fue Adelqui Millar (algunos lo llaman Adelqui Migliar), un personaje (no le cabe otro nombre) que vivió en muchos países dedicándose al cine, tan "patiperro" como Joaquín Murieta. Había llegado a Hollywood a principios del siglo XX cuando recién comenzaba a afianzarse el glamour del cine yankee . Así, en 1916 Millar actuaba como doble en varias producciones, las personas que lo conocieron relataron que era un tipo fornido y de muy buena pinta, además contaba con un talento innato y una imaginación terrible, que a la larga lo llevaron, un año después, a filmar su primer largometraje "El sabueso de Baskerville". Las cosas no estaban tan buenas para los extranjeros en Hollywood y Adelqui conoció de cerca la discriminación que lo llevó a irse a trabajar a Londres y París, donde filmó un buen número de películas. Pero hubo una muy particular que dirigió para la Paramount, ya que en ella tuvo entre sus actores a Carlos Gardel, fue "Las luces de Buenos Aires" en 1931. La cual se estrenó en Buenos Aires el día miércoles 23 de septiembre 1931 en el Cine Capitol que estaba ubicado en Santa Fe 1848, además esta película cuenta con la música de la Orquesta de Julio de Caro y en ella destacan Pedro Laurenz y Francisco de Caro. A raíz del éxito de su película decide radicarse en la Argentina y sólo vuelve a Chile en 1946 a dirigir el film "Tormenta en el alma", luego de eso vuelve a Buenos Aires para nunca más a volver a su patria (a recibir el famoso "pago de Chile").

Gardel en una escena de la película dirigida por Millar,“Las luces de Buenos Aires” (1931)

En la mima época que Millar ponía su pie en Chile, estaba tomando forma la figura de una leyenda del canto en este país, se abría paso Luis Enrique Gatica Silva, más conocido como Lucho Gatica o simplemente como El Rey del Bolero. Este muchacho que había nacido en Rancagua en 1928, comenzó su carrera a los 14 años, logrando un dramatismo en la interpretación que al mencionar la palabra Bolero se dice de refilón Lucho Gatica, porque al igual que Gardel con el tango, Gatica reinventa el género. Pero en 1965, al Rey se le ocurre hacer un pequeño giro en su carrera y grabar algunos tangos. Si bien en sus inicios se había dedicado a este tipo de música ya nadie lo recordaba, así que de todas formas se trataba de una apuesta. Los ejecutivos de la Odeón se entusiasmaron y coordinaron a la Odeón en Chile y Argentina para dar inicio al proyecto Lucho Gatica/Tango. La Odeón-Argentina le pidió a Miguel Caló que acompañara al Rey, estos aceptaron, pero lo que no estaba en los planes de nadie era que Gatica se encontraba en el pick de su carrera y estaba tan ocupado que era imposible que pudiera viajar a Buenos Aires. En la dinámica de la globalización de esos tiempos, el sello le solicita a Caló que grabe las pistas en Argentina para que Lucho Gatica les ponga la voz en los estudios de Santiago.

La orquestación fue bárbara, la voz inconfundible y el armado de la obra precisa, logrando una placa rarísima, pero buena. Está clasificada con el código LDM8166, lleva el título de "Tangos del Recuerdo" y está compuesta por los temas: PERCAL, MAÑANA IRÉ TEMPRANO, ADIÓS PAMPA MÍA, LA COPA DEL OLVIDO, MANO A MANO, SIN PALABRAS. CAMINITO, CADA DÍA TE EXTRAÑO MÁS, ALMA DE BOHEMIO, AL COMPÁS DEL CORAZÓN y A MEDIA LUZ.

Pero, sin dudas, de todos los personajes chilenos relacionados con el tango hay uno que es superlativo, todo un maestro. Su nombre, Porfirio Díaz, al igual que el dictador mexicano, pero éste era un chileno de tomo y lomo. No fue un allegado al tango, ni un eventual; ¡no señor!, fue un tanguero más, como todos los grandes. Incluso en Buenos Aires hay algunos que aún creen que es argentino, es que su nombre llegó a brillar en el firmamento del ritmo arrabalero.

Porfirio Díaz nació en Valparaíso el 25 de junio de 1912 y desde pequeño se dedicó al estudio de la música en el Conservatorio Van Dooren. Poseía un oído fenomenal y con 13 años apenas, se convirtió en Director de Orquesta comenzando un peregrinaje por diferentes países y ciudades. De su primer viaje, a Perú, trajo un tema conocido como A LA HUACACHINA, al cual le injertó un tema suyo, el foxtrot NO ME DIGAS, la obra se transformó en un éxito inmediatamente en todo el continente americano; inmediatamente los ejecutivos de la RCA-Victor se frotaron las manos con el chileno. Fue éxito tras éxito, comenzando una loca carrera no sólo por la música, sino también por los excesos y la bohemia. Sus composiciones eran muy aplaudidas ya que siempre dejaba algo en ellas para el malabarismo instrumental, sus dedos se paseaban por las teclas del acordeón o del piano (más adelante, por los botones del bandoneón), antes del tango su repertorio estaba colmado de composiciones folclóricas y de jazz.

Ya en el tango formó parte de los bandoneonistas de la Orquesta del Chula Clausi, para luego formar su propia agrupación, presentándose con bastante éxito y acompañando figuras de la talla de Libertad Lamarque, Mercedes Simone, Charlo, Mariano Mores, Roberto Firpo, Osvaldo Fresedo, Hugo del Carril, etc. En las filas de su agrupación estuvieron artistas notables como Lucho Silva (luego formaría el Dúo "Los Perlas"), Armando Bonasco, el gran Jorge Abril, Agustín Copelli, Juan Carlos del Mar, Carlitos Morán, Armando Arolas, Jorge Omar, Nino Lardi, Roberto Díaz, Pepe Aguirre (se llamaba José Gastón Aguirre Aguirre, había nacido en La Serena y se convirtió en figura del tango en Colombia, donde viajó en 1974 a un festival del género y nunca más volvió, falleció en Medellín el 31 de diciembre de 1988), y el tremendo Chito Faró (quien es autor del mítico SI VAS PARA CHILE).

Díaz era una celebridad de los arrabales y un loco; para la inauguración del Estadio Nacional el día 3 de diciembre de 1938 lo invitan como figura estelar, la gente movía las rodillas de impaciencia esperando al maestro, ávida de música, ávida de tango, ávida de Porfirio; y éste no los defraudó, apareciendo parado en el asiento de su motocicleta mientras con el instrumento detrás de su cuello interpretaba alguno de sus temas, la gente aplaudía, las mujeres suspiraban, los hombre lanzaban sus sombreros al viento y Porfirio se entusiasmaba más con el fuelle, ni el Circo del Sol lo hubiese hecho mejor. También tuvo la oportunidad de acompañar a los príncipes de Inglaterra Eduardo y Jorge en su visita a Chile, ellos intentaron cantar ADIÓS MUCHACHOS y les gustó tanto que quisieron seguir interpretando tangos, pero a Díaz le molestó la manera de cantar de los ingleses, fue una predicción: Inglaterra y el tango no pueden ir juntos.

Como compositor Porfirio también tiene sus gracias, al llegar a Santiago desde su puerto querido arrendó una casa en Calle Cuevas 889, quedando como vecino de un poeta chilote llamado Manuel Andrade Bórquez, con el que hizo muy buenas migas. De hecho, cuando Díaz se casa con la cancionista de tangos Amelita Cortés, el vecino, don Manuel, fue el padrino de la unión. Este poeta chilote aparece un día en la casa de Porfirio solicitándole un favor, que le ponga música a un poema escrito por él en honor a su hermano. Porfirio dentro de su genio le pone una música y la obra se transforma en una "temazo" que, hasta el día de hoy, es parte del acervo folclórico de todo chileno y que comienza con: "En una aldea costera, de plomizadas arenas, vivía un viejo marino...", nacía así VIEJO LOBO CHILOTE, luego vendrían HIMNO A CHILOÉ, EL CURANTO, LA CUECA CHILOTA, CHONCHI, etc. Y eso que el maestro Díaz nunca había pisado la Isla de Chiloé. Recién en 1983, gracias a una invitación, recibe el merecido homenaje por el pueblo de Chiloé, es paseado de pueblo en pueblo por toda la Isla recibiendo el cariño de la gente del sur, ese indescriptible. El loco de la moto muere el día 21 de agosto de 1993, dejando un buen número de discos grabados, entre sus registros dejó tangos notables como LA ABANDONÉ Y NO SABÍA, POBRE CORAZÓN, NO HAY DERECHO, SOMBRAS NADA MÁS, OJOS VERDES, MARRÓN, DOS CORAZONES y por supuesto no puedo dejar de nombrar VIEJO SAN DIEGO una verdadera joya.

Lamentablemente todas las cosas en esta vida se acaban, en ese momento se nos acabó la segunda botella de ginebra y el Polaco llegó hasta ahí con el relato. Le pedí que otro día nos juntáramos para continuar, pero dijo que no prometía nada.

- Pero le voy a dar un gusto morocho. Páseme la guitarra y cante lo que quiera.

- No sabía que tocara guitarra.

Ya lo sé, me volvió a decir. Y comenzó a tocarla, era BALADA PARA UN LOCO, yo no sé si fue casualidad, pero le agradezco el gesto, ya que ese tema es muy fuerte para mi desde que mi hija de pequeña me pedía que se lo cantara todas las noches antes de dormir. Lo canté con los ojos cerrados, para sentir mejor el momento, y en esa parte, la del final, donde dice "loca ella... loco yo..." la guitarra dejó de sonar, sabía que al abrir los ojos el Polaco ya no estaría allí, y así fue. Sigiloso fui al estante de libros, saqué el Tomo IV de la Obras Completas de Jorge Luis Borges y deslicé mi mano hacia atrás para sacar mi botellita de Bolts, esa que tengo para casos de emergencia (no la comparto con nadie, ni con los fantasmas) y me serví una copa mientras pensaba en tantas historias que nos quedaron por conversar como la de Francisco Flores del Campo y su actuación como el novio de Marga en la película "El día que me quieras" junto a Gardel o del programa de la desaparecida Radio Almirante Latorre de Talcahuano, "Con permiso soy el Tango" con Magali Almendras. Parece que del tango aún nos queda de qué conversar con Goyeneche, sólo falta la ginebra (por ahora). 

Roberto “Polaco” Goyenche (Fotografía de Mónica Fessel. www.monicafessel.com )

 

Un poco de recuerdo y sinsabor
gotea tu rezongo lerdo.
Marea tu licor y arrea
la tropilla de la zurda
al volcar la última curda.
Cerráme el ventanal
que quema el sol
su lento caracol de sueño.
No ves que vengo de un país
que está de olvido, siempre gris,
tras el alcohol.

 

 

Fuentes:

•  "Entrevista a Tania" por Enrique Rodríguez Villa. www.todotango.com

•  "Cómo gusta el tango en Chile" de Mireya Roberano. www.globaltango.com.ar

•  "Las películas de Le Pera". Silveter Byrón (2003). www.geocities.com/eaf_underground

•  "Entrevista a Libertad Lamarque" por Juan A. Muñoz. Noviembre 11 de agosto de 1986. www.lamusica.emol.com

•  Artículo "Una charla con Gabriel Clausi" de Néstor Pinsón.

•  Artículo ¿Quién es Malena? De Ricardo García y Néstor Pinsón.

•  Artículo "Tres personajes y una canción". (11/08/2002). www.chiloe.cl

 

Agradecimientos :

•  A Omar Valera por su gesto de enviarme desde Venezuela el CD del maestro Porfirio Díaz, el cual escucho al escribir estas líneas.

•  A Javier Weibel quien tuvo la gentileza de tomar algunas fotos por las calles de Santiago.

•  A María Eugenia Godoy, por darse la lata de corregirme los textos.

 

 


Si quieres escribir a Muñozcoloma, puedes hacerlo a: munozcoloma@yahoo.com y ver su web en: www.munozcoloma.com.ar
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