POESÍA ESPAÑOLA CONTEMPORÁNEA
Poéticas desde la postmodernidad
2
ª Parte
COMPILADOR LEO ZELADA
Poéticas desde la postmodernidad:
Introducción crítica a la poesía Española contemporánea
La presente introducción crítica pretende esbozar algunos lineamientos generales por dónde se está debatiendo los derroteros de la poesía actual española. Toda labor crítica literaria es solo un acto de aproximamiento hacia una «singularidad» física como es el arte poética. Las diferentes entradas teóricas a la comprensión de la poesía, se pueden reducir a dos formas de analizar el poema, que son las herramientas críticas textuales, reducidas a pesar de sus vericuetos eclipticismos a una visión centralizada y obsesiva con el poema, al cual ellos llaman asépticamente «texto» y la segunda -más flexible- es una mirada contextual que pretende ser un ingreso a una interpretación del contexto en el cual se desarrolla la obra de un autor. Nuestra mirada pretende ser una mirada desde la poesía y hacia la poesía. Si se quiere será una mirada hermenéutica, pero vista desde los ojos de un creador.
La poesía es según mi discutible opinión, la más perfecta y pura de todas las artes y su forma de expresión el verso, la expresión más cercana de recreación que tienen los hombres para acercarse sin máscaras a su mundo interior. La poesía en suma, es una forma pura de conocimiento, la forma estética donde se expresa mejor la filosofía. La poesía en sí es sabiduría, los griegos por algo definían como «Logos» al conocimiento, como un sistema de pensamiento racional, en síntesis como un discurso mimético y rígido, más utilizaban la acepción «poiesis» cuando querían expresar sabiduría como conocimiento creador.
Todo acto de crítica literaria que deje la demagogia formal es en suma un acto de gusto y todo acto de conocimiento básicamente es un acto de «fe». La opinión es un acto de «fe» y en este acto de «fe» por tratar de comprender la poesía, sus misterios, orígenes y devenires, partiré con mi segundo acto de «fe» literario que es el afirmar que la que la poesía escrita en lengua castellana por originalidad y brillantes, es una de las poesías -sino la mejor- más importante del mundo. Mas, desarrollar esta afirmación podría ser motivo de un libro aparte y no es mi deseo apartarme de la temática central de esta introducción crítica.
Como dije anteriormente, la poesía hecha en lengua castellana es una de las poesías más importantes del mundo. Desde el Mío Cid, Jorge Manrique, pasando por los grandes maestros líricos del siglo de oro español como Góngora y Quevedo, Juan Ramón Jiménez y la generación del 27 con Lorca, Cernuda, Salinas y Miguel Hernández, la poesía escrita en la lengua de Cervantes ha gozado y goza de una rebosante salud. Es importante señalar que la poesía escrita castellana durante la época de la colonia española en Latinoamérica, tuvo dos destacados representantes al nivel de los más celebrados poetas del siglo de oro en España, como son la poeta mexicana Sor Juana Inés de la Cruz y el poeta peruano Juan de Espinosa Medrano alias «El Lunarejo». Esta tradición poética en Latinoamérica fue continuada por los poetas modernistas Rubén Darío y José Santos Chocano, entre otros, quienes luego dieron paso a los grandes maestros como Vallejo, Neruda, Huidobro y Octavio Paz quienes ejercerían notable influencia en la poesía española a lo largo de todo el siglo XX.
Es casi desconocido el devenir poético de la poesía escrita en nuestro idioma luego de la generación del 27 en España. De España podemos señalar la poesía hecha por los autores de la denominada generación poética de los 50s, entre los cuales destacan los poetas Francisco Brines, José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Ángel González, y Claudio Rodríguez. A estos poetas habría que agregar las valiosas poéticas insulares de Pere Gimferrer y Antonio Gamoneda.
En la actualidad la mayoría de estos poetas escriben dentro de un contexto social en cual se ha anunciado el agotamiento de los grandes discursos de la modernidad, y por ende, también, del fenecimiento de las grandes propuestas estéticas de la modernidad que desde los años aurorales del romanticismo, acabarían en su variante más radical y extrema que vienen a ser las vanguardias literarias europeas de la primera mitad del siglo XX. El afán de novedad y la búsqueda de originalidad en forma compulsiva, agotaron estas propuestas literarias de la era moderna para dar paso a un escenario postvanguardista en el cual predominaban los discursos eclécticos y a-críticos de la postmodernidad. Este quiebre de paradigmas poéticos y literarios derivó en la búsqueda de nuevas propuestas líricas que hallaron su renovación en una poética del pastiche y en una poetización superficial y vana. Todo ello se enmarca dentro de la dictadura del mercado editorial y sus criterios de lo que es correcto comercialmente para editar. Hay que agregar que en esta época el papel gravitante de la poesía y de los poetas en la esfera pública decayó notoriamente. Todo ello ha posibilitado la creación de una gaseosa posvanguardia experimental que cae en una nihilista pirotecnia verbal, pero que carece del sentido básico y fundamental que tenían las vanguardias poéticas de la modernidad, que es, el sentido crítico. Con crítico no me refiero a una crítica -valga la reiteración- discursiva social, sino a una visión personal, distinta y autónoma del creador, en este caso del poeta frente a las leyes, ideologías y reglas del mercado editorial mercantil.
Esta visión autónoma del arte y la libertad de expresión poética, si bien es cierto, se teoriza y cimienta en la modernidad, tiene sus precursores en muchos poetas y artistas que a través de la historia se han enfrentado al canon de las formas literarias y las estructuras sociales de su época. La tradición libertaria en contra de los discursos de poder siempre han existido en la poesía. Esto viene desde Li Po quien se enfrenta al emperador chino Xuan Zhong, pasando por Villon que desafió a los señores feudales de su época o el caso emblemático de la poeta rusa Tsvetáeva quien realizó una crítica lúcida al régimen autoritario comunista soviético, o más recientemente la actitud contestataria de los poetas Bukowski y Ginsberg contra el discurso de la utopía virtual de la sociedad del consumo y del espectáculo del imperio estadounidense.
Ingresando a la poesía contemporánea española, esta se desenvuelven básicamente entre la tensión de una visión postmoderna de la literatura y propuestas líricas que van más allá de la postmodernidad. En España, a comienzos de los años 70s surgiría una agrupación llamada l os novísimos quienes fueron tal vez la última experiencia literaria con propuestas neo-vanguardistas de importancia en aquel país, que en opinión de José María Castellet quien hizo él prologo a tan paradigmática publicación, tuvo la intención, cito: «manifestar la existencia de un nuevo tipo de poesía cuya tentativa era, precisamente, la de oponerse -o ignorar- a la poesía anterior. Por eso, los poetas allí presentados, reivindicarían todo lo que durante las últimas décadas se había rechazado: el decadentismo, el esteticismo, el lujoso léxico modernista, el estilo de la vanguardia, el malditismo». Esta reivindicación crítica es comprensible teniendo en cuenta el contexto conservador y represivo de la dictadura de Franco en aquel entonces. De esta denominada generación de los "novísimos", he seleccionado la poética cultista y de resonancias minimalistas del poeta y crítico literario Jaime Siles, quien se refugia en la brevedad del lenguaje para hacer una poesía brillante y densamente profunda en el ámbito de la experimentación formal de la lengua. Luis Antonio de Villena es un autor considerado de tránsito, que aunque no fue editado en aquella mítica primera publicación los novísimos españoles de Castellet, fue incorporado a esta nueva pléyade de poetas en posteriores publicaciones. Pero también Villena es el autor que da origen a lo que se denomina los poetas de la experiencia , los cuales son los poetas españoles más gravitantes en la península española desde finales de los años 80s hasta la actualidad. Básicamente, la poética de la experiencia descansa en una lírica de corte figurativo, con temas urbanos y de referencias al pasado. Una poesía que pretendía hablar desde la cotidianidad a partir de una base coloquial y con visos metafísicos. De esta corriente poética hemos seleccionado la poesía de Luis Antonio de Villena, la cual, es una poesía realista, pero glamorosa; que habla desde los temas cotidianos, una poesía que apela a la anécdota, a temas urbanos sin renunciar a una melancólica nostalgia por tematizar los tiempos pasados. Figura insigne de la poesía de la experiencia es Felipe Benítez Reyes. La poesía de Felipe Benítez Reyes a pesar de compartir premisas poéticas similares con la de Villena, profundiza más en un eclecticismo depurado y un conceptualismo lúcido. Falta agregar la voz mágica de Blanca Andréu con una lírica poesía fuertemente influenciada por el surrealismo quien no pertenece a ninguno de los grupos anteriores, mas su voz es una de las más importantes dentro de la denominada generación poética de los 80s.
Paralelo a estos poetas renombrados de los novísimos y la experiencia , hay un grupo de poetas españoles que han desarrollado una labor poética menos publicitada pero no por ello menos importante. Juan Carlos Gómez Rodríguez desarrolla una poesía llena de una perfección formal inusitada que transita entre el rigor con la palabra y la iluminación lírica resplandeciente. Antonio García Vargas ha logrado una extraña pero feliz mixtura entre la experimentación con el lenguaje y la belleza de la imagen. Celina de Sampedro y Agustín García hacen una poesía pictórica en la cual los poemas son como cuadros desplegándose en la página en blanco. En el caso de Celina en una serie de imágenes simbólicas llenas de sabiduría y en Agustín en la indagación metafísica. Kepa Murua hace una poesía profunda que no hace concesiones al barroquismo vacío y busca siempre la palabra precisa. Teresa Domingo Cátala mas allá de sus búsquedas estéticas, considero, está más centrada en la búsqueda de la poética en sí y en ese sendero de pureza lírica, deja estelas doradas en sus versos. Isabel Alamar crea un universo poético en donde la concisión de la palabra y el desborde son sus características esenciales. Antonio Pérez Morte hace una poesía llena de signos literarios empero de versos que traslucen transparencias. Cristina Ruperte Paris, es una poeta del silencio y de bellas imágenes. Oswaldo Roses es el poeta de la brevedad intensa y brillante. Fernando Ortega es un poeta de oficio, artesano de la palabra, Victoria Pereira trabaja con el descarnamiento y la serenidad en su poética, e Iván Humanes, es una joven promesa que camina entre la audacia formal y la erudición clásica.
Esta antología de poesía española espera mostrar al público hispano hablante en general las nuevas voces poéticas españolas de la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días. «Poesía española contemporánea: Poéticas desde la postmodernidad», es una muestra bastante representativa de la poesía actual en lengua castellana y esta antología su más lograda recopilación Poética.
Lima, 7 de julio de 2005
Leo Zelada
leozelada@yahoo.com
Fernando R. Ortega
Murcia, España, 1969
Licenciado en Derecho por la Universidad de Navarra. Es Director de la sección de Derecho de Tráfico y Circulación de la web www.juridicas.com (Ed. Bosch) así como colaborador de los diarios Nexotrans y El Vigía .Colaborador habitual del programa «El público» de Canal Sur Radio (radio pública de Andalucía) y columnista de Marqueze Telecom. En la revista Viajeros, posee la sección El pupitre dedicada a temas no jurídicos y dirige la web www.publicatuslibros.com. Es miembro de Claustro Poético de Jaén dónde además es miembro del Consejo de redacción de Claustro Poético virtual. Es autor de varios poemarios, como Estractum (publicado en cuatro entregas en Badosa.com), Visiones (también disponible en Badosa.com), Galería de pasiones o El álbum de fotos, entre otros. También es autor de los relatos Calor o La nave .
TRILOGÍA PARA UNA MUJER
PRIMERA
Nuestros trayectos se acabaron, no volverán a cruzarse;
las vidas vividas quedan atrapadas en los sueños,
paseos gaseosos por la laderas de tu cuerpo
que ahora se extinguen con la llegada de esta hora,
la de partir, la que borrará las huellas del ayer,
la que dejará la tierra yerma de recuerdos,
esos que jamás vivimos pero sentimos;
tantos segundos añorando tu pasear
y ahora, los días se escapan entre mis dedos,
sin poder acariciar tus lágrimas, esas de azúcar,
las que ensartaste en tus pestañas solitarias,
las amarramos a la luz de tu mirada
para que mis naves bucaneras
no partieran de la tierra que te pertenecía;
barcos sin velas arrastrados por tu respiración
y dejados sin timonel al son del ruido
de tu corazón que ahora se deshace
en miles de adioses, de soles que no llegan,
de semillas de mí que jamás volverás a plantar
en la bitácora de tus deseos marítimos.
SEGUNDA
Cuando miro esa luz, la de mi vela,
son tus ojos de fuego los que se presentan
ante mis acuosas lágrimas fugitivas;
la luz se apaga cuando mis recuerdos
lejos ya de tu aire salvaje, sobreviven
entre marcados compases de notas musicales
que se arrugan ante tu nombre;
mis composiciones yacen huérfanas de tus caricias,
palabras que no sienten el paso
de las palmas de tus manos angelicales, nerviosas,
abanicos de sensaciones algodonales.
Me voy, salgo ya por la puerta del olvido;
tras de ti correré saltando los días del calendario,
ese que sólo tiene días con tu nombre,
el que posee las hojas que saben a tus besos,
el que esculpí en mi alma pasajera
deseosa de salir de un laberinto de errores;
quiero irme ya y consumirme como la llama
de mi vela que suena a música del ayer,
a gramola hecha con jirones de tu piel;
sálvame dándome tu mano, prendiéndome a tu vestido;
desnudo dormiré a las puertas de tu alma
déjame que viva dentro de ti.
Victoria Pereira
Madrid, España, 1947
Miembro fundador de la Tertulia «Versos Pintados» del Café Gijón - Madrid. Miembro de la tertulia «La Madreselva» - Madrid. Segundo premio II Concurso de Poesía Internacional «Shantiniketan en Albacete», España. Mención de Honor en el XII Certamen de Poesía A.M.P.P.I. (Alcorcón-Madrid). Ha publicado los libros Diario de Una española en Necochea (Argentina-2000), Mareas Humanas (Madrid-2001), El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros (Madrid 2001) y en las antologías: La palabra contra el tiempo - Antología de poetas Verbo Azul - (Madrid 2002), I Antología Poética (Edición Histórica) Editorial AVBL Comemoração do 3º Aniversário da Academia Virtual Brasileira de Letras (2004), Antología Internacional Sensibilidades Oro (Madrid 2005), Antología de poesía erótica: Larghetto ma non tropo (Venezuela 2005) entre otras. Actualmente tiene una página Web dedicada a la poesía con la siguiente dirección: http://victoriapereira-lia.com.
LA PUTA QUE LLEVA DENTRO
"El sexo es el consuelo que uno tiene
cuando no le alcanza el amor"
G.G. Márquez
No sin gran esfuerzo, tuvo que pasar de garza a puta, eso sí, su quinta de estilo Neoclásico, parecía transportada del mismo siglo XVIII.
Había adoptado un aire de burguesa en la gloria y se encontraba a gusto en aquel papel. Creativa y soñadora, con aquella cara de porcelana, que más bien era la reencarnación de un hada.
Antes de ti no hubo existencia,
ni armonía en sus caderas.
Un despertar vacante de colores.
Camino de viento y paja, se me vela el pensamiento al recordarla; nunca conoció la dicha del amor y no tuvo más guardián que la fiera dormida en su interior.
Una tarde de Abril, alguien le preguntó: ¿cuándo la calentura pinta tu frente y la nostalgia del aire no te deja soñar...,
dónde, mujer, escancias tu vino,
en qué desoladores brazos
esculpes tu pasión?
Parecía inverosímil, ya no recordaba aquellas palabras. Cansada y moribunda, dejó sus pasos cincelados en el frío mármol del sexo.
Ni joven,
ni hermosa:
sólo madura en desengaños.
Ahora, con sus naves cargadas de plata, emerge del erotismo y del deseo.
¡Pobre piel sin piel! En la memoria de los árboles, florecerán sus frutos sin cicatrices.
Baluarte de guerreros y soldados.
Bastión de pescadores y marinos.
Puta,
sólo,
sola,
puta.
SIGNOS
Si cantan, es ti que cantas
Si choran, es ti que choras
I es o marmurio do río
I es a noite i es aurora
(Negra sombra)
Son ciudades vacías,
tiempo de no embarcar metáforas,
huir perseguidos por los dedos del aire
sin ver que es peor lo que puede acosarnos.
No ver a la bestia tras una luz opaca que no admite gestos, como las piedras:
detenerse o continuar,
perseguir la estrella del triunfo y parar en su propio límite.
No es el signo quien nos acosa, son las calles, la propaganda,
cortinas cerradas a la realidad.
No te duelas si mañana no existimos.
Sin sombras y con malos humores queda la calle, mientras el hombre, peregrino siempre de lo absurdo, alborea en caminos sin construir.
No me repliques
que no te gustan las gardenias,
ni la flor del naranjo cuando perfuma.
Si miro a tus ojos los destellos no son inocentes.
Casi intocable asoma la juventud por las mañanas, ¿entonces? hoy es distinto, no rodará otra vida ensangrentada, la imagen de la primavera: nacerá verde.
Quebrada la mano quiere taparse los ojos, y el pie, desnudo, andar sobre sonrisas que vuelen alto.
Antonio Pérez Morte
Zuera, Zaragoza, 1960
En 1979 publica su plaquette Arrancado del silencio. En Aragón, los poetas Manuel Pinillos, Luciano Gracia y Guillerno Gúdel apuestan por la obra, todavía en agraz del joven escritor, que durante los ochenta dará cuatro nuevos títulos a la imprenta: Sombras Incompletas, Un paso más, Huellas, y Brotes. Este último libro fue prologado por el poeta y cantautor José Antonio Labordeta, e ilustrado por José Luis Lasala. Ha colaborado en las siguientes publicaciones: Rolde, Trébede, Siete de Aragón, Qriterio aragonés, Heraldo de Aragón, El periódico, La Expedición, Poesía por Ejemplo, Cuadernos del Matemático, El grito, Almiar, Mil y una historias. Muestras de su obra reciente se recogen en numerosos libros colectivos y en antologías como Libro de Poetas 2004 y 2005 (Ayuntamiento de Córdoba), Vento/Viento (Editorial Celya, 2004), Imágenes de Aragón (Egido 2004).
¿Y AHORA QUÉ?
¿Y ahora qué, lector?
Solos tu y yo,
desconocidos.
Unidos por un libro
en el que no sé qué buscas,
en el que yo ando perdido.
ESTE POEMA
Este poema está vivo.
Tiene ojos.
Invisibles ojos, que sin verlos, te miran.
Lees y acaricias versos que se erizan.
Este poema está vivo,
quiere escucharte recitar en voz alta;
meterse en tu casa o quizá en tu cama;
curiosear tus estantes de discos y libros,
de fotos y cartas;
provocarte emociones y hurgar en tu vida:
¡Date prisa, pasa de página!
SOLICITUD
Una botella de Jack Danields
o Four Roses en su defecto.
Un disco de The Smiths,
Mar Otra Vez, o Corcobado.
Una noche de calor muy elevado.
Un dormitorio fresco, apagado,
desnudo de recuerdos.
Una cama con un cuerpo dispuesto
para arder junto a mi cuerpo,
sin prisas, lento, muy lento.
Hielo.
Oswaldo Roses
Malaga, España, 1965
Escritor, poeta, y ensayista. Ha ganado los premios «Encina de la Cañada» (Madrid), «Ángel Martínez Baigorri» (Navarra), y «Ciudad de Lucena» en lo que respecta a la poesía. Ha colaborado en las revistas escritas Casa de Las Américas (Cuba), La Palabra y el Hombre (México), Signo (Bolivia) y Repertorio Americano (Costa Rica).Tiene una columna en las revistas digitales Red y Acción, La Bisagra, Triplov, Arte Literal. Forma parte de la redacción de DOMIST y de los suplementos literarios Torre Tavira de Cádiz. Colabora con el proyecto Gente con Talento de Colombia y las revistas digitales La Casa del Asterión, Letras Salvajes, Ecognosco, Brevespacio, Lexia y El Híbrido Literario.
LLORANDO ESCRIBE CIEGO
Llorando escribe ciego
porque érase una vez la luz
como érase una vez el miedo
mientras lo borraba todo por las esquinas
mientras lo borraba todo a lo Goliat
todo como moscas
todo y ni un ángel de la guarda ah aparecía
ni una respiración cósmica
ni nada
sólo para anular las sombras
sólo para soportar la peste
con cocido o sin él de alma y de manía
con tranquilidad de muerte a lo nunca jamás
presumiendo «qué muerto más hermoso»
entonces cómo arreglar esta escena
sin duda una romería hace falta
una fábrica de absurdos
matadero de tótemes
y terratenientes en calzoncillos
pues bien Lord Byron lo hubiera advertido
además hubiera ganado una medalla
o un espantaguarros para su zaguán
qué más da
carantoña del tres al cuarto
cantamañanas que lame vallas y está en la inopia
¡valiente criminal!
EN POS DE MI PALABRA
En medio de la desolación a golpes
grito a veces
con unas flores de amor verticales
pero no paralíticas.
Me ayuda a gritar un perfume, cierta
angelical ternura,
surtiéndome fuerza contra el abismo
y definitivo verso.
Como bajo un destino de tinieblas
grito
porque unas lagrimas sólo no significan nada,
no se especializan en volcánicos latidos,
no,
no consiguen nada.
Cristina Ruberte-París
Zaragoza, España, 1968
Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad del País Vasco) y Diplomada en Magisterio (Universidad de Zaragoza). Ha trabajado como guionista de radio en Radio Nacional de España y redactora de publicidad para distintas instituciones. En los últimos años ha desarrollado una intensa labor creativa con la publicación de sus relatos Reloj de Repetición , Comunícate y Deshójame ; así como sus poemarios Amapolas y Cacerolas y Galletas en Soledad , en distintas antologías internacionales de autores noveles y poetas hispanoamericanos. La autora ha sido finalista en el VII Certamen Literario Internacional de Poesía organizado por la Editorial Nuevo Ser (Buenos Aires) y en el Certamen de Narrativa «Colores en Tiempos Literarios» convocado por la Editorial Novelarte (Córdoba. Argentina). En la actualidad, reside en Zaragoza donde colabora activamente con distintas comunidades literarias internacionales.
PRINCESA DE PIERNAS CORTAS
A María
Ojeras profundas visten tu cara.
Grácil princesa de piernas cortas
y trenzas largas,
lágrimas verdes
y otras rarezas,
que sólo tú, carita de filipina, soportas.
Te observo en el descanso
chupando el pitillo
y bailoteo en tus oes
de humo vagabundo.
Una hoja verde
descansa en tu remanso.
Ríes y yo río,
y, entre pitillo y pitillo, yo charlo contigo,
princesa de trenzas largas
y de tiempos perdidos
junto al río.
En el frío recreo, de gris cemento,
cantas.
Y corres,
abanico de colores,
con tu falda de cuadros escoceses,
grises, verdes y amarillos;
con tus calcetines blancos
y tu jersey azul.
Y también -aunque lo disimules-
te veo hacer pucheros
con tus carrillos rosas
y tus ojitos chinos.
Pucheros de lágrimas y angostura
para una dama de rara alma
y corazón sin costura.
Pucheros de pétalos de amargura.
Mamá ya no estaba.
No te vio echar los primeros dientes
aunque ratones no te faltaron.
Ratones blancos, ratones grises.
Locos ratones
escalando incesantes por tu noria.
Trepadores melancólicos
en tu frágil memoria.
A tu corazón,
tierno como un queso,
no le faltaron bigotes.
Ni abuelos, ni abuelas,
ni tíos, ni tías.
En la puerta no estaba.
Y sonó la sirena.
Contaste una, dos, tres, cuatro y...
Cinco mamás.
Y no contaste más
porque más no contabas.
Y pronto aprendiste a restar.
Y restaste a mamá,
para nunca llorar.
Tu mochila rosa de piedras se llenó
porque tus piernas cortas no andaban
y tu rodilla herida sangraba.
Ella no estaba.
No soltó tus trenzas de india de la luna,
de rubia amazona sobre blanco poni.
No mesó tu cabello, de trigo maduro,
suicidado junto al río.
Ni estiró los calcetines,
blancos de ganchillo,
enrollados en tus zapatos rosas
de princesa linda,
de reina de la hojarasca,
de hechicera de promesas,
en lágrimas verdes convertidas.
Y tu abuela lloraba
y lloraba.
Pero tú, princesa de trenzas largas
y ojeras profundas,
mirabas el río.
Solo mirabas el río
¿A dónde va el río?, abuela.
El río no va,
el río viene de las montañas.
¿Y no va a ningún sitio?, abuela.
Ella no estaba,
en tus fotos de pimpollo blanco,
teñido de amapolas rotas,
y rosario pulido.
Grácil princesa de piernas cortas
y trenzas largas,
hoy tu luna está menguada,
y el pitillo va y viene nervioso,
del cenicero a tu mano
y de la mano a tus labios
y las palabras se enredan
con el humo endiablado
de tu pitillo rubio.
Hoja verde
en las mansas aguas del río que no va,
donde la niña rubia de trenzas largas
moja sus pies.
Celina De Sampedro
Gijón, España, 1926
Con su primera obra de teatro La disciplina de la vida ganó el Premio «Vital Aza» del Instituto de Estudios Asturianos. Tiene Nueve libros de poesía: El canto del otoño; Una gota de lluvia; En otro andén; Eco de Esquila ; Los ocres desangrados ; La pulpa de la cereza roja (finalista del premio Gabriel Celaya); Las preguntas que el viento no contesta (4º premio de poesía Fundación de La Carolina); Desde los siglos del invierno; Cecilia y, Desnuda de mi siglo . Uno galardonado con el premio La Carolina y otro finalista del premio Celaya, más 2 plaquette, así mismo de poesía. Tres libros de relatos. Cuatro novelas: El amor antes de los sesenta , prologado por Cristobal Zaragoza; En pleno vuelo arrebatado (entre los finalistas del premio planeta 1997); De mayor quiero ser armario (Novela Juvenil), y Tierra de Retorno (2005) Figura en la Antología del Real Instituto Jovellanos «Esculturas del Aula»; en la antología Rusa Guitarra para 26 cuerdas ; en las italianas Carteggio por el profesor Ubaldo Bardi, y I Fuochi de Prometeo , por Michele Coca; y en la antología de la revista Prometeo, del cual su presidente es Juan Ruiz de Torres. Colaboradora semanal del Diario de Toledo, «El Día».
¡Y AQUEL PASTOR!
Y aquella montaña
donde el tomillo brotaba enloquecido
queriendo ser del aire.
Y aquella cuesta
de dulces arándanos brotada.
Y el eco de la esquila
de la oveja que pasta en lo lejano.
¿Y que piensa el pastor de nuestro abrazo
recortado en la brisa?
¿Le traerá al recuerdo otro abrazo,
o no sabrá de abrazos?
UNA PEQUEÑA FLOR
Hoy la esperanza
ha puesto una pequeña flor
junto al arroyo claro.
La brisa nos ofrece perfume de mimosas.
Quizá después de todo venga la lluvia a vernos.
MORADO COMO EL MAR
Esta mañana,
morado como el mar que sufre la tormenta,
y suave como musgo
empapado de lluvia,
nació un lirio.
Recliné mi cabeza,
bebí agua en las raíces de aquel hermoso lirio
y sostuve en mis manos su delgada hermosura.
Jaime Siles
Valencia, España, 1951
Doctor en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca. En 1973 obtuvo el Premio «Ocnos»; en 1983, el «Premio de la Crítica»; y, en 1989, el Premio Internacional «Loewe de Poesía». Ganó la primera edición del Premio «Generación del 27». Ha publicado los siguientes libros de poesía: Génesis de la luz (1969); Biografía Sola ( 1971); Canon (1973); Alegoría (1977); Poesía 1969-1980 (1983); Música de Agua (1983); Poemas al revés (1987); La Realidad y el Lenguaje (1989); Semáforos, Semáforos (1990); Himnos tardíos (1990), Poesía 1969-1990 (1992).
ACIS Y GALATEA
Ese cuerpo labrado como plata,
ese oro, esa túnica, esa piel,
ese color que tiñe la escarlata
corola del pistilo de un clavel;
ese cielo de cárdenos espacios,
esa carne que tiembla en el vaivén
de las rodillas y de los topacios
nos dicen que este cuadro es de Poussin.
El resplandor del sol en los minutos
del gris del agua sobre el gouache del gres,
el césped de corales diminutos
que puntean las puntas de sus pies;
el placer de los vicios absolutos,
el maquillado estambre, el cascabel
de sus tacones, los ojos resolutos
disueltos en vidrieras de bisel;
las dunas de su cuerpo y esas manos
que la luz difumina en el papel
de este poema dicen que eran vanos
ese oro, esa túnica, esa piel.
La chica que los mira aquí a mi lado
es más real que el lienzo y que el pincel:
hace un gesto de geisha emocionado,
más certero, más cierto, más rimado
de rimmel que la estrofa del clavel.
El cuadro del museo que miramos
no está en la sala, ni en el Louvre, ni en
la Tate Gallery, el Ermitage o Samos,
y no es -ni por asomo- de Poussin.
El cuadro del museo que miramos,
Acis y Galatea , ella y él,
somos nosotros mismos mientras vamos
-ojo, labio, boca, lengua, mano-
sobre la carne del amor humano
ensortijando flores, cuerpos, ramos
de un verano mejor que el del pincel.
CONVENTO DE LAS DUEÑAS
A Federico Ordiñana
El oscuro silencio tallado sobre el tacto
golpea sin tocar la luz de esta materia,
de esta altura perdida persiguiendo
la eternidad donada a sus figuras.
Un sosiego perenne asciende hasta la música.
difumina los ecos sonoros del espacio
y pulsa, impele, domeña, geometriza
la mágica sorpresa del aire en surtidores.
Infiel al arbotante, a la jamba convexa,
al ritmo que la mano con claridad impone,
deja un aliento verde para llegar al sueño,
al éxtasis que crece desde la piedra en fuga.
Y queda un resplandor, una callada imagen,
un fragmento de tiempo que impreciso se ahonda
y nunca más se ha sido: se está siendo
porque en su dimensión la forma dura.
Luis Antonio de Villena
Madrid, España, 1951
Estudió filología clásica y románica en la Universidad Complutense de Madrid. Con 19 años publicó su primer libro de poemas, Sublime Solarium , en la colección de poesía Bezoar. Su segundo libro, Syrtes, fue recuperado y publicado por Ediciones DVD en el año 2000. Por su poemario Huir del invierno recibió el Premio de la Crítica de 1981. En 1989 apareció el volumen La belleza impura , que recogía toda su obra poética hasta ese año. Más adelante esta obra se ha ido incrementando con títulos como Marginados, Asuntos de delirio y Las herejías privadas. Los últimos títulos publicados por Villena han sido La nave de los muchachos griegos y 10 sonetos impuros .
TRACTATUS DE AMORE
I
No digas nunca: Ya está aquí el amor.
El amor es siempre un paso más,
el amor es el peldaño ulterior de la escalera,
el amor es continua apetencia,
y si no estás insatisfecho, no hay amor.
El amor es la fruta en la mano,
aún no mordida.
El amor es un perpetuo aguijón,
y un deseo que debe crecer sin valladar.
No digas nunca: Ya está aquí el amor.
El verdadero amor es un no ha llegado todavía...
II
Y es que el verdadero amor -nos dicen- nunca jamás
se parece a su imagen.
Disociadas la forma y la materia,
se nos obliga a elegir,
considerando en más a la anterior morada.
(¡Pequeña traición, dulce retaguardia, muy humana!)
Porque el verdadero amor coincide
con sí mismo,
y dice bien Novalis que todo será cuerpo
un día que anhelamos.
Columna de oro y niño de azul,
el tetractys entregado en la mirada,
tú fuiste al tiempo unísono
el amor y su imagen
y sólo la realidad trastocó nuestros cuerpos
o confundió con falsa voz nuestra amistad equivocada.
Porque no siempre es posible el encuentro
y hostil es, a menudo, el bosque y su carcoma,
y se cubren los senderos de hojas malas...
Mas el verdadero amor, el alto amor,
-lo sé y te vi-
coincide, inevitablemente, con su alta representación afortunada.
III
¿Será el amor vencer tan sólo al cuerpo
con el cuerpo? Porque el ansia de beldad
empuja hacia dentro, para alcanzar un alma
confundida con las formas mismas de la materia...
Y al succionar los labios bebes alma,
y al estrechar el pecho tocas otro jardín
cuyas ramas te alcanzan. Queremos romper
el cuerpo para encontrar el cuerpo, bañarnos
en el pozo acuático de adentro con la imagen
misma que la luz nos muestra. Posesionar
el cuerpo para tocar un alma que es el mismo cuerpo.
Pues al ver y palpar el dorado desierto
de tu cuerpo, saltaba el alma en mis labios
deseando entrar en ti, restregarse a ti, ser en ti,
chupando tus axilas y tus nalgas y tu cuello,
ebria de ti, la absurda, la infame, la degenerada...
IV
Ya que el más alto amor es imposible.
Ya que no existe el alma pura convertida en cuerpo.
Ya que el instante detenido
(¡oh, párate un momento, eres tan bello!)
no es más que un grato sueño de la literatura.
Ya que se muda el dios de un día
y el tiempo torna falaz toda imagen armónica.
Ya que el eterno muchacho es sólo mito
y fugaz representación que solemniza el arte;
cuando alguien nos provoca amor,
cuando sentimos el ansia irreprimible
de estar con fuertemente, y de abrasarnos,
cuando creemos que aquel ser es toda
la dorada plenitud, sin dudar nos engañamos.
(Una magia y un deseo nos embaucan.)
No existe el sumo amor. Es tan sólo
un impulso del alma, y unas horas o unos meses,
ciegos, felices, burlados...
V
Aunque quizá todo esto es mentira.
Y el único amor posible (entiéndase, pues el Amor con mayúscula)
sea un ansia poderosa y humilde de estar juntos,
de compartir problemas, de darse calor bajo los cubrecamas...
Reír con la misma frase del mismo libro
o ir a servirse el vino a la par, cruzando las miradas.
Deseo de relación, de compartir, de comprender tocando,
de entrar en otro ser, que tampoco es luz, ni extraordinario,
pero que es ardor, y delicadeza y dulzura...
No la búsqueda del sol, sino la calma día a día encontrada.
El montón de libros sobre la mesa, tachaduras y tintas
en horarios de clase, el programa de un concierto,
un papel con datos sobre Ophuls y la escuela de Viena...
Quizá es feliz tal Amor, lleno de excepcionales minutos
y de mucha, mucha vulgaridad cotidiana...
Amor de igual a igual, con arrebato y zanjas, pero siempre amor,
un ansia poderosa, pobre, de estar unidos, juntos,
acariciar su pelo mientras suena la música
y hablamos de las clases, de los libros,
de los pantalones vaqueros,
o simplemente de los corazones...
Aunque quizá todo esto es mentira.
Y es la elección, elegir, lo que finalmente nos desgarra.
VI
Pero no utilices la palabra desprecio
si no aceptan el amor que regalas.
Si es un amor de palabras dulces,
de comprensión, de afecto, de ternura,
sabrás bien que el obsequio que
ofreces no lo has de dar tú solo...
Y si es pasión tu amor,
si es un arrebatamiento que desborda
y desdeña la vida cotidiana,
entonces el regalo recae sobre ti propio.
Desprecio no habrá en ningún caso.
Sólo carencia. Echar algo en falta.
Pero es que todo gran amor,
el poderoso amor, el importante amor,
el que llenaría plenamente un vivir,
ése es siempre ausencia, hay un foso
siempre; lo ves y no lo alcanzas...
VII
Eres, al fin, el nombre de todos los deseos.
No importa si en ti buscamos la solicitud o la amistad.
No importa si es el río dorado de la carne,
o el alma, el inasible alma,
siempre la última frontera.
Son tuyos todos esos nombres, y en ellos te vemos
pero nunca, jamás te acercas.
No eres el codiciado calor de la leña
que temen perder quienes tienen morada y compañero.
No eres el brillo acuático, ni la piel del ídolo solar
que buscan paseantes solitarios.
Tampoco la marcha alada, el cendal bello, la plática antigua
del que desea la corpórea forma (aunque espiritual)
del ángel...
Sombrío dios sin devotos, les prestas tu mirar a todos ellos,
pero ninguno eres.
Estás siempre más allá, más lejos.
Y no te adornan aljabas ni rosas.
Ni proteges en tu seno a quienes nombran la palabra amor,
o dicen cumplirla, célibes y familiares.
Sobre tus largas uñas pones frío oro molido,
y en tus ojos oscuros dejas entrar la luna...
¿Qué nombre darte? ¿Amor Hipólito, Cupido?
Eres un dios de muertos. El dios, por excelencia.
Y pues que nada te cumple, ni rosas te sirven
ni anacreónticas imágenes.
Frío cuerpo de oro, las rojas amapolas te coronan
y las plantas del largo sueño eterno.