Santiago de Chile.
Revista Virtual.
Año 7

Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 76
Septiembre 2005

EL ARTE Y LA SOCIEDAD

Por Enrique de Santiago

Hoy en día, es materia de discusión, el tema acerca de cual es el rol que debe tomar el arte dentro de la sociedad, o como es o debe ser su accionar dentro de lo que conocemos como entorno social. En este sentido son ya muchas las opiniones, muchas de ellas divergentes, acerca de cual o cuales son las pertenencias o correspondencias que este debiera tener en el llamado mundo globalizado de nuestra contemporaneidad, en la cual nosotros creadores estamos insertos querámoslo o no. Ya que un Arte que apunte a un discurso asistémico, debe y está construido a partir de un modelo, el cual es objeto de crítica por parte de él o los artistas, es en este sentido que parece que el discurso adquiere mayor connotación que el cuerpo estético, a pesar que siempre la obra de Arte ha respondido a una causa que generalmente tiene su origen, en algún planteamiento que el artista da en función de su razonamiento a partir del entorno. Hoy en día este fenómeno tiene mayor presencia, ya que los elementos motivantes para la concreción de la obra, poseen un amplio registro que viene de la reflexión en torno a lo social, ya sea, del ámbito de las comunicaciones interpersonales, o de cómo este paisaje social afecta la mirada del artista, o como el accionar del medio, influye en el acto cognoscitivo que el artista o creador percibe sobre este. ¿Pero es este un razonamiento netamente de orden social?, o es un ejercicio de aproximación del entorno excluyendo el contenido social. Pues pienso que lo último se acerca mas a la praxis, y a la recolección que he hecho a partir de un análisis empírico de la cuestión.

En toda obra de Arte, sea cual sea su soporte, hay un juicio inherente del que crea, pues el artista es por esencia un individuo social, desde la manera como el atribuye experiencias Interpersonales en un paisaje, hasta la visión crítica que el individuo posea acerca del mundo que lo rodea, es por decirlo de alguna manera, que en la obra habrá siempre un gesto intimo y opinante del sujeto que reinterpreta a partir de su gnosis, el cual se ve reflejado en la conclusión de el sujeto estético. Pero ciertamente no es necesariamente una mirada social profunda.

Además de que la obra contemporánea no posee un rasgo social potente, el concepto no social que la sostiene, es más fuerte que la solución o el planteamiento estético final.

Ciertamente toda obra posee un concepto detrás que la sostiene, hasta ese punto no habría problemas, en decir que toda obra posee una revalorización o reinterpretación semántica que sucede a partir de la apropiación de los signos externos, para transformarlos y conjugarlos a la manera de la visión propia del que gesta una acción de Arte. ¿Pero que pasa con aquella propuesta artística que se sostiene con mas fuerza en el concepto, que debiese solo dar impulso y energía al acto creativo, y no en la consecuencia final conocida como sujeto estético?

En este sentido gran parte de los creadores de la llamada corriente surrealista, cayeron y fueron seducidos por el concepto o la forma denominada surrealista, y dejaron de lado la conclusión de la obra en base a los preceptos estéticos, es decir desvalorizan los elementos composicionales que rigen la obra, en función de lograr solamente la difusión de los valores teóricos propugnados por el surrealismo, fundamentalmente los que se nutrían a partir de los escritos y manifiestos de Breton, de hecho no había una preocupación por parte de esto artistas por los valores inherentes hasta ese entonces por la cuestión estética, existía también un profundo rechazo por las estructuras o nociones que imponía la academia, renegando de los museos, las anteriores expresiones plásticas y todo aquello que tuviese una vinculación con la belleza artística, pues el postulado de los primeros surrealistas atendía mas al concepto liberador de los espíritus a partir de los sueños, que el obtener un fin a partir del ordenamiento plástico como tal, en este sentido la propuesta surrealista de los primeros años atendía mas a lo formal y lo conceptual, que a una nueva propuesta con un fin netamente artístico. Entonces uno al revisar la producción de una parte importante de los denominados impulsores de la forma surrealista, no puede dejar pasar los visibles errores, en lo que es correspondiente a la construcción y conjugación de los elementos plásticos. Pues diremos entonces que el Surrealismo era antes que todo un movimiento intelectual eminentemente de origen fundacional literario, que a poco andar incorporo la imagen a su haber, pero no como un elemento supeditado a los preceptos estéticos, sino que al servicio de una causa y una nueva propuesta de ideas insertas en un plano social. De esta manera el componente social, tampoco se justifica por si solo aunque en su tiempo presente y su temporalidad contemporánea se ameritasen propuestas de cambios profundos en lo político y en el pensamiento colectivo. Es quizás el Surrealismo junto con el Dadá, los primeros balbuceos de una manera de ver y sentir el proceso de creación de la obra de Arte, no como un fin en si misma, sino como un elemento más que aportase de una u otra forma, a la difusión del concepto, centrando toda su intencionalidad en este, es decir en aquello que lo origina y que esta fuera de la obra, y como tal a pesar de pasar posteriormente a ser integrante de ella, adquiere su mayor potencialidad y relevancia fuera de esta. Es a partir de su surgimiento en el año 1924, con la aparición del manifiesto surrealista, que las obras adscritas a este movimiento, a pesar de usar formatos claramente inscritos dentro del consenso de la plástica, usan el concepto como su principal herramienta y elemento final, dejando a la obra plástica como simple promotora de este, sin pretender que esta sea una búsqueda artística en si misma. A tal punto llegó esta manera de ver e interpretar la obra, que hasta hoy en día muchos surrealistas no dan importancia al resultado estético, sino que la concepto y a como la forma se inscriben dentro del dogma que los nutre y direcciona.

En los últimos cincuenta años, el concepto con mayor fuerza, se ha ido arraigando en la obra, tomando en la mayoría de los casos mas relevancia que la obra misma, es abundante hoy en día la proliferación de corrientes o vanguardias donde incluso, la obra está completamente ausente, y vemos que la propuesta teórica a veces acompañada de voluminosos textos, se hace mas importante que la promoción de la acción de arte, se ve también el festejo de la crítica especializada de la novedad, el uso del ingenio, o la provocación, como elementos que diferencias según sus tonalidades y matices una propuesta de otra. Y ciertamente a muchas de ellas las llamo "propuestas", pues se inscriben dentro del imperio de lo literario y no lo plástico, y como buen pariente de este genero escrito, sucumben incluso a la domesticación dentro de lo políticamente correcto. Esto entonces que aparentemente es una sesuda provocación, no es mas que un permiso temporal por su carácter inocuo, que las clase dominantes dan a través de los medios de difusión, de lo que yo denomino un grito controlado en el desierto infértil, es como la personalidad jurídica otorgada a cuales o tales instituciones religiosas, específicamente a aquellas que pregonan sin eco en las esquinas vacías de las plazas o los barrios de la ciudad, o con la ambigüedad soporífera que emana de los pulpitos. De cierta manera hay ciertos tópicos que no son permitidos dentro del circulo de lo que hoy denominamos el quehacer artístico, evidentemente aquel discurso que confronte directamente y abiertamente discrepe, y desnude la ignominia a la cual son sometidos los pueblos latinoamericanos, cae dentro de la calificación de políticamente incorrecto, atemporal, y pobremente intelectual. Porque para la clase dominante, si se puede permitir solo ciertas categorías dentro de lo provocativo, o aquello que se enmarque dentro del llamado "Arte Inteligente", como el ejercicio que de paso a corrientes que deconstruyen el signo, o que de otra forma solo tengan una propuesta lúdica sobre un concepto no social, o que practiquen el oficio de la hermenéutica, sin mayor pretensión que la de satisfacer el ego propio, bueno en fin sería largo enumerar a todas aquellas manifestaciones que pululan e intoxican el alma pública, y de todo aquello que ha perdido su forma social, por lo que el quehacer artístico queda circunscrito a la realidad de la individualidad sin cuerpo social.

Cabe destacar que los lenguajes que se asocian a las nuevas corrientes artísticas, también responden, a condicionantes que incorporan al tiempo del observador, como uso recurrente dentro de la interrelación obra - espectador. Son estos distintos elementos los que con fuerza se presentan, reiterativamente dentro de la obra plástica. Ya sea debido al poco tiempo que posee el espectador para detenerse frente a la obra, y al condicionamiento que ejerce el sistema sobre estos, llevándolo a la actitud permanente de hacerle el quite a aquello, que le implique un esfuerzo y un riesgo, dentro del ordenamiento social, la consigna sempiterna es no te metas en problemas, no te involucres en aquello que no te corresponde mas allá de tu rol de consumidor compulsivo.

La posibilidad de un pequeño asomo de concepto primaveral, o acercamiento a la imagen que demande una actitud contemplativa, esta de plano vetada, cualquier mención curadora pasa por el peso estricto de la directriz social, hoy en día el artista y la sociedad que lo rodea se autoparalizan, la sociedad le propone una individualidad extrema, y el artista recoge estos preceptos y los expone en forma aún mas acentuada. Tomando los comentarios del crítico de arte, el alemán Hanno Rauterberg; " ...No hace mucho tiempo se atribuía a las artes plásticas la capacidad de desencadenar una liberación del ser humano hacia sí mismo. Hoy, ellas no sirven ni siquiera para desencadenar un debate intelectual. Sin duda también por ello se ha refugiado Enwezor con su documenta 11 en los terrenos de la filosofía, la politología y la sociología; al arte le falta vigor, influencia y relieve social. Puede señalarse dos causas de tal estado de cosas: por una parte, los artistas se tropiezan hoy con una abrumadora competencia. Ellos fueron siempre especialistas en lo plástico y en lo figurativo, pero esta especialización ha sido barrida por una poderosa oleada de imágenes.

...Los artistas se afanan estoicamente con sus viejos problemas ¿Qué fronteras podrán ser traspasadas aún?. Una y otra vez se evidencia y demuestra que todo puede ser transfigurado en arte. Y de este modo se cae cada vez más profundamente en el agujero negro de la total carencia de importancia". Del comentario podemos deducir, que la inmovilización del quehacer plástico al cuál alude el autor tiene semejanza al invierno en el cuál esta sumido gran parte de los artistas de hoy en día, prisioneros del gélido e impersonal concepto de la novedad, al igual que la sociedad toda, la cuál aporta por su parte lo raro, lo insólito, lo tremendamente bizarro como objeto de culto, dejando al arte sin tiempo de detención, análisis, reflexión o tiempos contemplativos, que indaguen sobre sus flaquezas, miseria y debilidades.

De la materia antes mencionada cabe hacer hincapié que de las deformidades que se presentan dentro de la acción plástica, una importante es la cada vez mayor ausencia de memoria, aquella que ha nutrido y ha servido de desarrollo de todos los fenómenos, sean estos sociales, tecnológicos, culturales y esencialmente todo aquellos que observamos. Es como tratar de crear cuerpos orgánicos sin ADN que les dé una funcionalidad, una propiedad, una identidad. El cuerpo plástico requiere para ser transcendente datos con sus reminiscencias pertinentes. Es, en síntesis desvelar los sustentos atávicos de los fenómenos pseudo instauradores. Al negar o restar dentro de cualquier formato la memoria, o el dato genético del cuerpo estético se deja a este desprovisto de la masa gravitacional necesaria que lo sostenga y lo libere al mismo tiempo. Para que mencionar la absoluta ausencia de los elementos vernaculares, indispensables para que una propuesta tenga, ciertos matices de propiedad autóctona y tome distancia, de las siempre citadas corrientes de influencia del primer mundo. Pues entonces quiéralo o no el artista hoy no es libre, se le educa, de la manera como fueron educados los economistas con las ideas de Chicago, hoy en día la cultura neoliberal, podría decir que posee también una expresión artística que no siendo absolutamente condescendiente con esta, pues se le opone, es una expresión artística que no se le opone de ninguna manera, por lo cual se la deja transitar. Es claro que no hay propuestas liberalizadoras, y tampoco poseedoras de una estética que invite a la elevación del espíritu, por lo que se transforma en una actividad sin riesgo para aquellos que lucran con las almas del orbe.

Quizás exista una relación directa entre la perdida de la primavera o el sueño social anteriormente definido, con la perdida de nuestra memoria colectiva, puede que los objetos, sonidos, en fin los estímulos, que de alguna manera se convertían en facilitadores del despertar primaveral publico, fueron presa del rapto por parte de las mismas entidades que han plagiado la historia, han tergiversado el heroísmo o manipulado la fe.

De una u otra forma, a la manera de los sesentas, el acto del pensamiento crítico para confrontarlo con nuestras realidades fenomenologicas actuales, las persistentes transmutaciones que han sufrido en la sociedad humana, tanto en la felicidad, como el concepto de primavera social, y más aun la absoluta ausencia de corrientes de cambio social, a la manera de una primavera de Praga, la revolución de los estudiantes en mayo de 1968, en Francia, y miles de tantos movimientos fecundos como la primavera misma, hoy son recuerdos de una sociedad que se aglutinaba, frente a los magnos ejercicios de ejercer la democracia, cuando esta de alguna manera ya no los interpretaba.

Hoy en día, cada cual prefiere auto-infligirse una negación a la aspiración, de cambio social, la extrema condición de individualidad humana, de ser contemporáneo, lo lleva a cometer un auto-rapto, y condenarse a la oscuridad, lejos de las fecundas ideas, las cristalinas aguas del saber, y las solidarias causas de la justicia social. El hombre está solo entre muchos, una paradoja de la cual se desconoce su génesis, solo la certeza de que a diferencia del mito griego, Proserpina demorará mucho tiempo en retornar.



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