Santiago de Chile.
Revista Virtual.
Año 7

Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 72
Mayo 2005

 

“SUEÑOS DE ARIZONA”

LA PELÍCULA GRINGA
DE KUSTURICA

Por: Víctor Hugo Ortega

El bosnio Emir Kusturica, que por estos días se encuentra en pleno proceso de pre producción de su cinta documental en homenaje al astro del fútbol, Diego Armando Maradona, es de aquellos cineastas que causan reacciones, ya sea por su imperfección o por su multiplicidad de estilos. Este autor de 50 años se ha convertido en un artista de culto dentro del mundo fílmico. Y es que su emocionante creatividad y soltura para tratar temas políticos que afectan directamente a su patria, así como el colorido de sus particulares imágenes, han hecho que se destaque siempre como un director que tiene algo que decir. Una de sus particularidades es la suma de elementos, que hacen a sus filmes ser parte de variados géneros cinematográficos.

¿Comedia negra con tintes de cine fantástico? Puede ser, pero con lo que más se la ha identificado es con un estilo ligado al realismo mágico, aquel que combina lo real y lo irreal, otorgando énfasis a imágenes llenas de colorido, en donde por ejemplo resaltan animales y personajes bizarros, pero por sobre todo, la cualidad de ser películas absurdas.

Como todo cineasta crítico de la industria, Kusturica se autoexilió y llegó a realizar un filme en Estados Unidos, un filme que pasó casi sin pena ni gloria, que fue criticado y repudiado por haber mostrado supuestamente el lado más comercial del autor, pero que fiel a su filmografía, no olvida los tópicos tratados en otras cintas emblemáticas del director, como "¿Te acuerdas de Dolly Bell?" (1981), "Papá está en Viaje de Negocios" (1984) o "Tiempo de Gitanos" (1989).

El primer y, según él, último filme de Kusturica en Estados Unidos, como todas sus películas, muestra claras influencias de la tragicomedia y del teatro del absurdo. "Sueños de Arizona" (1993) parte siendo una película rara desde el momento en que uno se entera de los actores que conforman el reparto. Que más raro que ver al talentoso Johnny Depp, siendo sobrino de nada más y nada menos que Jerry Lewis, y compartiendo amoríos con una madura Faye Dunaway. Para colmo, el irreverente Vincent Gallo acompaña cada movimiento de Depp, ganándose el amor y odio del público.

La historia se centra en Axel (un convincente Depp), quien es un joven soñador que trabaja como pescador y que es obligado por su tío Leo (Jerry Lewis) a regresar a su natal ciudad, Arizona, para que asista a su matrimonio y para que lo ayude en el negocio de venta de Cadillacs. Axel se traslada sin muchas ganas desde Nueva York a Arizona, pero una vez resignado al lugar y a su ocupación, conoce a la viuda Elaine (Faye Dunaway), con la que empieza una apasionada relación. Todos estos distintos personajes tienen un punto en común: los sueños, los cuales actúan como nexo entre seres que demuestran estar sumergidos en agudos conflictos.

Kusturica nos plantea una estructura narrativa convencional, pero con un ingrediente que nos lleva a la confusión. En mas de una oportunidad, sueños y realidad se entremezclan en una sola continuidad de imágenes, que nos hace creer que no hay separación entre ambos estados. Al mismo tiempo nos llena de extraordinarios cuadros, que valoran la labor de xxxxxxxxxx, en la dirección de fotografía. Este nos propone una belleza visual tanto en interiores como exteriores, logrando un equilibrio y contraste de colores e iluminación perfectos en cada plano de "Sueños de Arizona".

Resulta vital también destacar la importancia de Kusturica en la dirección de actores. Hay una armonía y química perfecta en cada escena de diálogo de la película, lo que denota el trabajo de Kusturica, si consideramos los diferentes perfiles de cada uno de los integrantes del reparto. Por otra parte, como en cada cinta de este autor, aparecen aquellos detalles anómalos tan característicos del estilo de Kusturica. Por ejemplo, hay un pez volador plano, el mismo con el que sueña el personaje de Johnny Depp, que se pasea por casi todo el relato.

Personajes secundarios bastante particulares como el de Vincent Gallo, van completando este universo formado por Emir Kusturica en su incursión americana. Gallo es Paul, el primo de Axel y quien sueña con ser un gran actor, por lo que a lo largo de la cinta, hace mención de forma casi ceremoniosa a un montón de emblemáticas cintas americanas, como por ejemplo "Toro Salvaje" y El Padrino II", lo cual se puede entender como un homenaje del propio Kusturica a lo más respetado del cine gringo. Aunque no habría que sorprenderse que esto sea una herramienta de ironía, considerando el estilo mordaz del director balcánico. Otro rol interesante es el llevado a cabo por Lili Taylor. La actriz interpreta a Grace, la neurótica y depresiva hijastra de Elaine, cuyo único anhelo es suicidarse, a pesar que en el transcurso de la historia su infelicidad comenzará a dar un giro.

"Sueños de Arizona" le otorgó a Kusturica el Oso de Plata al mejor director, en el Festival de Berlín de 1993, galardón que se ubicó junto a los otros grandes logros del realizador. Pero pese a todas las condecoraciones, Kusturica no logró convencer a sus incondicionales con esta conjunción de absurdo, surrealismo y exageración de la realidad, que representó su debut en las tierras del tío Sam. Aún así, la película no se diferencia demasiado de lo que son los tópicos habituales de este autor inclasificable, que realiza una mezcla de géneros en su estilo único e inimitable. Quizás lo único que se le puede reprochar es haber trabajado con actores de la industria, aunque haya que decir ¡¡vaya que actuaciones!!

Imposible es no hacer una mención a la banda sonora de "Sueños de Arizona". Al igual que en toda su carrera, Kusturica acudió a su amigo Goran Bregovic, para que se hiciera cargo del soundtrack del filme, en donde brilla por si sólo el tema que éste interpreta junto a Iggy Pop, "In the Deathcar", una fusión de sonidos poperos mezclados con música gitana.

Sin duda, vale la pena echarle un vistazo a la película que marcó un quiebre entre Kusturica y el público cinéfilo. Pero no para mirarla como un término excluido dentro de su exitosa filmografía, sino para analizarla con detención y ubicarla como una pieza más dentro de su núcleo de elementos tan característicos. Después de todo, es el filme antecesor de su gran obra maestra, la controvertida "Underground", de 1995.


 

 

 

 

Si quiere comunicarse con Víctor Hugo Ortega puede hacerlo a: angelesvhoc@hotmail.com

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