Santiago de Chile.
Revista Virtual.

Año 6
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 67
Noviembre 2004

 


EL VIENTO PERDIDO,
ADIÓS A LUÍS ALEJANDRO GALVIS

Santiago de Chile, por: Raúl Hernández

Escribo estas líneas con un lápiz Parker clásico, esos de color azul marino en la parte inferior y plateado en la parte superior. A Galvis siempre le gustaron las "plumas finas", una vez me lo dijo y siempre lo noté; en nuestras conversaciones micreras, cerca del Bellas Artes, en cualquier calle de esas que se borran de nuestra memoria. Alejandro, poeta colombiano, se presentó ante mi de manera casual en una lectura poetica. Conversámos y entablámos amistad. Me contó de sus viajes por el mundo, de la poesía exquisita y del arte de la subsitencia, la mayoria de las veces. Yo, poeta joven e inédito, serviría finalmente de editor riguroso para su opera prima llamada "El Viento Perdido" que saldría publicada bajo el sello independiente y subterraneo: Ediciones del Jinete.

Fueron dos meses de trabajo, de correciones, de conversaciones en bares, de almuerzos y de viajes a una muy lejana imprenta. El Viento Perdido vió su luz en agosto del 2004.

Muy buena persona el hombre, grato de conversaciónes, extralimitadamente educado (como todo colombiano, pensé) aúnque ya se le habían pegado ciertos modismos chilenos como el tan recurrente "huevón". Sabio de la vida y de los devenires propios de quien se hace apatrida.

Hasta unas semanas permanecía en Colombia (la ultima vez que lo vi, cuando nos despedimos, en el bar "Olimpico".) despues de haber publicado su libro aca en Chile (habíamos hecho algo parecido al encanto de las letras en libros de bajo presupuesto). Ahora el amigo de la itinerancia, que participó en variados encuentros por sudamerica, que pertenecía a la red "Latigo" de poesía, se ha suicidado.

Dura noticia que me llega por mail (herramienta muy útil en estos casos). Quien sabe por que, si estaba planeado desde hace tiempo, como indican algunas "fuentes" o si realmente fué un arranque de evasión. Luís Alejandro Galvis deja amistades en varias latitudes y aca en Santiago nos hemos reunido en el bar La Unión (bar que frecuentaba Jorge Teillier, poeta admirado por Galvis), para recordarlo como se merece. Ahora me reclino en mi asiento, juego con el lápiz Parker y pienso: cualquier meditación acerca de la muerte por decision propia en este artículo, sería inutil.

Una flor soplada por el viento perdido, un pensamiento, un café cargado, una lágrima seca, un volantin soltado al infinito, un abrazo al invisible living de la casa. Te despido como una vez lo hice preguntando: ¿que será de Galvis?, pregunto: ¿que será de Galvis?.

 

 

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