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"Loro Coirón y Allan Browne " |
Thierry Defert es un grabador francés enamorado de Valparaíso. He visto su obra, un enorme mural que ocupa un muro de lado a lado en la Galería El Farol de la Universidad de Valparaíso, entre otros trabajos algo más pequeños.
Es parte de un proyecto de un mural de 300 metros de largo por cuatro de altura. Allí lo conocí hace un par de años. La técnica: Xilografías y linografías a tamaño gigante donde el tema único es Valparaíso, nuestras calles, nuestra gente en sus actividades cotidianas protagonizando una enorme historia que dicho sea de paso, nos cala hasta el hueso. Es que Valparaíso para el Loro, es un plato de buen olor donde se mezclan las diversas nacionalidades del mundo, costumbres, actividades, sentimientos y todo lo que se le ocurra en un generoso y cálido caldo de hospitalidad: ¡Una cazuela, ni más ni menos!
Juntarse a conversar no parece posible. ¿Es que no sabes de mi nuevo amor?
El Mercado El Cardonal. Allí estará días y días dibujando aquellos personajes y barrios que luego pasarán a constituir matrices para láminas que unidas en interminable secuencia, pretenden llegar a los 300 metros. Como Ud. lo oye: 300 metros. Y esto por cierto, significa no perder el tiempo. Pastelero a tus pasteles. O cocinero a tu cocina, si pensamos en que está dibujando la gran cazuela porteña. Su determinación y su entusiasmo son manifiestos y no está dispuesto a transar, de modo que insistir es trabajo inútil como también meter una basita.
Su grabado es figurativo y muy expresivo. Tiene del cómic y de la caricatura. Denota tanto a un gran observador como a un buen dibujante. Yo diría que el loro Coirón, loro por aquello de que no hay quién pueda detener su entusiasta parloteo y coirón por el color rojizo de su abundante cabellera y pobladas cejas, está perfectamente rrebautizado por esa extraordinaria habilidad de nuestro pueblo de dar en el clavo con los sobrenombres de las personas. Y creo que tiene, al menos en el alma: una doble nacionalidad: la francesa y la chilena. Parece amar de veras a nuestro puerto y a su gente.
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Valparaíso tiene su ritmo y su emoción. Ciudades como París donde vive, son demasiado rápidas y otras donde vivió son demasiado lentas. Eso dice. Me cuesta creerlo. Veo a Valparaíso con un tranco, gracias a Dios, bastante mas pausado que el de Thierry. Ojalá siempre pudieramos conservar ese ritmo humano, que nos permita todavía, detenernos a conversar con alguien en la calle, interesarnos por los demás, ayudar a algún otro y regalarnos el lujo de ser hospitalarios con algún artista francés, y aún así, poder discutir en el mercado cuando nos vendan un tomate más maduro de lo conveniente.
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Thierry: ¿Porqué Valparaíso?
Tan pronto como llegué a Valparaíso, me sentí invitado. Amo Valparaíso. Como todos los puertos del planeta, es un nido de humanidad.
-¿Qué gracia le encuentra?
El mestizaje cultural producto del cruce de convicciones, es una de las más bellas imágenes propuestas por nuestro Dios al Paraíso. Valparaíso tiene cerros que Allan Browne describe como los cerros de una mano sobre la montaña. Es Chile un país que tiene la suerte de poseer una bandera joven de dos siglos, ergo, poder abarcar así la vista de todos los porvenires del mundo. El puerto, azotado por las velas de los navíos de todos los países del mundo, está siempre moviéndose.
¿Qué le cautivó de la gente?
Las primeras miradas de la gente que pude observar en este puerto de vida económica difícil, es que tenían todas una inquietud, es decir, una emoción.
¿Ya no hay emoción en el mirar de los franceses?
Con frecuencia en Francia, incluso en Europa, la única defensa consiste en huir de la mirada ajena para no ser aspirado por ella. Hoy es casi imposible contactar a la gente, salvo si se pertenece a la misma tribu urbana. Aquí existe una complicidad fortuita.
¿La pobreza?
No se trata de elogiar a la pobreza, sino de revalorizar la espontaneidad. Nadie ama la pobreza, sin embargo, pienso que en su origen el hombre es pobre y luego construye su futuro a partir de esa carencia inicial. Se lucha por lo que no se tiene. No obstante, a partir del momento que el hombre se enriquece, se aisla de los demás y oculta sus sentimientos. Se aleja de la comunidad a veces, con remisiones parciales, antídotos contra el tedio naciente, fruto de este mismo aislamiento.
¿Valparaíso es lo contrario?
Los cerros viven mil aventuras colectivas familiares, ilustradas por iguales diversidades formales. En otros lugares, en muchas ciudades, el trazado arquitectónico diseñado en comisiones restrictivas, es amenudo, so pretexto económico, tal vez legítimo, inhumano, con barrios que terminan por tener la apariencia de podios a la moda.
¿Cómo comenzó su periplo por el Puerto?
Hace quince años, con un paseo al mercado Echaurren y Ritoque junto al profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica, Don Ricardo Lang.
¿Y cual fue su originalidad?
Que en Valparaíso los ojos del visitante brincan como las cabras sobre las colinas de un valle, que por supuesto, como todo puerto del planeta, no tiene centro. ¡Qué felicidad! Su razón de ser original: muelles, estaciones y el plan comercial forman la corona; tal como los padres de una familia de 46 hijos, donde la diversidad compone el ramo de flores... ( Los 46 cerros de Valparaíso)
¿Cómo comenzó el proyecto mural?
Un día en Valparaíso, esperando un cargo para regresar a Europa, los croquis de la Plaza Victoria, del mirador Paseo 21 de Mayo y de la Avenida Pedro Mont, se encadenaron. (1995) Años después, en un reencuentro con el director del Museo de Técnicas de San Francisco (USA), me propuso instalar en un muro de 300 x 4 metros, la postal de Valparaíso que luego acepté realizar. ¡Sin duda que desde aquí hasta el fin de la realización, el director me habrá olvidado!
Es un proyecto ambicioso. ¿Cómo piensas llevarlo a cabo?
Bueno. Antes del 2000 adquirí un taller en el Cerro Cordillera, que queda instalado en el 2002. Se suceden las exposiciones en la PUCV, la primera muestra en El Farol, la instalación del grabado mural en la Plaza Sotomayor (14x4.50 metros), otro en la Estación de Trenes del Muelle Prat y la donación de tres grabados murales más en la Universidad de Valparaíso. En el 2002 abandoné mi actividad en el Departamento de Artes Gráficas en Les Ateliers/ École Nationale Superieure de Création Industrielle, París, para consagrarnme completamente a la realización del gran grabado mural que abarca el plan de Valparaíso. Durante el 2003 y 2004, croqueo alrededor de La Matriz, secuencia que grabo en Normandía. Expuse en Portugal y en Bobigni, cerca de París.
De regreso en Chile desde Enero. Has escrito al 5 de Marzo, algo muy interesante y con este epíteto: " Contento como un mono con lápiz, como un perro con pulgas, como un loro en El Farol..." Su trabajo, como Ud., tienen una alta dosis de ingenio. ¿Cuál es el paso siguiente?
¿No sabes de mi nuevo amor? El Mercado Cardonal.
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Con este entusiasmo, determinación y dedicación, algún día tendremos 300 metros de grabado mural en algún punto de nuestro Valparaíso, hoy Capital Cultural del país y Patrimonio de la Humanidad. Este grabador francés, apreció "la cazuela" primero. Con suerte nos pueda pasear por el mundo y el orbe se entere que por el sur terraqueo hay un pueblo gentil, que al decir del Loro Coirón : ".....entendí el color de este país: coral negro al reflejo impregnado de claro de luna y son musical de tres preciosas y complementarias fuentes de origen andino y , más lejos, porteñas(os) escalando cerros, colinas y montes. Agradezco a un pueblo que creo es aquel de la luna. Gente de Chile, pueblo lunar, atento, introvertido, inquieto, mesurado, discreto y delicado, después de su más fina luna creciente...Amplio, luminoso y generoso después de su luna llena....¡Y siempre hospitalario!