Santiago de Chile.
Revista Virtual.

Año 6
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 60
Abril 2004

 

Frente al ojo de cristal

UN PRIMER PLANO DE
XIMENA AHUMADA

O LOS COLORES QUE GRITAN DESDE LOS MUROS

Desde Sevilla, España, por: Héctor González de Cunco

" Ximena Ahumada Ávila"

¿Quién se lo iba a decir? En una encrucijada del camino, a diez mil kilómetros de su tierra natal, Ximena Ahumada Ávila (Valparaíso, Chile, 1961) ve como sus pinturas en los muros se van convirtiendo en parte del paisaje de una ciudad cosmopolita como esta y, lo más importante, que permanecen intactos durante años, integrados al vecindario donde están pintados.

Ni siquiera los graffiteros más agresivos, aquellos que van dejando huellas en cualquier muro que pillen, pintan encima. Nadie se atreve a destrozarlos o usurpar su espacio ¿Cuál es el secreto de estas grandes pinturas expuestas en la calle?

La explicación es muy simple: estos murales tienen un sentido comunitario, porque han sido concebidos y realizados junto a las mujeres del barrio. Por eso se han incorporado al cotidiano de Sevilla como una prolongación de la existencia o las inquietudes de una parte de sus mujeres. Y -aunque no hablamos de barriadas periféricas, porque los primeros murales están pintados en pleno centro de Sevilla- la existencia de algunas de esas mujeres no transcurre precisamente por caminos tapizados de rosas.

Ellas han intentado explicar en los muros, con dibujos y colores, sus ideas, sus problemas, sus inquietudes, sueños o esperanzas, con trazos que a veces provocan un estremecimiento de ternura, porque se notan inseguros, balbuceantes. Son los primeros intentos de mujeres que nunca antes habían tomado un pincel o una brocha para hacer un trabajo plástico, o creativo. Ni pensaban hacerlo jamás, hasta que Ximena se cruzó en sus vidas.

Los inicios de una agitadora cultural

Lo mejor es contar la historia desde el principio.

La pintura mural y Ximena Ahumada vivieron sus primeros escarceos amorosos en las calles de Rancagua, Chile, cuando ella apenas tenía nueve años y, en aquellos años de efervescencia política, comenzó ayudando a mezclar colores a los brigadistas que dejaban sus mensajes en los muros.

Cuatro años más tarde le tocó sumarse a la diáspora chilena, con su familia, pero siguió pintando.

Primero vivió en Argentina y como ella fue precoz en todo, a los 16 años tuvo su primer hijo. Cumplidos los 22 años llegó a Nottingham, Inglaterra donde comenzó su acercamiento a los movimientos feministas y terminó sus estudios de Bellas Artes.

Años después se trasladó a Madrid "porque el destino que me iba llevando de la mano al encuentro del hombre de mi vida", bromea Ximena. Más tarde, terminó instalada en Andalucía y comenzó a colaborar con un organismo del Ayuntamiento de Sevilla, que por el año 1997 se llamaba Delegación de la Mujer, pero con el tiempo ha evolucionado hasta convertirse en Delegación de la Igualdad.

La función de Ximena Ahumada era dirigir un taller de pintura en un centro dedicado a brindar ayudar a mujeres con "problemas de adaptación social". Un eufemismo que abarcaba una amplísimo y complejo repertorio de dificultades y conflictos, de los que requieren tacto y delicadeza. Allí conoció a mujeres que acababan de dejar la prostitución o lo estaban intentando, otras luchaban contra la adicción a la droga, más de una estaba saliendo de la cárcel, otra ya estaba condenada y se preparaba a entrar en prisión, a cumplir condena. En sus talleres, la pintura se convirtió en una herramienta para potenciar la autoestima y el desarrollo personal. Con aquellas mujeres pintó sus primeros murales sevillanos, que aun se conservan.

Pintura más reflexión

Con el tiempo y la experiencia, Ximena Ahumada fue evolucionando, atenta a las nuevas necesidades ha ido profundizando, en un intento de ir a la raíz de los problemas. Así, inició talleres en colegios públicos ubicados en los barrios más conflictivos, para trabajar con las alumnas y los alumnos, pero junto con sus madres, en un proyecto de coeducación que intentaba crear o desarrollar la "conciencia de genero"... las diferencias y las igualdades entre hombre y mujeres.

Aparte de eso, también da clases de pintura en las asociaciones de mujeres de los distintos barrios. Aunque se queja: "A veces me encuentro a señoras mayores que son esclavas de sus nietos y tienen problemas para dejarlos con alguien y venir durante apenas dos horas por semana para pintar", pero Ximena Ahumada sigue adelante e intenta que en algunos casos la actividad pictórica se convierta en oficio, y sus alumnas puedan dedicarse a pintar camisetas, o bien los trajes de flamenca que llenan la ciudad durante la semana de la Feria de Abril, cuando miles de sevillanas estrenan vestido y cada cual quieres ser la mas original y destacarse del resto.

En todos y cada uno de los lugares donde trabaja, esta agitadora cultural intenta propiciar la reflexión y e incitar a las mujeres a discutir, comparando y compartiendo experiencias mientras van descubriendo las posibilidades que la pintura les ofrece. Y con cada uno de estos grupos ha ido llenado de ideas y colores distintos rincón de la ciudad. Sus rastros son fáciles de seguir (y fotografiar... aquí están los resultados)

El parto de los murales

Los murales nacen de largas conversaciones en el grupo y son las propias alumnas quienes proponen y deciden los argumentos de los pequeños cuentos visuales que narrarán desde las paredes del barrio. Sus temas han sido, por ejemplo: los juegos no violentos, los hombres trabajando en casa y compartiendo las tareas con sus esposas, madres, hermanas o hijas; o las mujeres ejerciendo oficios tradicionalmente masculinos, como mecánicas de coches, albañiles, electricistas, chóferes de autobuses o taxis. También se puede ver a una mujer dando de mamar a su niño mientras trabaja en un ordenador y, por supuesto, otro mural recuerda los beneficios de la paz.

El Ayuntamiento puede cederles un muro y hasta prepararlo para que ellas lo pinten, pero nadie puede garantizar que la pintura vaya a ser respetada. Pero hasta en las barriadas más bravas nadie los toca porque son obra de sus madres, hermanas, tías, vecinas... y contienen símbolos con los que se sienten más o menos identificados, o personajes que ellos admiran. Por ejemplo, los murales pintados en Torreblanca, un barrio deprimido. Allí vive mucha gente que no tiene trabajo y también hay un porcentaje importante de gitanos. Abunda la pobreza y los problemas, entre otros el de las drogas. En esas paredes están representados (entre otros) dos personajes profundamente enraizados en la cultura popular. Uno es José Monje Cruz, universalmente conocido como Camarón de la Isla, un gitano de indiscutible talento musical que se ha convertido en mito, un Dios de la cultura flamenca después de una vida turbulenta y una muerte prematura, que han acrecentado aun más su aureola de tremendo artista. Lo acompaña Martirio, otro símbolo de la música popular española con raíz flamenca. Una mujer que ha roto moldes y esquemas hasta convertirse en mucho más que una cantante y es querida por todos.

Breve mirada a la ciudad de Sevilla

Sevilla siempre ha sido una mezcla de lenguas y culturas, desde hace milenios. Situada en la ribera del río Guadalquivir, en el espíritu de la calle y en la cultura cotidiana se perciben las huellas de una larga y compleja historia. La leyenda dice que fue fundada por un fenicio llamado Melkart, mas tarde llamado Hércules y los orígenes de la ciudad están unidos a la civilización de los Tartesos. Hace dos mil años esto era la cuidad de Hispalis para el Imperio Romano y aquí, a 9 kilómetros, en Itálica nacieron los emperadores Trajano (gobernó del 97 al 117 D.C.) y Adriano (117-137 D.C). Y hoy mismo, uno se puede tomar unas cervecitas apoyado en las columnas de mármol romanas, que fueron expoliadas de las ruinas de Italica y trasladadas al centro de Sevilla (por ejemplo, en las Antigua Tebernita de la Plaza del Salvador, donde don Miguel de Cervantes y Saavedra venia emborracharse mientras concebía Don Quijote de la Mancha). Durante siglos esto fue territorio de cristianos visigodos, hasta que cayó en poder de los árabes que la llevaron a una cúspide de refinamiento cultural, llamando a la ciudad Isbilla. Luego fue reconquistada por los cristianos (bastante bárbaros) en 1248 y su mayor auge le llegó en el siglo XVI, cuando Sevilla administraba la conquista de América.

Ahora, comenzando el siglo XXI, llegan miríadas de disciplinadas japonesas que vienen a estudiar flamenco, porque debemos aclarar que sólo en Tokio hay más "tablaos flamencos" que en toda España. Las japonesitas se quedan una temporada (más o menos seis meses) y regresan a Oriente a mostrar lo aprendido. También abundan los estudiantes del primer mundo (sobre todo de Estados Unidos) que aprovechan para disfrutan del sol y beberse todas las cervecitas que pueden, porque son las más baratas de Europa. Aunque lo más frecuente es tropezar por las calles con nutridos rebaños de turistas colorados por el sol, vistiendo ridículos calcetines con pantaloncitos cortos, gorro o sombrero de rigor y la reglamentaria cámara fotográfica en bandolera, pastoreados por un guía con banderola. Debo aclarara que la primera fuente de ingresos de esta ciudad es el turismo. Pero también pasan por aquí los pobre y desesperados inmigrantes ilegales llegados desde África, que cruzan el estrecho en pateras (pequeños botes con motor fuera de borda) y muchos terminan ahogados en el intento de pisar la Europa que ellos sueñan llena de posibilidades, pero la realidad es muy diferente y mucho mas triste. Algunas de esas inmigrantes (legales o de las otras) participan en los talleres de Ximena porque la inmigración es otra forma de marginalidad .

Un mural viajero que dará la vuelta a España

La ultima foto de esta serie muestra un mural de cuatro paneles: es una alegoría que simboliza la vida y obra de Pablo Neruda. Ese fue un encargo de la Embajada de Chile en España y servirá como escenografía, arropando todos los actos oficiales que se harán en todo el país conmemorando el centenario del nacimiento del Poeta. Es otro de sus trabajos personales, concebidos y elaborados en la acogedora soledad de su taller. Porque Ximena no abandona su trabajo creativo personal.

Y colorín colorado

Para completar este retrato, diremos que esta buenamozona, siempre primorosamente vestida en su estilín hippie elegante y luciendo abalorios... se ha convertido en madre de tres muchachos y finalmente, en Sevila, encontró a su gran amor: Fernando, un moreno "agitanao". Juntos han traído al mundo a Paloma, que se empina en los 4 años.

¡Hasta el próximo mes!

 

 

 

Si quieres escribir a Héctor González de Cunco, puedes hacerlo a: hectorphoto@yahoo.com
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