Texto:
Carlos Yusti
Para
Andy Warhol, su nombre verdadero era Andrew Warhola, el arte fue
un fervor capitalista, una pasión de colores vibrantes con
hamburguesa de fondo. Su obra de arte en conjunto es un tributo
a lo intrascendente, una ofrenda a lo pasajero y a la sociedad de
consumo que encumbra ciertos clichés en el altar de la iconografía
popular y masiva. Hoy se le recuerda más por su fealdad,
sus rarezas y por su promoción cosmetológica de la
sopa Campbell que por la serie de rostros de famosos que pasaron
por su visión estética sicodélica o sus películas
absurdas, cínicas (que le debían mucho al cine Dada
y al cine surrealista) y que trataban de ser ejercicios de escándalo
antes que un cine de propuestas estéticas acabadas y certeras.
Nació
en Pittsburg en el año 1928. Enfermizo. Taciturno y homosexual.
Todo un símbolo decadente de la gran cultura made in USA.
Con semejante carné de características no era extraño
que aterrizara en la pintura como una puerta ideal para escapar
del rechazo y la soledad. Desde niño se asumió como
un ser especial y aunque nunca tuvo talento para dibujar ni pintar
estaba seguro que era un artista, estaba convencido que él
sería su propia obra y para ello ya su fisonomía antes
que un obstáculo fue un inesperado acicate. Graduado en el
Carnegie Institute of Technology en 1949, se traslada a New York
y poco a poco se hace de cierta fama como artista comercial. La
mutación de su apellido de (Warhola a Warhol) fue por azar:
la revista Glamour Magazine publicó uno de sus dibujos titulado
Success is a Jobz en agosto de 1949, debido a un error su apellido
apareció como Warhol, en lugar de Warhola. Desde ese momento
decide adoptarlo como nuevo apellido.
Su
trabajo con anuncios publicitarios e ilustraciones sigue desarrollándose
y para 1955 se convierte en una figura relevante como pintor comercial
en New York.Warhol nunca tuvo algún rasgo angelical. Su aspecto
revulsivo fue una maldición bendita. Su vida en muchos aspectos
fue tristona y gris, propia de los acomplejados solitarios. Un pato
feo y epiléptico para completar la foto bastante movida.
Debido a una enfermedad perdió el pigmento de la piel y su
tez cadavérica producía cierta repulsa desoladora.
Su cabello oxigenado, especie de peluca artificial, le proporcionaban
un aspecto de fenómeno de feria inigualable. Consciente de
que su apariencia se apartaba años luz de ese ideal de la
belleza común una vez aseveró: “Sé que
mi aspecto es horrible, y nunca me preocupo en acicalarme o de intentar
ser atractivo, porque no quiero historias con nadie. Mis mejores
rasgos los desluzcos y resalto los malos”.Para subsanar su
monstruosidad extraterrena Warhol, tuvo en el arte su máscara
perfecta y contra una sociedad opulenta, obesa, que se desgastaba
desesperadamente en el aburrimiento electrodoméstico; que
había hecho del hedonismo tecnocrático un omnipresente
fantasma secular de la muerte nada mejor que un arte abocado a lo
superfluo, a la banalidad de esos objetos cotidianos que comprimen
al individuo y lo empujan a estar en un eterno comercial publicitario.
Warhol
decidió decorar todo aquel marasmo existencial con latas
de sopa. Se adueñó de los mitos del cine y la farándula
para inmortalizarlos con colores eléctricos. El Pop Art fue
una estética sin urgencias filosóficas ni políticas,
sólo buscaba decorar el status, sólo trataba de abrirse
paso en el mercado del arte, para subrayar su importancia. Sólo
buscaba convertir la obra en una mercancía insustancial sin
otro parámetro que lo decorativo con cierto aire de actualidad
sicodélica. La historia del arte ficha con el nombre de 'Pop'
a una serie de artistas y tendencias que marcaron época e
iniciaron alrededor de la década del '50 la vuelta a la figuración
retomando los postulados de movimientos artísticos como Dadá
o los surrealistas y de artistas como Marcel Duchamp, K. Schwitters
y John Heartfield. Los artistas 'Pop' vienen a saldar cuentas con
el cacareado sueño americano, aunque de seguro exagero si
tomamos en consideración lo dicho por Rauschenberg: “Mi
obra nunca fue una protesta contra lo que estaba sucediendo".
A diferencia de otros artistas de esta tendencia (Jasper Johns,
Roy Lichtenstein, Robert Rauschenberg) Warhol le agregará
a su obra su yo publicitario y estrafalario. Cuestión que
tampoco es original ya que Salvador Dalí fue un indiscutible
maestro en eso de avivar la escena artística con apariciones
fuera de tono y declaraciones siempre polémicas.
Su
vida pública sigue una estricta agenda para darle alguna
carnadura polémica a su obra (casi siempre fatua y colindante
con el mal gusto) por revestir su trabajo artístico de un
tono contracultural bastante en boga por esos días. Programa
sus apariciones con precisión ejecutiva, sus asistencias
a fiestas, su vestuario; se convierte en un Hombre-Anuncio que además
de vender sus pinturas se vende a sí mismo. Cuenta con dobles
y guardaespaldas (sobre todo después que una de sus seguidoras,
Valerie Solanas, atentara contra su vida en 1968), y convierte su
vida privada en una caja negra inexpugnable: se sabe algo sobre
su vida, que profesa la religión católica, que no
es un improvisado y tiene estudio de diseño, que es en suma
tímido, que no hace alarde por demostrar emociones y parece
metido en un papel teatral de parca indiferencia.
Su
interés central en cuanto a su visión de arte fue
crear una factoría la cual a su vez sería un taller
de creación permanente en donde se editarían revistas,
se trabajaría el cine y sería un verdadero emporio
de la contracultura que comprenderá creaciones de toda índole,
desde la composición de canciones hasta objetos fetiches
para consumir en masa.En los finales de lo años sesenta Warhol
se rodeó de una corte de acólitos estrafalarios: roqueros
segundones y sin fama, prostitutas, chulos y transexuales. Escandalizar
era su premisa. Filmó películas salpicadas de imágenes
repetitivas y sujetas a una mecanización absurda, fría.
Sus películas registran imágenes fatuas de larga rutinización.
Metió en sus cuadros imágenes triviales como botellas
de coca-cola, rostros de actores, actrices, cantantes o cualquier
otro motivo de consumo masivo.
Subrayó
en su trabajo artístico la violencia, popularizada a todo
nivel en la mentalidad norteamericana, y accidentes de tránsito,
asesinos en serie o delincuentes más buscados conformaron
los modelos ideales para su trabajo. Ninguna imagen urbana y marginal
escapó al lente de su polaroid, que pendía de su cuello
como un tercer ojo nada místico. En él se combinaron
con habilidad el artista sin talento y el genial hombre de negocios
o como el mismo escribió: “Ser bueno en los negocios
es la más fascinante de las artes”. Fue un voyeur urbano
que utilizó el arte para ganar dinero, pero que al mismo
tiempo buscaba convertirse él mismo en un icono chic y contracultural.
Cuando
la factoría empezó a mover sus engranajes su nombre
se convirtió en una marca registrada cotizada bien en el
mercado. Fue tal su éxito que apadrinó a varios pintores
noveles como Jean Michel Basquiat.
En
sus últimos años se convirtió en un rebelde
jubilado, en un Dadá fuera de época y apestado de
anacronismo. De esta época son sus serigrafías de
gran formato repletas de armas y revólveres que apuntan amenazantes
al espectador, en donde enormes cuchillos parecen reclamar la garganta
del público. Fue un gran divulgador de idioteces sobre el
arte y su libro “Mi filosofía de A a B y B a A”
es un compendio de soberanas ideas chatarras. Aunque tuvo claro
donde comenzaba el negocio y donde terminaba el arte. No fue un
pensador o como él mismo lo puntualizó: “Comprar
es mucho más americano que pensar, y yo soy el colmo de lo
americano”. Patentó eso de los cinco o quince minutos
de fama, pero las palabras de su madre lo definen mejor: “Es
un genio, el genio del siglo. Lo tiene todo: lo bueno y lo malo,
lo mediano, lo asqueroso, lo terrible, lo ofensivo…es como
estar mirando la vida”. Andy Warhol fue precursor del artista
como pieza estética, fue pionero en convertir lo insulso
en una estética. Su museo es un compendio irrisorio de chatarra
y otros utensilios muy cerca de la basura no biodegradable; sin
embargo supo vender muy bien su fealdad y su talento como gran vendedor
de cachivaches y de cuadros seudo pintados, demasiado para un hombre
que consideraba que lo más hermoso de Florencia era el restaurante
McDonald's.
IDEAS
SUPOSITORIOS ( MARCA WARHOL)
"Debería
haber un curso en la escuela elemental sobre el amor. Debería
haber cursos de belleza, amor y sexo. El más importante el
del amor."
***
"No puedo comprender por qué jamás he sido un
expresionista abstracto, porque con mi mano temblorosa me habría
convertido en un artista natural."
***
"Nunca
he conocido a nadie a quien no pudiera considerar una belleza."
***
"Representa
el mismo trabajo para una persona atractiva no practicar el sexo,
como practicarlo para una persona no atractiva."
***
"Hoy en día, si eres un truhán, aún puedes
estar bien considerado en las alturas. Puedes escribir libros, salir
en la tele, conceder entrevistas: eres una gran celebridad y nadie
te desprecia por ser un ladrón. Aún estás en
las alturas. Esto se debe a que lo que más quiere la gente
son estrellas."