Santiago de Chile.
Revista Virtual.

Año 5
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 52
Julio de 2003


Columa a cargo de
Marcela Rosen


MANIFIESTO ALDEANO
ROLANDO GABRIELLI

 

Quand le monde será réduit en un seul bois noir pour

nos quatre yeux étonnés,- en une plage pour deux enfants

fidéles,-en une maison musicale pour notre claire sym-

pathie, je vous trouverai. Arthur Rimbaud

I

Lo que ya no queda es tiempo, friend,

papel amarillo sobre la carne, cenizas,

mar o desierto, el cuerpo es polvo.

En un principio fue la caverna,

el hombre dibujò sus sombras

Despuès vino el fuego,

calor y luz sobre las tinieblas.

Vamos, pobre amigo, frota, frota,

las nubes son la ostentosa prosa

y no dejan ver la poesía.

¿No te dice nada tu corazón?

II

La tierra brota, y lo que transcurre,

se escurre.

Lo que nace del alba, tal vez perdure

en la penumbra de otra puerta,

o en la callada copa,

y lo que la mano ingenua dilapide,

será agua de un río que no conocerás.

Los ríos nos devuelven los muertos,

boca arriba, sin esperanza.

Los desaparecidos un buen día nos visitarán

y nadie pasará bajo los puentes

sin ser visto.

III

El que no busca, encuentra,

-en este paraíso perdido-

de agujas y pajales.

Praga es una esperanza,

una rama recién cortada,

repetirá viejas espinas en cruz,

para antiguos rosales,

más acostumbrados a la lluvia,

que al ocioso rocío.

Santiago es gris en primavera

y bajo el plomo,

renacen las nomeolvides.

Es un río, nace y muere

donde crece el olvido.

Fluye negro el luto,

alguien parte,

un poncho es arrastrado

en el último de los infiernos.

IV

Perdona la franqueza, friend

no sólo de bananos vive el mono

y el alma no se alimenta de papas.

Fría la mañana, frío el cuerpo.

¿Quién arma esta hamburguesa de hierro

y papas fritas, en la nueva ciudad,

donde el sol es sombrero de todos

y la poesía viste las ligeras pálidas ropas

que las ninfas usan para el sacrificio final?

V

Publicidad/ marketing/ justo a tiempo/

el neòn brilla, ilumina por su ausencia,

la Bella expresa sus encantos,

en el pequeño rincón de la noche:

verde/azul planeta/ gira la mirada,

como un espejo còncavo,

fina la gillette sobre la cara,

el odio es una araña muy ocupada en sì misma

y la mañana un graffitis,

donde la Historia roba cámara o le da la espalda

a un presente frívolo, ensimismado.

La incertidumbre busca empleo,

ciega mariposa revolotea el bastón

de la mano de un gurú.

Por ahora exhibe sus magras carnes

en una pasarela de Tel Aviv,

impudicia imperdonable,

sonroja la mirada de una madonna de Modigliani.

Su futuro estaba escrito

con tinta indeleble en el muro de Berlín,

piedra filosofal, cantera de todos los males.

El mercado, lobo de un solo aullido,

convocaba a la luz de la luna,

el brillo de esta nueva estrella.

Tú veías el mundo que dejaba el muro

como el reverso de una bóveda celestial.

VI

Pasos mendigos,

la miseria pide permiso sin asco,

para sentarse a la mesa del siglo XXI,

y permanece convidada de piedra.

Ella no ignora su liderazgo.

En esta comedia, Virgilio

no puede ver más allá de sus narices

y Beatriz se ha dejado crecer uñas y cabellos,

pide limosna en el Paseo Ahumada

para una prima que vive en Boca Town,

con un diente de oro, que es todo lo que tiene

en este reino de chatarras

y frambuesas agrias,

paraíso donde la pobreza construye su casa condenada.

VII

Becerro de humo y moho,

la poesía invoca una nueva alquimia,

pero lo que sale de tus manos

y tocas,

tiene el sordo chasquido

de una campana desvencijada.

La poesía es deuda

y no letra vencida.

No todo lo que arroja el mar es espuma,

Vallejo, la poesía nos conduce

por sus propias aguas,

y es cóndor de muchas plumas.

Words strain,

crac and sometimes break, under the burden.

VIII

Conde, Conde no ha sido olvidado,

su sangre azul es más roja

que la negra tinta de sus Cantos.

El dolor, es tal vez,

el màs grande de los placeres.

La poesía debe ser hecha por todos.

El verso es peón de su propio esfuerzo,

y el poema, alfil, peso làbil de la memoria.

IX

Oh ciudad, acuarela entre dos océanos,

el futuro está huérfano, -me dices-.

¿Cómo puedes decir-me pregunto- que eres feliz

con estos dolores, donde la náusea

duerme en una plaza pública

con permiso municipal?

Hacia el mar te empujó la historia,

(árbol que nace torcido,

semilla que se la lleva el viento).

Un siglo en one way, amiga,

es hora de convertir la vía en puente,

y salir del callejón sin salida.

X

A la poesía ya no la sostienen ni las palabras.

Buscas un andamio y sólo polvo, Quevedo,

mas polvo enamorado.

Homenajes en medio de un romance frío,

Nueva York, Panamá o Santiago,

manicomio para una Babel,

- sin palabras me dices-

cuando alguien recoge sus pasos,

como si fuera mi destino.

No es azar,

sino desencuentro.

Lo que queda del futuro,

alguien ya se lo ha jugado.

XI

Mi corazón está en Florencia

y no comprende el exilio del magnìfico rencoroso.

El taimado de Abisinia,

prefirió la gangrena a la poesía,

el pavoroso temblor de su página iluminada,

el siervo negro y no la palabra esclava.

¡Hey, aun toco tu hombro!,

pareciera decirnos su asombrosa

palabra adolescente.

XII

La poesía postmoderna brota de un taxímetro,

marca kilómetros ya recorridos,

viaja en góndola, y no es Venecia,

-Pound su moneda corriente-.

Sube por los viejos ascensores de Valparaíso,

y no es pasajera, sino prisionera de su dolor.

Rema la rima, la forzada agua de algún río,

pero el verso libre navega el pardo Sena,

-Baudelaire, Rimbaud y Verlaine-.

Nada, ni nadie mejor que su hondo frescor,

para arrancarle el hueso y las plumas

-si fuera necesario-a la página en blanco,

el ronco silbido de la espuma

o las pesadas alas negras

de algún cuervo que anida la tinta de sus palabras.

La poesía no es hoja de una sola parra,

pero nos complace que la nuestra,

siga dando frutos.

La poesía es cerradura violada,

como dice el poeta De estos y otros sueños.

XIII

Busca tú la pista en la autopista,

acelera en las curvas, vuélate los altos,

dobla a la izquierda, frena en amarillo,

deja en la desprevenida guantera

el lubricante de la felicidad.

Sé mi suicida por esta noche,

donde el cuchillo afloja sus metales

y la pasión es el laxo pétalo que no cae.

Tú ya no te incluyes en este juego,

negro/amarillo/el techo rodando

sobre el asfalto/dormido/bufando

frente a otros automòviles.

XIV

La luz roja fija la ciudad.

Una estampa con el Puente

nos basta para reconocerla.

La vieja Torre asediada,

no vislumbra mejor destino

que su pasado:

la piedra le ha sido más fiel

que la moderna ciudad.

El agua fluye del dulce río al salado mar,

sin ignorar que los sueños nacieron

antes que la ingeniería.

Alguien pide una pizza a esta hora

y no es precisamente Roma.

Viaja en moto y aun va a tu domicilio,

a riesgo de un pellejo que le pertenece

-al vértigo de la calle-.

El inocente desafía el reloj,

es una encomienda más del mercado

y no le espera ni una propina.

XV

El ciberespacio hace click en la cabeza,

de un chateador,

se multiplican las ciudades en la red,

la soledad gana nuevos amigos,

la vida y las palabras disparan la noche,

infinita es la belleza que imaginas y no ves.

En algún punto,

Penélope teje y desteje,

un poema que Borges,

le envía a ciegas,

como cantos de sirena,

a un editor llamado Ulises.

XVI

¡Ah!, mundo global, frenesí

al que tu accesas, -perdona la palabra-,

asida a un tobogàn, con tu trajecito provinciano,

dispuesta al flash, como la noche,

luz que ha de relampaguear,

alba de algún gallo,

que nos traicionará con su canto.

¿A dónde van los destellos con su río de luz,

si no es a morir al negro mar?

Quizás nosotros, Trakl,

enterraremos el sol en el bosque

ya deshojado.

XVII

Nos vasta el vértigo de la soledad,

un vidrio empabonado que nos finge una mirada,

una estación cualquiera, lejana,

sin pasajeros,

donde los rostros se repasan

y los devuelve el viento solitario,

que mide la pequeña Historia.

La vida es shopping, un museo,

un subterràneo en la estaciòn fugaz

propaganda, propaganda,

una mueca que no deja ver las encìas,

sino el inconfundible destello de la incertidumbre,

trànsito, hombre, sòlo trànsito

y con ello no quiero ocuparme nada màs

que de tus plazos fijos,

sino de la insondable bòveda

de los fracasos.

(El crédito lo resiste casi todo,

pero el mundo, el hombre,

viejo Marx, Sartre o Nietzche,

como quiera que te llames,

es una vaina y no cambian).

Círculo perfecto del dìa:

y así concluye /sol o cruz/.

 

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Marcela Rosen
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