Santiago de Chile.
Revista Virtual. 

Año 5
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 51
Junio de 2003


GRUPO MONTPARNASSE
Inés Puyó, Parque Forestal
LOS REBELDES QUE TRAJERON LA VANGUARDIA


Por: Rúbila Araya
"Henriette Petit, Dos Desnudos"

En la década del veinte, jóvenes artistas chilenos son seducidos por las nuevas tendencias estéticas europeas, vuelven a Chile con el fin de instaurar lo asimilado, pero en el proceso lo que más encuentran es rechazo.

A principios del siglo XX, la plástica chilena se rige por una concepción académica del arte, el apego de una obra a la realidad es el indicador irrefutable de la genialidad de su autor y las técnicas pictóricas son las que han sido establecidas por los grandes maestros. Las temáticas se repiten una y otra vez, escenas costumbristas, paisajes, retratos, episodios religiosos, son el reflejo de la rigidez de una sociedad altamente conservadora que ni siquiera se permite liberarse a través de la creación.

Lejos, en Europa, y especialmente en Francia y su fascinante París, están a muchos pasos de ventaja respecto al talentoso, pero muy contenido, ambiente plástico chileno. Allí, se conjugan todas las nuevas corrientes y conviven los más adelantados del mundo artístico e intelectual, escenario que cautiva a los pintores que tienen la posibilidad de internarse en él y descubrir las variadas aristas que el arte les presenta.

"Pablo Vidor, Retrato"

Desde un barrio de París

Entrando en los años veinte, el creciente desarrollo de los medios de comunicación y de transporte, y la consecuente facilidad para acceder a los reales centros de la vanguardia, crean un nuevo artista, uno que se separa un poco de lo local y tiende a un pensamiento más cosmopolita.

Es éste el perfil de los integrantes del autodenominado Grupo Montparnasse, una generación de jóvenes pintores y escultores que viajan a estudiar a París y vuelven impregnados de nuevos conocimientos que pretenden expresar en nuestro país.

De ahora en adelante, el arte se abre a nuevos temas, formas, técnicas y colores. El cubismo, el expresionismo, la abstracción, lo modernista, entra en Chile ante la marcada oposición de la crítica especializada y de los grupos de elite, y aún así logra revolucionar y darle un rumbo de libertad y subjetivismo al mundo de la plástica nacional.

Ana Cortés
"Andamios de Ensueño"
Jorge Letelier
"Interior"
Manuel Ortiz de Zárate
"Notre Dame de París"


"Jorge Caballero, En el bosque"

Influenciados principalmente por el trabajo de Paul Cèzanne, algunos artistas se reúnen casualmente en Francia, luego de haber estudiado en diferentes academias europeas, y en vista de su afinidad creativa en torno a la renovación del arte, regresan a Santiago y crean el Grupo Montparnasse, en honor al barrio parisino en cuyos cafés, salones y escuelas se gestó el desafío rupturista a lo ya establecido.

En Chile, lanzan sus manifiestos de rebeldía y renovación contra el academismo existente, y tienen su primera vía de expresión concreta en la muestra de 1923, en la Casa Rivas y Calvo, un local de remates ubicado en calle Compañía, donde exponen Julio Ortiz de Zárate, Henriette Petit, José Perotti y Luis Vargas Rosas, líder y fundador.

Con esto, nace un movimiento de profundo sentido revolucionario, de ideas modernas y progresistas, que provoca un vuelco en la forma de hacer arte en Chile. Se comprometen con este postulado importantes figuras como Camilo Mori, Manuel Ortiz de Zárate, Waldo Vila, Jorge Caballero, Isaías Cabezón, Hernán Gazmuri, Augusto Eguiluz, Marta Villanueva e Inés Puyó.

"Luis Vargas Rozas, Techos de Puerto Montt"

Estos artistas, junto a muchos más que simpatizan o participan comprometidamente en este verdadero giro estético, en su mayoría habían sido, antes de viajar a Europa, discípulos del maestro Juan Francisco González, y al cerrar la Escuela de Bellas Artes, muchos de ellos, son considerados integrantes de lo que se llamó, posteriormente, Generación del 28.

Ataques a la libertad

Los artistas Montparnasse, fueron repudiados públicamente y se les acusó de rupturistas y rebeldes. Pero hubo un partidario que se destacó del resto, convirtiéndose en promotor y gran impulsor de la nueva corriente, éste fue el escritor Jean Emar, cuya disposición abierta a las diferentes propuestas artísticas y su relación cercana con la vanguardia europea, lo hicieron valorar el trabajo de los jóvenes pintores, con un desprejuicio inusual entre los intelectuales de la época.

"Waldo Vila, Noche Mineral"

Álvaro Yáñez, verdadero nombre de Emar, había trabajado en 1919 como secretario en la Embajada de Chile en Francia, oportunidad en que su interés por las artes lo llevó a participas en varios talleres y a entablar amistad con Picasso, Derain y Gris, convirtiéndose en un nexo importante entre el círculo vanguardista y los artistas chilenos que buscaban conocer y aprender para posteriormente implantar los nuevos conceptos estéticos en el país.

Estos últimos, se resumen en los postulados con los que Jean Emar definió al grupo: Antiacademismo, antinaturalismo, antirrealismo. Ausencia de un estricto estilo plástico. Arte vigoroso. Libertad y espíritu lírico para crear. Leyes propias de espacio y tiempo en el arte. No repetir ni copiar a los maestros.

El apoyo constante de Emar a esta corriente creativa y su trabajo de difusión de lo que sucedía en Europa en relación a lo que se estaba desarrollando en el país, a través de sus artículos en el diario "La Nación", actuaron como aliciente fundamental para el nuevo movimiento de la plástica chilena. Pero sus comentarios de arte fueron considerados demasiado modernos por críticos extremadamente apegados a las normas académicas y fervientes opositores a cualquier propuesta que pusiera en peligro la tradición pictórica del país.

Marta Villanueva
" Gente de Circo"
Isaías Cabezón
"Sin Título"

 

"José Perotti, Caballos"

El ataque no vino sólo de parte de la crítica especializada, sino, también, desde lo más profundo del mundo artístico, siendo los académicos, quienes se habían encargado de transmitirles la herencia estética, los más disgustados con este afán independentista de los Montparnasse, que a su parecer no respetaba las enseñanzas de la Escuela de Bellas Artes.

Es por esta razón que la polémica llega a su punto límite con el cierre de la institución, el año 1928 por orden del gobierno de Ibáñez del Campo, para becar a profesores y alumnos con estudios en Europa, con el fin de que se alejaran del "contaminado" ambiente artístico nacional, sin considerar que volverían totalmente comprometidos con las tendencias contemporáneas.

La hostil respuesta que enfrentaron en el medio los integrantes de esta agrupación, no logró impedir que los ideales de libertad creativa se introdujeran con fuerza en la forma de hacer arte. Ni la marginación, ni la mala crítica, pudieron con ellos. Hoy la historia de la plástica chilena no puede obviar que hay un antes y después del Grupo Montparnasse.


"Augusto Eguiluz, Naturaleza Muerta"
"Julio Ortiz de Zárate, Naturaleza Muerta"

"Hernán Gazmuri, Desnudo"




Si quiere comunicarse con Rúbila Araya puede hacerlo a: rubila@vtr.net

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