Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 4
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 46
Diciembre de 2002

Literatura y comunicaciones

LITERATURA Y PLAGIO EN LA RED.
¿QUIÉNES ROBAN Y POR QUÉ?

Desde Chile: Mauricio Otero

Internet se convirtió en el lugar 'ideal' (sic) para este delito. La fragilidad del medio es caldo de cultivo hace mucho para que los inescrupulosos amigos de lo ajeno se lleven botines fáciles. Hablo por malas experiencias propias que he sufrido. Claro, aunque tenga costumbre de registrar mis trabajos, la situación llegó a un colmo cuando una empresa y un 'banco' españoles y otro de Miami saquearon un ex sitio web personal y andaban comercializando una obra de mi autoría, se trataba de una empresa tal vez fantasma, que hizo dinero con mi trabajo, a expensas de mi creatividad. Trabajan con un banco, pero estaba todo tan bien planeado que no había forma de verificar si existían realmente. Tuve que denunciarles y la situación se detuvo, por lo menos con aquella obra. Pero es cosa común y sabida que los piratas abundan aquí. Por algo esto se denomina 'navegación'. La fragilidad del medio global, hace que la gente, en una manía o simple astucia, finja nombres y personalidades que no son verdaderas. Es una característica de la red. No llamamos como libertarios a regirla, sino simplemente a tener cuidado. Ha ocurrido con muchos poetas y escritores. No soy el único evidentemente. Las formas del plagio son diversas, pasa por copiar derechamente un texto íntegro, o el título o cambiar un par de palabras, para que no parezca idéntico, por ejemplo, en vez de 'fractactis poemus', 'fracta sintaxis', que es una manera elegante, fina, de saquear ideas, pero el delito es el mismo. Disfraces más o menos. Todavía circulan en la Internet poemas de mi autoría, incluso en portales 'respetables', a modo de paráfrasis o glosas. Yo, que tengo el registro original sé cuáles son. Conozco toda mi obra, extensa y prolífica. Llevo largas temporadas trabajando aquí, con ética, con normas morales. Con decencia y respeto.

Lo que me inquieta ahora es la pregunta de por qué un sujeto roba, algo tan personal como una creación literaria. Ha habido casos, no sólo, claramente de la era Internet, sino el más popular fue el de Cervantes, cuando le plagiaron su don quijote. *

Cleptomanía. Roban, primero porque carecen, de talento. Segundo, porque es una vía fácil de ganar fama, imitando a los maestros verdaderamente pensantes. Es cómodo. Y siempre el robo es por dinero. En este caso, también. Es decir, por búsqueda de poder.

Toda esa inmoralidad, es fechoría, saqueo, ruindad, falta de ideas, vampirismo idealista, lumpenazgo. En fin. Mediocridad, falsedad, copia no igual al original, al maestro. Paráfrasis, glosas. Idiotismo. La verdad es que sólo escribir sobre un tema como este es caer en el juego, de modo tal que los dejo con don Miguel, el original, por cierto. Y me despido por ahora.

"PRÓLOGO AL LECTOR

Válgame Dios, y con cuanta gana debes estar esperando ahora, lector ilustre, o quier plebeyo, este prólogo, creyendo hallar en él venganzas, riñas y vituperios del autor del segundo Don Quijote, digo, de aquél que dicen que se engendró en Tordecillas y nació en Tarragona! Pues en verdad que no te he dar ese contento; que puesto que los agravios despiertan la cólera en los más humildes pechos, en el mío ha de padecer excepción esta regla. Quisieras tú que lo diera del asno, del mentecato y del atrevido; pero no me pasa por el pensamiento: castíguele su pecado, con su pan se lo coma y allá se lo haya.

'Lo que no he podido dejar de sentir es que me note de viejo y de manco, como si hubiera sido en mi mano haber detenido el tiempo, que no pasase por mí, o si mi manquedad nacido en alguna taberna, sino en la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros. Si mis heridas no resplandecen en los ojos de quien las mira, son estimadas, a lo menos, en la estimación de los que saben dónde se cobraron; que el soldado más bien parece muerto en la batalla que libre en la fuga; y es esto en mí de manera, que si ahora se propusieran y facilitaran un imposible, quisiera antes haberme hallado en aquella facción prodigiosa que sano ahora de mis heridas sin haberme hallado en ella. Las que el soldado muestra en el rostro y en los pechos estrellas son que guían a los demás al cielo de la honra, y al de desear la justa alabanza; y hase de advertir que no se escribe con las canas, sino con el entendimiento, el cual suele mejorarse con los años. He sentido también que me llame invidioso, y que, como ignorante, me describa qué cosa sea la invidia; que en realidad de verdad, de dos que hay, yo no conozco sino la santa, la noble y bien intencionada; y siendo esto así, como lo es, no tengo yo de perseguir a ningún sacerdote, y más si tiene por añadidura ser familiar del Santo Oficio; y si él lo dijo por quien parece que lo dijo, engañóse de todo en todo; que de tal adoro el ingenio, admiro las obras, y la ocupación continua y virtuosa. Pero, en efecto, le agradezco a este señor autor el decir que mis novelas son más satíricas que ejemplares, pero que son buenas; y no lo pudieran ser si no tuvieran de todo.

'Paréceme que me dices que ando muy limitado, y que me contengo mucho en los términos de mi modestia, sabiendo que no se ha añadir aflicción al afligido, y que la que debe de tener este señor sin duda es grande, pues no osa parecer a campo abierto y al cielo claro, encubriendo su nombre, fingiendo su patria, como si hubiera hecho alguna traición de lesa majestad. Si por ventura llegares a conocerle, dile de mi parte que no me tengo por agraviado; que bien sé lo que son tentaciones del demonio, y que una de las mayores es ponerle a un hombre en el entendimiento que puede componer y imprimir un libro con que gane tanta fama como dineros, y tantos dineros cuanta fama; y para confirmación desto, quiero que en tu buen donaire y gracia le cuentes este cuento:

'Había en Sevilla un loco que dio en el más gracioso disparate y tema que dio loco en el mundo. Y fue que hizo un cañuto de caña puntiagudo en el fin, y en cogiendo algún perro en la calle, o en cualquiera otra parte, con un pie le cogía el suyo, y el otro le alzaba con la mano, y como mejor podía le acomodaba el cañuto en la parte que, soplándole, le ponía redondo como una pelota, y en teniéndole desta suerte, le daba dos palmaditas en la barriga y le soltaba, diciendo a los circunstantes, que siempre eran muchachos: '¿Pensarán vuesas mercedes ahora que es poco trabajo hinchar un perro?'-.¿Pensará vuesa merced ahora que es poco trabajo hacer un libro?

'Y si este cuento no lo cuadrare, dirásle, lector amigo, éste, que también es de loco y de perro:

'Había en Córdoba otro loco, que tenía por costumbre de traer encima de la cabeza un pedazo de loza de mármol, o un canto no  muy liviano, y en topando algún perro descuidado, se le ponía junto, y a plomo dejaba caer sobre él el peso, amohinábase el perro y, dando ladridos y aullidos, no paraba en tres calles. Sucedió, pues, que entre los perros que descargó la carga fue uno un perro de un bonetero, a quien quería mucho su dueño. Bajó el canto, diole en la cabeza, alzó el grito el molido perro, violo y sintiólo su amo, asió de una vara de medir, y salió al loco, y no le dejó hueso sano; y cada palo que le daba decía:

'---Perro ladrón, ¿a mi podenco? ¿No viste, cruel, que era podenco mi perro?

Y repitiéndole el nombre de podenco muchas veces, envió al loco hecho una alheña. Escarmentó el loco, y retiróse, y en más de un mes no salió a la plaza; al cabo del cual tiempo volvió con su invención y con más carga. Llegábase donde estaba el perro, y mirándole muy bien de hito en hito, y sin querer ni atreverse a descargar la piedra, decía: 'Este es podenco: ¡guarda!'. En efecto, todos cuantos perros topaba, aunque fuesen alanos, o gozques, decía que eran podencos; y así, no soltó más el canto. Quizá de esta suerte le podrá acontecer a este historiador, que no se atreverá a soltar más la presa de su ingenio en libros que en siendo malos, son más duros que las peñas.

'Dile también  que de la amenaza que me hace que me ha de quitar la ganancia con su libro, no se me da un ardite; que acomodándome al entremés famoso de La Perendenga, le respondo que me viva el Veinticuatro mi señor, y Cristo con todos. Viva el gran Conde de Lemos, cuya cristiandad  y liberalidad bien conocida contra todos los golpes de mi corta fortuna me tiene en pie, y vívame la suma caridad del ilustrísimo de Toledo don Bernardo de Sandoval y Rojas, y siquiera no haya emprentas en el mundo, y siquiera se impriman contra mí más libros que tienen letras las coplas de Mingo Revulgo. Estos dos príncipes, sin que los solicite adulación mía ni otro género de aplauso, por sola su bondad, han tomado a su cargo el hacerme merced y favorecerme; en lo que me tengo por más dichoso y más rico que si la fortuna por camino ordinario me hubiera puesto en su cumbre. La honra puédela tener el pobre, pero no el vicioso: la pobreza puede anublar a la nobleza, pero no escurecerla del todo; pero como la virtud dé alguna luz de sí, aunque sea por los inconvenientes y resquicios de la estrecheza, viene a ser estimada de los altos y nobles espíritus y, por consiguiente, favorecida. Y no le digas más, ni yo quiero decirte más a ti, sino advertirte que consideres que esta segunda parte de Don Quijote que te ofrezco es cortada del mismo artífice y del mesmo paño que la primera, y que en ella te doy don Quijote dilatado, y, finalmente, muerto y sepultado, porque ninguno se atreva a levantarle nuevos testimonios, pues bastan los pasados, y basta también que un hombre honrado haya dado noticia destas discretas locuras, sin querer de nuevo entrarse en ellas; que la abundancia de las cosas, aunque sean buenas, hace que no se estimen, y la carestía, aun de las malas, se estima algo. Olvidábaseme de decirte que esperes el Persiles, que ya estoy acabando, y la segunda parte de Galatea.'"

*Segunda Parte de Don Quijote de La Mancha. Miguel de Cervantes Saavedra.-

Si quiere comunicarse con Mauricio Otero puede hacerlo al mail m.otero@ctcinternet.cl
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