Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 4
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 43
Septiembre de 2002

Literatura y comunicaciones

LA INSOPORTABLE
REALIDAD DEL SER

Desde Chile: Mauricio Otero

I

Consciencia e ilusión. Una tarea ineludible.

'Conscientes' de que despertamos con la única certeza: de la partida definitiva, los seres humanos tendemos por instinto a la ilusión. Nadie sanamente quiere aceptar la fatalidad, y hemos conocido gente capaz de los peores crímenes con el sólo afán de olvidarse, de rechazar el infortunio final. Todo el espectro del arte, la poesía, la literatura, y las ciencias sociales y naturales, incluyendo la representación, son exactamente eso: 'Representación'. (No se crea que estamos ubicados en posición de relativizar la filosofía ni las ideas. Es otro el punto.) El ser humano busca no sólo conocer, sino antes tener esperanza, va tras la felicidad, lo que le estorba es repelido, digamos por instinto de sobrevivencia. Hemos conocido casos de hombres dispuestos a matar si no se les es permitido tener sueños. Un hombre incapaz de soñar no es, por antonomasia, hombre. El ser reside no en ser, sino en no ser, en negar su no-ser, en ir tras el ser ontológico, la trascendencia de su sin sentido vital. Occidente busca el Oriente eterno. Busca Oriente. Tal vez toda nuestra Historia se reduzca a este simple hecho, la luz, la eternidad. Los instrumentos para no ser esclavos son amplios, y no es del caso enumerarlos. Debemos llanamente reconocer que como especie no sabemos nuestro origen ni nuestro destino e intentamos diariamente dar un sentido, prefigurado en los campos señalados arriba, para mantenernos aquí. No tendría razón de ser ni una sola ficción, partiendo de las de las cavernas, pintura, poesía, mitos, llegando a la novela, el cine, la televisión, Internet, la cosmética ni la estética, si supiéramos cuál es esta razón de ser. El amor se ha dicho es el sueño incansable, el refundir una y otra vez el probable big bang, esa separación violenta del caos original, dividiendo a las tinieblas de la luz. Podríamos conjeturar una sociedad sin amor, e imaginar qué motivaciones tendría... Cómo despegarnos de los instintos?, si continuamos siendo humanos y mortales. Toda la economía y la política que de ella resulta se depositan en ellos, de manera más refinada o grosera. Todo no es más que su satisfacción. Pensar en Beckett, en Sartre, en Sade y en Nietzsche, o en Heidegger, Wittgenstein y Hölderlin, y todo místico, no es sino confrontar la realidad y el sueño. Buscar el sentido. Sentirlo.

II

El mundo de los sueños mediáticos y la enfermedad de no ser

Hoy, la sofisticación es mayor, mas no nos cansamos jamás de esta ilusión, como diría Freud, estamos atrapados en la civilización, en la cultura. Para ser moderno, hay que estar en los rangos de una cultura, y en la actualidad, la tendencia es la globalización de los sueños (casi imposible pero que de alguna manera la torre de Babel -Internet- 'realiza', aunque prime lo local. Decíamos allá por 1981 en nuestra tesis 'La creatividad al servicio de las ventas', que se pretendía uniformar, estandarizar el mundo, a la luz de los mensajes publicitarios. La yankinización era evidente. Hoy lo extranjerizante sigue siendo un 'pecado' de los medios de comunicación, especialmente los escuchados en F.M. La máxima -¡en inglés!- 'To be global, to be local', sigue siendo una frase más para gran cantidad de comunicadores. Han impuesto una pequeña dictadura anglo, que no se condice con nuestra realidad ni identidad nacional. (Snobismo o temor a las raíces?) Para no extendernos, diremos que no podemos conocer otra familia, si no conocemos la propia. Siempre se hacen esas comparaciones con el extranjero. ¿No será momento de mirar la casa nuestra? Para muchos, la realidad es tan fuerte, que prefieren el engaño que representa un mundo artificial. La transculturización que imponen es insana, ya que es vacío. Pues quien se niega, se detesta. En lo de la ilusiones juega un rol muy fuerte la industria del cine y publicitaria. Es fácil advertir como los modelos de comportamiento y de referencia no son los nuestros. Y es una realidad de la bobería. Tal vez el carácter que tenemos como país, se deba a esta inconformidad con lo que poseemos, con lo que somos, a un complejo de inferioridad. Es envidia. La clonación de snobs ha sido tan fuerte, que la registra nuestra literatura, con Mister Jara (Gonzalo Drago). Soñar desmedidamente es engañarse, y todo sueño es engaño. Pero es tan insoportable la realidad del ser...?
 
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