Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 4
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 38
Abril de 2002

LA FILARMÓNICA PUEDE MÁS

Por: Jaime Torres

El lunes 11 de marzo pasado asistimos al Teatro Municipal de Santiago para el  primer programa de abono de la temporada oficial de la Orquesta Filarmónica de Santiago, que esta vez fue dirigida por el destacado director Juan Pablo Izquierdo.

            Precedido de una rimbombante campaña publicitaria acerca de las supuestas bondades programáticas de la presente temporada de conciertos (que el tiempo dé la razón por haberse programado con un criterio más bien economicista que artístico), este "salomónico programa" contempló obras archiconocidas y queridas por el gran público (y por cierto, grandes aportes a la historia de la música) con otra menos difundida en nuestro medio y que es clave en el desarrollo de la música contemporánea.

            Digno de destacarse en esta inauguración de temporada es la renovada versión del programa de mano, que aparte de su hermoso diseño, ha contemplado el buen aporte del musicólogo Miguel Patrón Marchand quien ha devuelto el gran nivel de las notas a los programas que preparaba nuestra recordada Mariana Silva.  

            En primer término, escuchamos una punzante versión de la Obertura Egmont de L.V. Beethoven, obra que el maestro Izquierdo ha ofrecido en reiteradas ocasiones frente a otras agrupaciones nacionales en un corto lapso, pero que siempre nos la ha recreado con renovados matices. Beethoven compuso la música incidental del "Egmont" de Goethe para unas representaciones en Viena en 1810. La obra escuchada corresponde a la obertura de los nueve números adicionales que contempla este trabajo. La versión del maestro Izquierdo tuvo inusitada energía, plasmada en una rica construcción rítmica y dinámica, cuya traducción y entendimiento de los filarmónicos santiaguinos fue inapelable.   

            Como obra central se interpretó la Noche Transfigurada Op. 4 de Arnold Schoenberg, obra esencial en el desarrollo de la música contemporánea. Inspirada  en el poema "Zwei Menschen" ("Dos personas") del ciclo "Weib und Welt" ("Mujer y mundo")                     de Richard Dehmel, el lenguaje aquí utilizado aún es tonal aunque fuertemente derivado a la denominada tonalidad extendida, enriqueciéndose el tejido armónico. El trabajo de Izquierdo con la Filarmónica nos pareció importante considerando los fuertes requerimientos que demanda esta obra clave del siglo XX. La visión adoptada por el director es de un esquema general más bien rígido no obstante muchas angularidades flexiblemente bien resueltas, especialmente en las transiciones temáticas y en los momentos de mayor contemplación. La respuesta del pleno de las cuerdas filarmónicas nos pareció en general débil al oírselas un tanto opacas y secas, en parte por no haberse resuelto mejor la aclimatación a la irregular acústica del Municipal. Sin embargo, sí fueron capaces de traducir la particular versión del maestro Izquierdo, cuyos mayores logros se concentraron en la desgarradora segunda estrofa del poema y en la quietud de la tercera.

            En la segunda parte del programa escuchamos una impresionante lectura de la Tercera Sinfonía "Heroica" de L.V. Beethoven, obra que le hemos apreciado en reiteradas ocasiones al maestro Izquierdo. El gran mérito de este artista es su permanente originalidad en ofrecer renovadas visiones de las obras, revitalizándolas certeramente aun cuando a veces podamos criticarle, en principio, una excesiva repetición de algunos programas. En todo caso, esta aprensión queda poco validada cuando se experimenta la vivacidad que brota de la mayor parte de sus interpretaciones. Esta versión tuvo sus grandes aciertos en la magnífica resolución rítmica y dinámica de solistas y conjunto, una rica galería de matices y contrastes en función del todo y una acrisolada transparencia de fraseo. Sin embargo, a pesar que las intenciones se vieron reflejadas en el conjunto orquestal, notamos que definitivamente se careció de un desempeño homogéneo, sobretodo en buena parte de las maderas, que en ciertos casos se descuadraron. A pesar de ello, no fue obstáculo como para opacar el rendimiento excepcional de los bronces (particularmente la musical intervención del primer corno de la orquesta, Edward Brown), buena parte de las cuerdas lideradas por el concertino principal, Sergio Prieto, y la extraordinaria labor del timbal solista, Miguel Zárate, quien obtuvo un timbre brillante, musical y envolvente en cada intervención.

            En suma, se trató de un programa para todos los gustos en manos de un gran director como es Juan Pablo Izquierdo, pero con la sensación que los músicos de la Orquesta Filarmónica de Santiago son capaces de dar mucho más.  

 

Si quiere comunicarse con Jaime Torres puede hacerlo a: torresj@entelchile.net
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